Las Cazadoras de Madam—Capítulo 05

Las Cazadoras de Madam—Capítulo 05

Fumando a la luna

26/08/2024

Víctima

Apenas media hora había pasado con la llegada de la actriz, pero la diversión del lado de las omegas parecía ir solamente en aumento. Se podían escuchar sus risas animadas, la forma en que cantaban las canciones con toda la pasión así no estuviera tan entonadas, sus actuaciones en las canciones dramáticas de desamor, o la forma en que bailaban sin importarles quien las estuviera viendo.

Y sin duda no lo hacían con la intención de provocar a cierto grupo de alphas que estaban en silencio con enormes sonrisas en sus rostros. ¿Por qué no preguntaban si podían unirse? Por supuesto jamás harían algo para incomodarlas en absoluto, pero desde que Aída escuchó la advertencia de Victoria decidió jugar un poco.

—Las reto. — dijo confiada con una sonrisa y mirada afilada, con la atención de todas prosiguió. —La primera que se pare hablar con alguna de las omegas de la otra mesa deberá de ser la esclava del resto por toda una semana.

—Estás loca. — dijo entre risas Victoria mientras bebía su copa.

—¿Por qué mejor no apostar dinero? ¿Acaso gustas que te preste, Aída? — gruño Lena.

—Por supuesto que si apostamos dinero ninguna tendría problema en pagar. — afirmó la mayor de las hermanas Ariza. —Pero en cuanto a dignidad y orgullo no hay alpha que acceda arrodillarse ante otro por voluntad propia.

—Concuerdo, tal vez por una omega lo haría, pero jamás para darle la satisfacción a otro alpha, y menos a ustedes. — razonó Beatriz.

—Estás muy confiada Aída. — dijo Victoria con una mirada calculadora. —¿Será acaso que hay cierta omega fuera de los límites en quien te hayas interesado? — atacó a lo que la mencionada abrió grandes los ojos al tener la mirada intensa de Beatriz sobre ella.

—Soy hermosa, ningún omega se resistiría a mí. — se rio al ver como parecían ignorar lo dicho por Victoria. —Sí ellas son las primeras en acercarse entonces yo pierdo, ¿les parece?

El silencio reinó algunos minutos; el tiempo suficiente en que un camarero llegó con otra ronda de shots, cada una tomando uno. Aída, divertida dijo “¿O tienen miedo de perder contra mí?” y el resto se miró antes de alzar sus bebidas para hacer un brindis.

—Acepto. — dijo confiada Victoria.

—Vas a caer, hermana. — gruñó Lena.

—Esto será divertido. — se rio Beatriz.

—No puedo esperar a verlas arrodilladas ante mí.

Y con eso las cuatro chocaron sus bebidas antes de tomarlas de un solo trago. Por ello las cuatro mujeres se mantenían en sus lugares, con posturas tensas y apretando los dientes, pero con una sonrisa asesina en la mirada. Ninguna quería perder, pero el alcohol lo estaba haciendo cada vez más difícil, solo deseaban acercarse a ellas y hablar, tal vez bailar, o cantar, o tomar, o tal vez…

—Mierda, te juro Aída que voy a…

—Hola. — al levantar la mirada vieron a la persona dueña de aquella dulce voz. —Me dijo Irene que las ayudaron hace un momento, solo venia agradecer por las bebidas y también por lo del delegado.

Todas aceptaron el agradecimiento y afirmaron que no había problema, más Victoria se mantenía en silencio viendo con gran intensidad a la hermosa mujer frente a ella.

—Renata y Mina ya se van, así que nos preguntamos si les gustaría unirse a nosotras, las veo muy tensas. — dijo divertida generando un diminuto sonrojo avergonzado en las mujeres.

Con eso dicho Lena y Victoria prácticamente saltaron de sus lugares aceptando. Beatriz se acercó al oído de Aída y susurró “Perdiste” levantándose para seguir a las mujeres, riendo al escuchar el gruñido molesto de la mayor.

Mina y Renata se despidieron, los betas las iban a llevar a sus casas con la orden de Irene. Tomaron asiento y pronto comenzaron a hablar de diversos temas. Pero cierta mujer encapuchada se mantenía en silencio. Beatriz a su lado seguía tensa, queriendo iniciar una conversación, pero sin saber realmente como.

Victoria se encontraba con un brazo recargado en el respaldo del sofá escuchando con suma atención a la actriz que le hablaba animadamente. Ambas sonriendo sin darse cuenta.

Lena hablaba de diversas cosas, aunque principalmente de sus posesiones y su apellido, queriendo cautivar a la mujer; más Irene solo se reía sin malicia, divertida al ver al lobo de la empresaria acicalarse para recibir mimos.

Aída entonces se levantó captando la atención del resto.

—¿Ya te vas?

—Voy a fumar.

—¿Te acompaño?

—No es necesario, a lo mejor me distraigo en el camino. — contestó de manera coqueta a Beatriz haciéndolas reír al entender a lo que se refería. —Nos vemos mañana hermanita, señoritas. — se despidió en caso de no regresar por seguir a una omega a su departamento.

—No olvides la apuesta. — gritó Victoria; Lena y Beatriz soltaron la carcajada, solo riendo más al ver ambas manos de Aída en alto levantando el dedo de medio mientras desaparecía por el pasillo.

—¿Cuál apuesta, señorita Lena?

—Nada importante.

Finalmente, después de algunos minutos, y sin tener la intención de espiar, la mujer encapuchada vio por accidente la foto de portada de Beatriz, donde se ve ella abrazando a un gran labrador.

—¿Es tuyo?

—Oh, ehh si, si, es mío, se llama Latte.

—Es muy linda.

—Tengo más fotos, ¿quieres verlas?

—¡Si!

Las mujeres parecían divertirse. Habían pasado de hablar a contar viejas anécdotas. Con la música cada vez más animada Deene Alcalá, la mujer encapuchada, finalmente dejó ver su rostro dejando a Beatriz anonadada. Las omegas bailaban en el centro del pequeño espacio, las alphas viéndolas con enormes sonrisas. La noche había sido perfecta, pero se podía poner mucho mejor. Las alphas bailaban al ritmo con las mujeres, sus cuerpos a escasos centímetros.

Sin embargo, cuando el club quedó a oscuras, la música se apagó, y una fuerte explosión a la distancia se escuchó el pánico los alcanzó a todos. Salieron agitados, gritando, preguntando lo que había sucedido. Parte del equipo de seguridad de la actriz había escoltado a las omegas por la salida trasera cuyas alphas las seguían de cerca hasta verlas subir a su vehículo privado.

Un audio de voz de Aída llegó al teléfono de Lena que lo escuchó en compañía de las otras.

“Un automóvil chocó contra un poste de luz y poco después explotó, lo mejor será irnos, te veo en el estacionamiento.”

Avanzaron hasta el estacionamiento, viendo a Aída junto al auto de Lena. Victoria y Beatriz dirigiéndose al auto alemán color rojo de la doctora, cuando a sus oídos llegaron como un murmullo el nombre de la supuesta persona dueña del vehículo.

Liam Percy.

{…}

En un otro lugar, sentada frente a la computadora de su oficina se encontraba una mujer mirando detenidamente las últimas imágenes del auto del delegado impactar contra el poste de luz.

—Es una gran tiradora.

Felicitaba al ver cómo segundos después el auto explotó antes de parar la imagen para repetir una vez más el video de la cámara de seguridad que había sido hackeado por su pareja. 

—No solo lo mató, hizo que el auto chocara contra el poste, van a creer que fue un accidente.

—¿Crees que esté en peligro?

Susurro la otra mujer que se encontraba sentada sobre el escritorio.

—¿Estás preocupada por ella? — gruñó la mujer en la silla levantándose hasta colocarse frente a su pareja. Rodeándola con su cuerpo colocando las manos a ambos lados de la más baja. —¿Hay algo que te gustaría decirme? — atacó molesta soltando feromonas a kiwi amargo. Completamente descontenta por el interés de su pareja en otra persona.

La más baja ladeo la cabeza con una sonrisa pasando ambos brazos por el cuello de su alpha.

—No hay nada que no sepas de mí.

—Ya no estoy tan segura…

—Me encanta cuando te pones celosa. — susurro cerca de los labios ajenas deleitándose con el gruñido que brotó de su pareja.

Antes de que su conversación siguiera o tomara un camino completamente distinto una voz masculina sonó en el comunicador sobre el escritorio.

“Madam.”

—Dime. — gruñó la alpha sintiendo los besos húmedos que su omega repartía por su cuello.

“Ya están aquí.”

—Perfecto.

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