Horizonte de Ficción – Antología de Cuentos y Narraciones

Horizonte de Ficción – Antología de Cuentos y Narraciones

Horizonte de Ficción – Antología de Cuentos y Narraciones

Autor: Sergio Eduardo Brook

Sinopsis

Horizonte de Ficción

La obra es una rueda con distintos contrastes que van girando y nos da pequeños cuentos y narraciones que no tienen relación entre sí, son tan variados y extremos que cada historia tiene una personalidad particular. A pesar de ser muy diferentes, tienen un denominador común que es el choque de dos mundos, real e imaginario.

En todos los cuentos los personajes tienen un rol muy importante y la creatividad es moneda corriente, son cuentos que tienen una doble función porque son la base para una posible obra a futuro. Los mismos tienen vida propia y es muy posible que crezcan, se reproduzcan, y se conviertan en una novela.

Las narraciones no siguen los mismos pasos que los cuentos, son herméticas, absolutas y tienen presencia en la mente del lector, seguramente de todas las que hay en la presente obra alguna se empalmará con la propia historia, puede tomar vida o no, y ser partícipe de una vivencia humana.

Sinopsis – Cuento las Aventuras de Trapito Carioca

Las Aventuras de Trapito Carioca.

El aspecto educativo y el deportivo están presentes en el cuento, los cuales abren las puertas para dar sus frutos a medida que la lectura avanza.

El inmigrante, cuando deja el lugar de origen se separa de la Madre en su emigración a otro mundo, luego las acciones y vivencias en la nueva tierra a conquistar empiezan a tener un carácter maternal y ese detalle se refleja en la obra, cuando se desarrolla la acción en la “calle madre” donde nacen otras vía automovilísticas, siendo ésta la calle Río de Janeiro en la Ciudad de Buenos Aires.

Es un mundo diferente, donde los personajes tienen apodos que denotan su oficio. Así como Chapa, que es Juan, “chapista” de oficio y Bajada de Cordón, que es Rafael, “pica pedrero” y así todos. Es un submundo barrial, en donde los apodos son moneda corriente, costumbre típica del porteño.

Es la historia fantástica de un inmigrante y sus peripecias. Es muy común en la Ciudad de Buenos Aires tomar nombres de las calles, especialmente cuando de negocios se habla y Máximo Macana, el personaje principal, no es ajeno a dicha costumbre al ser bautizado como Trapito Carioca, por ser el “trapito” de la calle Río de Janeiro.

En sus aventuras, el personaje une la Atlántida, la ciudad perdida, con las instalaciones de la cancha de Atlanta, predio donde no es bien recibido por ser de Chacarita, el eterno rival, entonces una medalla de la Virgen de Luján lo salva de recibir una paliza.

Pero las peripecias no terminan ahí, hay más, se suman amores correspondidos y no correspondidos, como el de la bella Dolores.

Llegando al final del cuento, Trapito Carioca, tiene que elegir por cuál puerta va a pasar para salvar a su bella amada de una situación riesgosa. Un amor genuino y natural que siempre fue efímero porque ella no era del palo.

La puerta no era giratoria y solo uno puede pasar, uno a la vez. Y cuando todo parecía estar perdido, el amor y su “chapa” futbolera van al rescate de Trapito, en donde lo imposible y lo inexplicable conjugan un grito de vida.

CONTENIDO/ÍNDICE

EL_PASADO_EL_PRESENTE_EL_FUTURO

LAS_AVENTURAS_DE_TRAPITO_CARIOCA

EL_CLAVADO_DE_ACAPULCO

TUCHO_LA_RECA_NO_SE_ENTREGA

INSUPERABLE

LA_SOPA_DEL_MENDIGO

RETIRO_VOLUNTARIO

ROQUE_PEREZ_1364

EL_CASAMIENTO_DE_LA_LUZ_MALA

CARO_Y_BARATO

VICTORIA_Y_DERROTA

VALIENTE_Y_COBARDE

ORIGEN_Y_DESTINO

LA_AUTOPISTA_DE_LA_VIDA

LA_ÚLTIMA_RESISTENCIA_DEL_CONSCIENTE

LA_PORCION_DE_TU_VIDA

Gracias a la administración del edificio Comega y a la Fuerza aérea por permitir ser nombrados en el cuento La Última Resistencia Del Consciente

EL PASADO – EL PRESENTE – EL FUTURO

La patrulla se insertó en terreno ajeno, ya en la estepa, camuflados como animales, fuimos sorprendidos por el fuego enemigo.

De pronto un surco se abrió y nos dijo, “cubríos aquí que soy la última trinchera”, corrimos agazapados y nos refugiamos en el corazón de la tierra.

Días y noches los tres soldados estuvimos respondiendo ataques impunes, ráfagas de luz, balas en el pecho, esquirlas traicioneras.

Entonces el Pasado fue herido y le pidió ayuda al Presente, el Presente solicitó ayuda al Futuro. El Futuro desesperado salió de la trinchera, se arrastró, corrió como una gacela, hasta llegar a una tranquera donde fue herido.

El Pasado y el Presente vieron caer al Futuro, y no dudaron en ir hacia donde estaba él, bajo fuego enemigo. Con gran destreza alcanzaron a Futuro. Perplejos por las heridas, el Pasado llamó a Dios y le dijo:

–Futuro cayó y no va a sobrevivir.

–El de mayor rango contestó:

–Pasado, usted sabe qué tiene que hacer.

–El Pasado tembló, suspiró y predicó:

–Conjugaré el Presente. Y este cayó herido.

–Conjugaré el Futuro. Y el Pasado cayó. Fue cuando Futuro despertó y le preguntó al Presente dónde estaba el Pasado, y el Presente, mal herido exclamó: “El Pasado murió para cambiar tu Futuro”.

LAS AVENTURAS DE TRAPITO CARIOCA

Corría el año 2033 y en nuestro país se había puesto en práctica la nueva Ley de inmigración para extranjeros que no fueran oriundos de países limítrofes. Dicha exigencia fue sancionada por la gran cantidad de inmigrantes que venían a la Argentina, dado que la Nación había generado con sus nuevas políticas laborales, entre dos y cinco millones de puestos de trabajo nuevos, gracias al sistema laboral.

Todos tenían que pasar por el Hotel de los Inmigrantes en la localidad de Vicente López, flamante edificio reciclado que era utilizado años atrás por la Fuerza Aérea. Parecía un hotel cinco estrellas, con pileta y cancha de fútbol. En la nueva sede estaba el primer ejecutivo, Dr. O´Brien, hombre rudo de pocas palabras que venía de los bajos fondos del barrio de Constitución. Con solo una mirada suya, era suficiente para que te rechazaran en la entrada al país.

A paso firme, con un temblor en el cuerpo, Máximo Macana entró en la oficina y solicitó el permiso de trabajo.

O´Brien lo saludó y le pidió que tome asiento. Macana tímidamente se sentó y lo saludó. Sacó del bolso toda la papelería que se necesitaba para entrar a la Argentina.

Fue entonces cuando el Dr. O´Brien le fue claro:

–Mire, para conseguir un permiso de trabajo es necesario tener dos cosas claras: Saber algún artículo de la Constitución de la Nación Argentina y ser hincha de un equipo de fútbol. Si usted maneja esos dos elementos, los demás papeles son importantes, pero lo fundamental es que, el que venga sea del palo, ¿me comprende?

–Sí, se explica bien. ¿Y si no soy del palo?

–Si no sos del palo, entrás igual, pero el Gobierno prefiere que seas del palo, porque en general son los que llegan a radicarse, los otros son más al estilo golondrina.

Máximo bajó la cabeza y contestó:

–Sí, me habían avisado y preparé un párrafo memorizado –y empezó a recitar el preámbulo–: “Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina……ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina”. Terminó diciendo.

–Excelente. –contestó asombrado el Dr. O´Brien–. ¡Vamos, todavía!, estás a un paso de conseguir el permiso de trabajo. El equipo de fútbol, ¿cuál es? ¿Los millonarios, los xeneizes, los rojos de avellaneda o los santos…?

–Yo elegí Chacarita y ya tengo comprada la camiseta. Máximo la sacó del bolso y se la mostró con alegría.

–Pero tenés Xeneize, Millonario, Rojos de Avellaneda, Los capos del Cilindro, los Fortineros. Chacarita es de la B.

–Yo soy de Chaca con mucho amor. Si te va… te va; si no, me vuelvo para mi país. –Dijo Máximo con firmeza y agregó–: el funebrero es de la B, pero cuando llega a primera, saca pecho, le juega de igual a igual a cualquier equipo de la A.

–Bueno, está bien, cada cual elige lo que piensa que es mejor para sí mismo. Chaca es un equipo que tiene mucha garra y las pelea todas a muerte. Acá tenés la oportunidad, el permiso de trabajo. Vamos a ver cómo te las arreglás para conseguirlo, Chaca. –Dijo el Dr. O´Brien, y agregó–: Usted, ahora tiene la misma oportunidad que todos y no olvide tiene una carencia de 90 días por el plan médico. ¡Suerte!

Lo primero que hizo Máximo fue hacerle caso a su amigo Pica Pica y se fue caminando hasta Luján para agradecerle a la Virgen por el pase que había conseguido. Llegó, se confesó, comulgó y se compró una medalla de la Virgen de Luján para que lo proteja.

Ya con Pica Pica, llamado Tomás, quien le presentó a sus amigos y le dijo:

–Acá, en el barrio, nos movemos con apodos: Chapa es Juan, Pintura es el que maneja la cabina de pintado del taller y se llama Carlos. Bajada de Cordón es Rafael y Papi es Papi. No tiene nombre, es una incógnita. Además, –agregó–, nosotros estamos en la calle Río de Janeiro, que nace en la Avenida Rivadavia y termina en Ángel Gallardo. Así que, si querés, te podés quedar un par de días aquí hasta que encuentres un trabajo.

Máximo Macana volvió cansado de caminar buscando trabajo, los primeros días fueron difíciles, pero trabajo hay, el punto es calificar para el mismo y se sentó en la puerta del taller de Chapa, cuando de pronto una señora embarazada le pidió ayuda.

Rápidamente Máximo la asistió. Sacó su celular, llamó al 107 y solicitó una ambulancia. Avisó a los demás lo que estaba pasando. Pasaron unos diez minutos y los médicos no llegaban. La señora rompió la bolsa, se recostó sobre el piso y apoyó la espalda sobre la pared. Pero lentamente se deslizó sobre la vereda, abrió las piernas y empezó a pujar.

Máximo se sacó la camisa blanca y recibió al pechito argentino que empezaba a llorar. Aparecieron Chapa y Pintura. De un lado estaba Macana con el bebé y del otro, Chapa con la señora.

–¿Y ahora qué hacemos?

Pintura se sacó los cordones de las zapatillas y ató de un lado el cordón umbilical, y del otro lado, con el otro cordón de las zapatillas.

Llegó la ambulancia.

–¡Acá, acá! Gritó Pintura.

Los paramédicos tomaron posición y cortaron el cordón. Los vecinos se amontonaron y felicitaron a Máximo.

Al día siguiente, los integrantes del Comité vecinal de la cuadra, que sabían que Macana no tenía trabajo y era un recién llegado, le dijeron si quería, podía ser el Trapito de la calle, porque estaban necesitando que alguien les lavara los autos y ayudara a estacionar.

Fue así que lo bautizaron como Trapito Carioca, porque él era exclusivo de la calle madre Río de Janeiro, la calle donde nacen otras calles.

Trapito les preguntó:

–¿Por qué calle madre?

Papi rápidamente contestó:

–La Ciudad de Buenos Aires está dividida por calles y avenidas madres. En estas calles nacen y terminan las calles comunes. Por ejemplo, la avenida Rivadavia es una avenida madre donde nacen calles a ambos lados.

Todos los días, Carioca estaba en la cuadra. Él era el Trapito del barrio, querido por toda la calle madre, y tenía cuatro amigos de corazón. Juntos formaron el equipo de fútbol 5 llamados Caballito. A las 7.30 de la mañana ya estaba trabajando.

Para el desayuno se solía juntar con sus amigos y planificaban los partidos de la semana. Siempre aparecían Chapa, Pintura, Pica Pica y Bajada de Cordón.

Con el café encima, se planeaba el partido. Un colaborador de Papi les cobraba la cancha.

La historia de Trapito rápidamente corrió por el barrio como pólvora, y el corazón de Maome escuchó el sonido del amor. La princesa barrial no vaciló en usar sus contactos para acercarse a Trapito.

Ella era muy amiga de Chapa, le llevaba trabajos a su taller, y no tardó en conocer a Trapito.

Bajada de Cordón le fue claro a Trapito:

–Yo salí con ella, ese es su sobrenombre. Su nombre es Josefina. Le decimos Maome porque siempre es más y de pronto es menos. Por eso le abreviamos Maome.

Trapito, rápidamente, sacó pecho con la camiseta de Chacarita y la encaró a Maome. La relación tuvo su inicio, pero solo quedaron como amigos.

Todo andaba fenómeno, hasta que apareció una nueva vecina llamada Dolores. Bella universitaria con su pelo rubio y sus ojos celestes, que fueron los que enamoraron a Trapito Carioca.

Macana siempre soñaba con su propio “Circuito de Karting”.

–Algún día voy a tomar valor y le declararé mi amor.

Dolores llegaba con su auto y Trapito le hizo una seña para que estacionara.

–Adelántelo un poco para tener ángulo de retroceso. –Le dijo Macana–. Además, gire el volante hacia la derecha y retroceda. Ahora enderece y adelántelo un poco para acomodarlo.

–¿Así voy bien? Preguntó Dolores.

–Fenómeno –exclamó Trapito y le preguntó–: ¿Quiere que se lo lave?

—No –dijo la universitaria–. Yo lo mando al lavadero. Gracias por la ayuda y aquí tiene, pero solo por hoy, porque uso el estacionamiento.

–Bueno, mire, usted sabe cómo son las cosas. En esta cuadra yo trabajo y acomodo todos los coches. Dijo Máximo.

–Hoy no hay problema, pero recuerde que la calle es gratis y no tengo obligación de pagarle a usted.

–Esta es la cuadra donde yo trabajo, acomodo los coches y los lavo. Aclaró Trapito.

–Lo entiendo, pero yo soy estudiante de abogacía y el derecho constitucional me habilita para estacionar y no pagarle nada. Afirmó la bella.

–Tranquilo. –Le dijo Chapa, que justo en ese momento pasaba por ahí–. ¿Esta es la chica que te gusta? Preguntó.

–Sí, pero ella no es del palo. Nunca debí enamorarme –exclamó Trapito y agregó–: Maome tenía razón, tengo una ambición desmedida.

Trapito estaba triste y ya era de noche. Fue cuando salió a caminar un rato. Había tomado demasiada cerveza y de pronto se cortó la luz. Se perdió y sin darse cuenta llegó al barrio de Chacarita, y medio enclenque alcanzó una pared que tenía un cartel que decía: “Atlántida”. Entonces Carioca pensó: “Estoy en la Atlántida, el continente perdido”. Y se cayó ahí no más con lo que había tomado.

Al día siguiente, el vigilador del predio lo despertó y le dijo:

–Vamos, arriba, despertate que ya es de día.

–Un momento, que yo estoy en la Atlántida, el continente perdido. Exclamó Trapito.

–Disculpe, pero el predio en donde usted está es la cancha de Atlanta y usted, señor, tiene puesta la camiseta de Chacarita, el contrario.

Fue cuando rápidamente apareció el hincha llamado Calzada, con el apodo Cincuenta y ocho, que increpó y empujó a Trapito.

Cincuenta y ocho llamó a otros hinchas que se sumaron.

De pronto, de la nada, surgió de las entrañas de Villa Crespo un amigo llamado Caño de Escape, de la pesada de Warnes, que les dijo:

–Trapito tiene pase. ¿No ven la medalla de la Virgen de Luján que lleva?

Cincuenta y ocho le indicó:

–Desaparecé del barrio, rápido.

Trapito Carioca rápidamente agradeció a Caño de Escape, su nuevo amigo, quién le dijo:

–Mi nombre es Martín y siempre estoy en Warnes.

Dos semanas después, era feriado. La calle estaba tranquila, los árboles le daban glamour a la cuadra y Trapito Carioca ya estaba terminando la jornada, cuando apareció con su auto Dolores, la universitaria. Todo el barrio la quería por su belleza.

Dolores frena, dobla hacia la cochera, que era la catedral de Pica Pica y Bajada de Cordón, cuando dos delincuentes: Tire y Empuje, la interceptaron, la sacaron del auto y le pidieron las llaves y la cartera. El sereno del estacionamiento cerró la puerta y dejó a Dolores sola.

Advertido Máximo Macana de lo que estaba pasando, salió rápidamente para socorrerla y en el camino pensó: “Tenés que abrir la puerta correcta para salvarla”. Se abalanzó sobre Tire.

Al ver la situación, su Ángel de la Guarda le habló y le dijo:

–Es cara o seca. La puerta no es giratoria y solo uno puede pasar.

Fue cuando le agarró la mano a Tire, que tenía la pistola, y la apuntó hacia el otro malviviente. En ese instante se disparó, hiriendo a Empuje, quien al caer repelió la reducción pegándole un balazo en el pecho a Trapito Carioca, que cayó sobre Dolores. En el mismo instante Empuje murió y Tire, asustado, se dio a la fuga rápidamente.

El barrio llora. Máximo ha caído. La universitaria siente un dolor profundo y grita asustada:

–¡Socorro, auxilio! Y contiene a Trapito.

–Trapito, me salvaste la vida. No te vayas. Le dice Dolores.

Chapa, rápidamente, llamó la ambulancia que a los cinco minutos llegó. Cargaron a Trapito y a Dolores y se fueron a los tiros.

–Siento dolor y tortura, mi amor por vos fue más allá de la barrera del sonido. ¿Quién apagó la luz? Exclamó Trapito Carioca.

–No te vayas –gritó Dolores–. Vamos, vamos, reaccioná. Acá estoy. Vamos, no te me duermas. Arriba que llegamos.

Ya en el Hospital, los médicos no podían hacer nada. Trapito estaba en coma grado 2. Él eligió su destino, las cartas ya estaban echadas. Familiares, amigos y los vecinos llegaron al hospital, donde Dolores los recibió y les dio la mala noticia. Los médicos volvieron a aparecer delante de los medios de noticias y la barriada vecinal. Dijeron:

–Tenemos un coma dos y las heridas fueron sanadas. Necesitamos un milagro. Solo el clamor del pueblo lo puede hacer volver; eso es todo.

Los vecinos de la calle Río de Janeiro, calle madre barrial se dieron vuelta, miraron a Dolores y preguntaron:

–¿Vos qué sos de Trapito Carioca?

Dolor profundo sintió la mujer y contestó:

–¡Fui y seré la novia de Trapito Carioca!

Días después, Trapito seguía en coma, Dolores y los vecinos, lo visitaban con la esperanza de que volviera, ya no había esperanza, cuando Dolores Gritó:

–¡Se mueve el pecho, yo lo vi! Dio unos pasos para atrás, tembló y señaló el cuerpo, cuando el médico entró.

El Dr. Lopropio Ernesto lo revisó y dijo:

–Sigue en coma, debe ser un acto reflejo.

Dolores, salió disparada, hacia la cuadra, se juntó con Chapa, Pintura, Pica Pica y Bajada de Cordón y todos encararon para el hospital, cuando Papi los paró.

–Tranquilos. ¿A dónde van? ¿A ver a Trapito Carioca? Preguntó Papi.

–Sí. Contestó Dolores.

–¿Cómo sabés? Preguntó Chapa.

–Trapito va a volver esta noche. La calle me lo dijo.

–¿Qué calle? ¿Y quién esa persona? Preguntó Dolores.

–La calle, el barrio, la gente, la ciudad, el urbanismo desde su corazón tiene un tiempo y espacio en nuestras vidas, siempre nos habla, solo tenemos que saber entenderlo y comprenderlo, no todos llegan a tener ese entendimiento. Explicó Papi.

–Esta noche, Chaca tiene la posibilidad de pasar a primera división y el corazón de Trapito Carioca está unido al resultado, si el Club Atlético Chacarita Juniors llega a la A, Trapito volverá. Dejó en claro Papi y agregó:

–Dejemos que Dolores esté con él, esta noche.

Ya en el hospital, antes del partido.

El Dr. Lopropio le fue claro a Dolores:

–Si trapito sale del coma, es esta noche.

–Sí, lo sé. Contestó, la bella.

Dolores, se tranquilizó y escuchó el partido, Chaca, iba perdiendo y Trapito Carioca, estaba teniendo un pre paro cardio respiratorio.

Rápidamente el Dr. Lopropio, tomó el control y le suministró medicación para recuperarlo, se evitó el paro.

Chaca evitó el gol de Atlanta. Chaca contraatacó y empató el partido, en el segundo tiempo, el funebrero, se puso las pilas, se subió al caballo blanco de San Martín y acorraló a Atlanta contra la valla.

Se venía el segundo.

–Con ese buen juego que lo caracteriza y no se ve algo así, desde el Metropolitano de 1969. Relata radio pasillo.

El Dr. llamó a Dolores y le dijo:

–Se mueve, pero no vuelve.

La tranquilidad envolvió a la bella y agregó:

–Máximo Macana vuelve esta noche, cuando Chacarita llegue a primera división.

–Eso no tiene coherencia, está fuera de todo sentido médico. Contestó el Dr. Lopropio.

De pronto salió la enfermera y dijo:

–¡Trapito Carioca, volvió!

Chacarita salió campeón y ya está en primera división.
EL CLAVADO DE ACAPULCO

En San Francisco, en el Club más importante de la ciudad, había una pileta olímpica con un trampolín bastante alto. Fue cuando un adolescente que no estaba preparado para la vida subió a la parte más alta y al mirar fijo hacia abajo, sintió que era muy alto, se paró en la tabla, pensó dos veces y se volvió por la escalera.

En ese momento el quinceañero tuvo la sensación de que en algún momento de su vida habría una revancha de la situación vivida.

Cinco años después, mientras el viento pegaba en la cara que estaba pálida y había un temor que lo estrangulaba por dentro, al menos si tenía miedo es porque era muy lógico, se olía el olor a nafta que la avioneta rugía con furia, que despegó de la tierra con la puerta abierta, se percibía dentro del habitáculo un sueño de pájaro volador, ya no había marcha atrás, la decisión estaba tomada, no se podía bajar y decir: “Está muy alto no puedo saltar”.

Se dio la orden y la avioneta se puso en posición, el piloto redujo motor y le dieron luz verde, había que conquistar el mundo que desconocía, puso un pie en el otro mundo, como si fuera un pájaro que se desliza en el aire, se impulsó y saltó conquistando la libertad. De pronto sintió cómo se abría la salvación esperada, con un inmenso paracaídas que le mostro el mundo nuevo a conquistar.

TUCHO – LA RECA NO SE ENTREGA

Era un día tranquilo, típica tarde de otoño, las hojas cubrían las calles de Buenos Aires, las cuales estaban en mi destino, ya hacía varios años que trabajaba como taxista en el turno noche.

Llegué tarde y el jefe me reprendió:

–Siempre lo mismo, Tucho nunca aprendés, al trabajo hay que llegar en hora, hacer la tuya y a casa de vuelta. Mirá lo que te reservé, esto es porque siempre cumplís con el alquiler. Dijo el jefe.

Con este auto, hoy, la rompo. Todas las noches hay un mundo, dentro de un submundo que se palpita en las historias de cada día. Acá las cosas son a pulmón, todo va entre primera, segunda y tercera, si la cosa viene bien, los cambios pasan a ser cuarta y quinta. Pensé.

–Yo tenía un amigo psicólogo, que me decía: “Si en la vida se cambiara como la palanca de cambio del rodado, el mundo sería perfecto”. Le dije al jefe mientras lo saludaba y me retiraba de la base con el rodado preferido.

¿Qué me deparará esta noche, en este turno de 12 horas? Siempre se aprende algo, hay historias que empiezan y terminan dentro del rodado por lo general son muy variadas, algunas tienen relación y otras no. Muchas veces pienso que me tengo que retirar, tal vez un cambio de rubro me vendría bien, no sé por qué sigo, sigo por seguir, porque tiene un, “no sé qué”, que me atrapa…

Hace media hora que vengo dando vueltas y no sube nadie, al principio cuesta. Me dije.

Cuando, en ese momento me paró una persona obesa, con unos jeans ajustados, camisa blanca.

–Rápido nene, que viene una manifestación y quedamos atrapados. Me dijo el pasajero.

–¿A esta ahora?, no puede ser.

–Sí, sí, hay un acampe y se están movilizando. –Me dijo mientras subía rápidamente–. Tome por Córdoba y dele hasta el fondo, voy a Galván y Gral. Paz, hasta el parque Sarmiento. Es una cena de la unión sindical.

–¿Y cómo anda la cosa? Le pregunté.

–Bueno mire, yo trabajo para un sindicato de trabajadores y la mano viene dura. El gobierno y los empresarios no quieren ceder, nuestro fin, es lograr un cambio en el sistema de indemnización. ¿Usted qué piensa? –Preguntó el pasajero–. No sé, la verdad, no sé qué solución darle. Se contestó él.

Yo creo que el trabajador debe tener una relación con el sindicato y que el sindicato tiene que hacer una devolución de dicha relación. Continuó diciendo.

–¿Y eso cómo sería? Pregunté.

–El empresario y el gobierno o toda persona que emplea a alguien, tendría que pagar a la central obrera, o sindicato central, un importe de dinero, así el empleado cuando es echado de su trabajo es indemnizado por el sindicato.

–¿Sería un seguro de desempleo, pero lo abonaría la central obrera? Volví a preguntar.

–Sí, parecido, pero el sindicato maneja la pelota, sabe cuánta gente fue despedida y tiene una constancia legal y escrita, de manera de reclamarle al gobierno por los despidos en masa. Calcule usted que, por año, a modo de ejemplo, hay unos treinta mil despidos y cuando sube el nuevo gobierno, se despiden unos doscientos mil empleados, ya pasa a ser algo inusual y de esa manera, el sindicato presenta un proyecto para mover al ministro de economía.

–¡Eh!, ¡pero eso es golpista! Le dije.

–Mire, yo conozco muy bien a la gente y sé lo que gasta la clase alta de todos los países en estudiar en el exterior, o ir a Universidades de primera línea en EE. UU., para que después nos digan que tenemos que subir el tipo de cambio monetario, dólar-peso para arreglar las cosas.

–¡Cuidado que casi chocamos! Me dijo.

–Tranquilo, que lo vi cuando se cruzaba. Le dije y me siguió contando:

–Continuando con la conversación… y si no, voy yo como ministro de economía, los tipos deben tener ingenio, para llegar a las clases y no ser un títere de los poderosos, deben ser dobles agentes para estar del lado de los poderosos, que son quienes lo bancan y del lado del pueblo quien es, quien lo vota. Un gobierno debe tener la cintura para llegar a la clase humilde y alta, sino tiene esa capacidad, la perjudicada es la clase media. Aclara el sindicalista.

Por otra parte, la antigüedad del empleado tiene una relación con la central obrera y no con el empleador, dando libertad al empleado de cambiar de empresa, sin perder los años de antigüedad. Y, además, en algunos casos, los empleados juntan la indemnización y pueden volver a empezar con la empresa. Dijo el sindicalista.

–Novedosa la idea, ¿y usted cómo llega a esa conclusión? Le pregunté.

–Yo llego porque en el sindicato hay un área de nuevos proyectos y desde hace años estamos buscando alternativas y es muy posible que el próximo año armemos el rompecabezas.

–Cabeza es la que le van a romper, si presenta el proyecto en el Congreso. Los empresarios no van a querer dicha medida, toca intereses, pero tiene mi apoyo. Le dije.

–Gracias, mi nombre es Alejandro, un gusto. Llegamos. Acá me bajo, yo. Dijo.

–¡Suerte con el proyecto!

–¿Cuento con su apoyo?

–¡Desde ya! Agregué.

Tomé la Gral. Paz y volví por Lugones, ya de vuelta en mis pagos, la 9 de Julio, seguí viaje levantado gente y así llegué a Puerto Madero.

–¡Taxi, taxi! Grita uno desesperado.

Paré rápidamente, se subió un chico de unos 23 años, asustado, bien vestido, estaba muy tenso y me dijo:

–¡Al casino! Tome por el Boulevard de los Italianos y dele derecho, tengo que dar vuelta la mala racha que tengo en la vida.

–Mirá la mejor manera es no jugar.

–Eso es lo que necesito que me aconseje. Dijo el pibe con cara de santo.

–La cosa es así, –le digo–, en el casino hay varios juegos y cada juego tiene un destino que nos marca para toda la vida. Por ejemplo: Si vas a jugar en al Black Jack y ganas te convertís en un asesino, como Jack el destripador.

–¡No, no, yo ese juego no quiero, yo no mato, ni a una mosca! Aclaró el pasajero.

–Sí vas a jugar a Punto y Banca, hay una sola forma de ganar siendo una persona que se la banca y no tiene relaciones.

–Eh, eh, mire lo que dice, no, no, no es mi elección, si lo fuese yo tendría una relación.

–Si jugás en la maquinita tragamonedas, te va a tragar la moneda corriente que es tu virilidad.

–Mire, ni maquinita, ni Punto y banca, ni Black Jack, ¿qué alternativa me da, usted que sabe todo?, los tacheros saben cómo ganar en el casino.

–Tiene dos opciones, el póker o la rula. –Le dije–. Si te gusta el póker, tendrás que pensar en un lema: No te fijes por qué tu país no te ayudó, sino cómo vos podés ayudar a tu país. No es un lema mío, es un concepto americano.

–¿Y si juego al póker?, –piensa y se autocontesta–. No, no, pero yo soy amante del truco que es un juego bien local, el póker es muy americano y la cosa terminaría en Las Vegas.

–La rula. Le repetí.

–¿Qué rula? Dijo el pasajero.

–La ruleta, si jugás en la ruleta, tenés 36 posibilidades, si acertás, te espera un buen porvenir, pero si perdés, vivirás como mendigo toda tu vida.

–¿En serio es así?, ¿tan tremendo desarrollo hay detrás de una diversión en el momento del juego?

–Así te la canto yo, bueno, la decisión la tomás vos, ya estamos llegando, si entrás al casino, tendrás que vértelas con esos futuros.

–Siga de largo, no doble, no entre, prefiero no jugar.

–Esa es una decisión, acertada, pero también tiene premio y tiene un futuro.

–¿Otro más? y ¿cuál es el destino en este caso?

–Usted entra en la categoría de Cacho.

–¿Qué?, ¿cómo, Cacho? Dijo el pibe.

–Sí, Cacho, como escuchó.

–¿Yo Cacho?, pero si yo soy un chapatín.

–Usted era un chapatín, ahora y desde hoy, es Cacho.

Los Cachos son gente que tiene los cojones bien puestos y siempre apuestan fuerte en la vida y no pisan los casinos, se la bancan, todos tienen bigote grueso y son bravos.

–Pero yo no tengo bigote.

–No importa, el Cacho está dentro de vos mismo, algún día saldrá. Porque la decisión que tomaste lleva la chapa de CACHO.

–¡Qué lo parió!, esto me supera. Dijo medio agotado y me indicó el nuevo destino.

–Dele por Independencia, ruta 3 hasta el fondo, vamos a San Justo.

Al rato.

–Gracias, por los consejos y tome esto de propina, se lo merece.

Nada mejor que tomar autopista, para volver a los viejos pagos y le doy al fondo, bajo en madero y justo me para otro pasajero. Subió y me dijo:

–Al casino.

–¡Otra vez!, ¡no puede ser! Dijo Tucho.

–¿Qué pasa, todo bien?, el casino es acá cerquita. Aclara el pasajero.

–Sí, lo que pasa, que subió uno que iba al casino y lo hice desistir, usted va a seguir el mismo camino.

–No, mire pibe, yo hace 30 años que juego y me las conozco todas, ya perdí: mi empresa, mi casa, perdí la fortuna que heredé de mi familia y lo único que me queda es un palo que lo voy a jugar ahora. Como verá, yo me las sé todas y vos de juego no sabés, porque si no, no estarías trabajando en un taxi. –Y agregó–, guarda que pasa el tren.

–No sea, tan agresivo, solo quería ayudar. Bueno si ya tomó la decisión y te las conoce todas, ya está.

–¡Qué le voy a contar yo a usted! No es que me las sepa todas, pero si tenéis alguna idea, arrímala. Me dijo con voz gruesa y tono fumador.

–Mire usted vaya al VIP, a una mesa vacía de ruleta, ponga dólares y juegue 10 fichas de 100 dólares, divídalas en dos partes, ponga 5 fichas en rojo y 5 fichas en el impar, deje que tire la bola el croupier y una vez que lanzó la bola, ya no se puede volver atrás, entonces en ese momento, usted saca las fichas y las coloca en todos los negros pares y en el cero, son diez fichas y son 9 números, más el cero, total 10.

–¿Y por qué voy a hacer eso?

–Porque el croupier, piensa y ve que usted eligió con una apuesta fuerte al rojo y al impar y para que no le salga la jugada, va a direccionar la bola hacia el negro par y cuando tira la bola, ahí tiene que estar usted, cambiando la fichas, cuando el croupier no puede dar marcha atrás, la suerte del casino está jugada, pero el apostador siempre tiene la última opción, si se mueve rápido, antes de que se cante el “¡No Va Más!” Hay que calcular, el pensamiento y la acción que va a tomar el croupier para ganar.

–Bah, bah, la idea tiene lógica, la voy a probar y después me acordaré de usted, tome y quédese con el cambio.

La noche fue jugosa, ya medio oscuro por el lado de Puerto Madero, entrando en la salida de los restaurantes, por la Av. Alicia Moreau de Justo la luna iluminaba y había una briza linda, todo estaba en su esplendor.

De pronto, me para otro pasajero con una valija chica, que la sube al asiento, bien vestido, buena corbata, alto, cara de nene de Palermo y me dijo, con una voz de pito:

–A Ezeiza.

–¿A esta hora va para Ezeiza?

–Sí, voy a tomar el vuelo a las 02:00 horas am, es un charter especial, voy por un encuentro económico que se hace en París.

Algo no funciona bien, pensé para mis adentros, yo tengo un código valijero, si la valija es grande, es Ezeiza, aeropuerto inter-nacional, si la valija es chica es Aeroparque, aeropuerto doméstico, si tiene bolso y valija es Retiro, la estación de ómnibus y si es solo un bolso, es el ferry que va a la República Oriental del Uruguay.

La valija es chica, lo lógico que vaya para Aeroparque, pero no es una regla cien por cien exacta.

Ya en el camino, por suerte tenía combustible, charlamos un poco y me comentó que él era economista de alto rango, contador y además auditor. Hablaba con su celular dando asesoramiento de finanzas, se ve que trabaja en algún lugar de valores.

En un momento del viaje le digo:

–Mire que yo sé cómo arreglar el país.

Y me preguntó:

–¿Qué medidas hay que tomar para arreglar las tierras de las pampas, Sr. Tucho, como dice en el cartel, que está detrás suyo? Walter es mi nombre. Se presentó el pasajero.

–Yo no veo más allá de la trompa de mi taxi, pero si yo fuera presidente, son varias las medidas, pero la primera sería la siguiente:

Dividiría los balances en dos, en vez de uno, tendría dos balances por año, uno a cada 6 meses, la fecha de cierre tendría que estar de acuerdo a los ciclos de siembra y cosecha gruesa y fina y quien ejerza la transacción comercial dentro del período pagaría un impuesto a las ganancias estándar y al que comience una operación comercial en un período posterior y la venta sea en el otro período, paga el doble de impuesto a las ganancias, además habría una serie de beneficios, que es muy largo de contar.

–Buena idea, pero Tucho las cosas no son así, eso no se puede hacer por convenios que el estado tiene con organismos financieros.

–Si lo sé, tenemos el problema que aceptamos acuerdos que nos atan de tal manera que no podemos desarrollarnos y terminamos hundiéndonos nosotros mismos con nuestras propias reglas.

Ya circulando por la Autopista 25 de mayo en dirección al aeropuerto, siento que alguien me habla y no era el pasajero, me dijo que tocara el botón de pánico y al principio no comprendí y luego me dijo: “Soy Falucho el soldado que murió antes de entregar la bandera y por favor tocá el botón de pánico”.

–¿Por qué? Pregunté en voz alta, entonces el pasajero dijo:

–Perdón, ¿me habla a mí?

–No disculpe, hablaba solo.

–¿Está bien?, ¿necesita un poco de agua?

–No, no todo está bien, gracias.

–Meta pata que tengo que llegar al aeropuerto. –Dijo el pasajero–. Disculpe, ¿esa caja que tiene adelante?, ¿la tiene a la venta?

–No mire, la caja tiene un valor, es como la apuesta fija de caballos en hipódromo de Palermo, tiene una misión y un destino, esta caja es mi capital, está más allá de la compra y de la venta, tiene un equilibrio y un inversor, que soy yo.

Pasó un rato.

Pero, de nuevo empecé a escuchar esa voz que me decía: “Mira pibe como queréis que te lo diga, ese pasajero que llevás, no es un economista de alto rango, ni tampoco es un abogado de San Isidro, es un ladrón de autos y de los malos, apodado Rompe No Paga y tiene un historial que mejor no te lo cuento, tocá el botón de pánico, ¿de qué forma quieres que te lo diga?”

Pensé un rato, toqué el botón de pánico, ya estábamos llegando al Camino de cintura, cuando siento un fierro en la espalda y el caballero bien vestido, de porte inglés me dijo:

–A ver si te bancás esta, doblá por acá y tomá para el Camino de cintura para el lado de San Justo, no te hagas el piola porque te quemo.

Saliendo de la ruta del aeropuerto.

–Frená acá y dame la billetera, la caja, las llaves y el celular. Con un tono furioso.

–No te agarrés del volante.

No me podía mover, estaba paralizado, cuando, saco pecho y medio tembloroso, le digo:

–Yo sé quién es usted, sos Rompe No Paga.

–¿Qué?, ¿cómo?, tomá ésta telépata. Grita y me pega un culatazo.

–Pará, pará. Le dije y me agarré la cabeza.

–Dame la llave o te reviento.

Falucho me habló, me dijo: “La llave, la reca y la caja no se entregan”, que te la saque después de muerto. Eso es como la bandera que todos llevamos adentro.

Tomo valor y lo encaró:

–La reca no se entrega, ¡desgraciado!

Rompe No Paga, me miró, me apuntó, y me dijo:

–Tomá estos dos a ver si entrás en razón. Bum, bum, me pega dos balazos uno en la pierna y el otro en el pecho.

Saltó la sangre por doquier, quise darme vuelta y no pude, me agarré las piernas y caí sobre el volante, en ese momento llegó la policía, iluminó el rodado.

–¡Alto, Policía! Rompe No Paga, sale del rodado y grita:

–¡Nadie se le hace el guapo a Rompe No Paga!

Dispara hasta agotar las municiones cargadas y cuando va a recargar, siente dos impactos en el pecho y cayó a la orilla del cordón, miró el auto y después, murió.

Falucho desde arriba del rodado, como si fuera un santo que vio el tiroteo, ataja mi alma y me dice: “Dios quiere que vivas, volvé que tu familia te espera”.

–Tranquilo, tranquilo ¿estás ahí?, somos la Policía, llegamos a tiempo.
INSUPERABLE

Insuperable modula:

–SOS, estamos a la deriva, fuertes vientos y olas, el barco va de estribor a babor, y de proa a popa, no tenemos quilla, solicitamos ayuda, vamos a naufragar, ¿me copia?

–Aquí Quequén, lo copio, Norte, Sur, Este y Oeste van en camino, partieron de puerto Esperanza, no deje de comunicarse Insuperable que su viaje no termina. ¿Me copia, Insuperable? ¿Ven la luz del faro?

–Tiramos la carga que iba para la Tablada, solicitamos ayuda Quequén, ¿dónde estás? Quequén, Quequén ¿me copia?

–…Ya no hay luz, solo quedamos Torre, Crovara, Palacios y Martin, nos vamos en bote, el Insuperable naufragó.

–No se rindan, la ayuda va en camino, Insuperable, ¿me copia?, Insuperable, ¿me copia?, Insuperable, Insuperable, ¿están ahí?, ¿me copia? ¿Insuperable?
LA SOPA DEL MENDIGO

¿Qué fue lo que pasó en mi vida? ¿Qué no pude resolver?, estoy ahora sintiendo el olor a sopa en la puerta de la iglesia porque en mi vida no supe ver los secretos de la sopa del mendigo. Esa sopa, que tanto esperé, mientras sentía el frío en mis manos que no me permitían agarrar el plato, que estaba delicioso a pesar de que aún no lo había probado.

Tanto tiempo te soñé, esa sopa que tiene un conjunto de buenos recuerdos que me vienen mientras estoy haciendo la cola interminable, que me pone ansioso y no me deja pensar por qué terminé así en mi vida. ¿Qué fue lo que hice para terminar así? Le pregunté un sinfín de veces a Dios y nunca me contestó.

Pero siempre me dio una sopa, calentita, donde mojar el pan, que, si bien estaba duro y muy duro, pero ante un plato de sopa con amor no hay pan que no se ablande. Esto me pasó por ser un hombre rudo e intransigente, confundí el dinero con los hábitos sociales y fue así como me fui quedando solo, todo fue como un remolino, ya no había cabida en mi vida social y sólo quedo yo y el plato de sopa de mi mendiguez. ¿Qué sentido tenía seguir? y a pesar de que estuve diez minutos, pero para mí eran horas esperando a la vuelta de la mesa del Señor para tener el plato del día, porque eso era lo único que había, el plato de sopa de Dios que me acompañaba en este frío indigente, donde no da tregua y se siente lo duro y congelado de mis huesos que pareciera que rechinan, como un tren delantero de un auto que no está lubricado.

–Llegué. –Dije para mis adentros–, ahora me toca el turno a mí. Y el cura me dijo:

–Hoy, a vos no.

–¿Por qué a mí no y los otros sí?

–Porque te he elegido para que me ayudes, antes tenemos que seguir unos pasos, aunque te parezca mentira, hay una esperanza. Dijo Monasterio, el que dirigía el comedor.

–Pero puedo tomar y después le ayudo. Le dije.

–No. Primero aprendé y después tomá y comé, el aprendizaje tiene que ser con hambre para que se asimile mejor.

–¡El plato de sopa en la iglesia es propiedad de los mendigos! ¿Entendió señor?

–Pero yo soy el jefe del comedor y dirijo esta iglesia y si digo que hoy no hay sopa, no hay, porque quiero que antes te confieses.

–Usted no entiende, en la Casa del Señor, el mendigo tiene derecho a un plato de sopa, es nuestro caldo primitivo, donde se generó la vida.

Monasterio me miró, pensó y luego dijo:

–¿Con que es patrimonio de los mendigos?, ¿no? Está bien. Con enojo, dijo el cura.

Patricio lo miró y le dijo:

–¿Usted quiere que yo limpie la chimenea?

–Sí, eso es, es para que los escombros de tu vida pasada no te aten y se reciclen. En un rato ven por el confesionario. Mientras le daba el plato de sopa. Ambos se sentaron en la mesa y José le dijo:

La confesión es parte del sacramento de la penitencia y es una reconciliación. A través de este sacramento, recibimos el perdón de Dios y también nos sirve como desahogo de una carga pesada que nos tortura y nos limita. Es ese límite que quiero que rompas para iniciar una vida nueva.

Después del confesionario, Patricio le comento a José, que él era un arquitecto fracasado, fue por eso por lo que se derrumbó su vida.

– …porque nunca pude remover los escombros que me ataban al pasado y quedé en un remolino inmerso dentro de mi propio mundo.

–Tiene usted muy buena psicología para detallar, ¿qué le pasó?

–Bueno al estar en la calle, empecé a aprender.

–¡Mira, ya que tenéis conocimientos de arquitectura!

–¡Espere! –le cortó el mendigo– yo ya no construyo más, ¡Nunca más!

–No, no. –Le dijo el cura José–. Yo solo quiero enseñarte lo que la iglesia me enseñó, para que salgas de la indigencia y te recuperes.

–¿Recuperarme?, imposible, yo ya no tengo futuro, mire cómo estoy.

–Solo te voy a enseñar algo que me enseñaron, que tiene una técnica similar a la preparación del plato de sopa, es como si fuese parte del caldo primitivo del que me hablabas, esto tiene que ver con tu carrera, la cual ya no prácticas. Ven, vamos a la salita donde está el pizarrón, que te voy a mostrar un mundo nuevo en el cual te vas a deslizar, sin que te des cuenta.

A Buenaventura Patricio, no le gustaba ni lo más mínimo.

–Bueno mirá, la arquitectura y el mundo que nos rodea tiene una relación, el ecosistema, el desarrollo de las plantas, animales, todo proceso natural tiene una ecuación de construcción que lo respalda, que no vemos.

–Hábleme en criollo Padre, eso ¿qué tiene que ver conmigo?

–Bueno yo sólo quiero que empieces de nuevo y que no vuelvas a emprender utilizando la arquitectura, que empieces en la feria, te conseguí un puesto y si aceptas, la iglesia te va a donar un poco de mercadería para que comiences, pero antes sólo quiero que entiendas cómo utilizar lo que sabes, como si fuese una herramienta de trabajo.

–Lo escucho padre. Dígame.

–En el diseño de los planos o sea el plan del futuro, utilizas un tablero, claro que ya no se usa, pero antes se usaba y representa nuestra vida, la regla paralela representa tu formación y el escalímetro es la forma en que ves la vida, desde distintas medidas, el plano es tu vida personal y las puntas de tinta son las acciones que vos tomás. Me gustaría que tomes esas enseñanzas y herramientas de arquitectura, como formas para que construyan tu futuro, sin que vos te des cuenta, que te salga natural y que te conviertas en un hábil negociante y calculador porque la base que tenéis, te va a convertir en un hombre de negocios exitoso.

–Está todo bien, el consejo, pero yo no tengo plata, ni para un café. Dijo Patricio.

–Trata de utilizar esos conocimientos para calcular, cuándo te conviene y cuánto te representa cada movimiento de venta en la feria. Cuando te quieras acordar, vas a dejar la feria y pasarás a tener tu local de venta, lo importante es que tengas dentro de lo que llevas adelante, un tiempo, espacio y una lógica con sentido común que te la va a dar ese esfuerzo que hiciste para llegar a ser un arquitecto.

Olvídate de lo que pasó, “lo pasado, pisado” y dale duro con la venta en la feria, que esa va a ser tu matriz. Yo tenía una profesora que me decía que tiene que haber una concordancia, entre el mundo y el proyecto que llevamos adelante y un comodín, llamado lógica.

La noche estaba fría, ya estábamos volviendo con mi esposa y mis dos hijas, cuando veo un camión repartiendo comida y ¿quién podía estar ahí?, si no más que Monasterio supervisando todo.

Ya habían pasado diez años desde que no lo veía, paré el rodado, lo estacioné y le pedí a mi familia que me acompañe, bajamos, abracé a mi señora y junto con la tribu, enfilamos hacia el camión, cada paso que yo caminaba era como si el tiempo pasado, se viniera de golpe a mi cabeza, no era fácil, había que saber llegar a donde llegué, pero nunca lo hubiera hecho sin la ayuda de Monasterio.

–Hola. Le dije:

–¡Patricio, tanto tiempo!, ¿cómo andas?, ¡ya no te vemos por la iglesia!

–Bueno, pasábamos por acá y junto con mi familia venimos a saludar y agradecer todo lo que me enseñó. –Y le agrego–: Sus enseñanzas viven y están dentro de mí, solo tuve que seguir tus consejos para poder salir de la mendiguez y venía ahora…

–¿Ahora? Dijo interrumpiendo, José.

–Sí, ahora. –Le contesté–. Vengo con mi familia, para tomar el plato de sopa del mendigo, ese plato que me enseñó, que nunca hay que bajar los brazos.
RETIRO VOLUNTARIO

Años añorados, tiempos pasados e historias personales, todo le sonaba como un cuento, no podía ser realidad, tiene que ser una ficción, pensaba Raúl, mientras viajaba en el ómnibus de larga distancia, porque ya se iba con vistas a tener un “futuro mejor”, y no quería recordar todos los años que les dedicó a la empresa donde había trabajado. Ya no era parte del staff.
Recordaba, mientras veía cómo se alejaba de la Ciudad de Buenos Aires y se sentía el frío del vidrio mojado del micro, como si llorara por él, porque por dentro había una deuda interna que lo carcomía y lo estrangulaba, ¿cómo le pasó una cosa así?, se preguntaba, si siempre, dio todo por la firma… y recordó cómo había sido su inicio, el desarrollo y su final laboral en el laboratorio de la vida.

Amores perdidos, cuando empezó, tenía todo, primero un contrato, después pasó a efectivo con una relación de dependencia con la camiseta de la Compañía, se acordaba del carrito que le traía los sándwiches para almorzar, pasaron los años y la empresa era su segunda casa, hasta que un día el fantasma del desempleo tocó la puerta, cada año se acercaba más, andaba por el barrio de la empresa.

Después que pasaba por la puerta, sentía que había un silencio y cada uno se agarraba del escritorio como diciendo “de acá no me sacan”.

La edad y la antigüedad eran dos pesos que el jefe de personal tenía en una balanza y cuando se balanceaban sonaba la alarma de despido.

Pero no todo es mala noticia, también había peripecias en el trabajo. Se acordaba cuando el jefe, le dijo:

–Raúl, necesito que me hagas un favor y vayas por mí a un coctel de la Unión Argentina de Laboratorios.

Ya en el coctel, en un hotel cinco estrellas en el fondo de la Avenida Santa Fe de esta ciudad tan querida, se arregló la corbata y entró, puso su credencial y le dijo a la chica de la entrada:

–Soy Master Kell. Dijo Raúl, sintiéndose el jefe que siempre quiso ser.

—¡Máster!, ¿sos Máster? Dijo la recepcionista, quien rápidamente se levantó y llamó a su supervisor para decirle:

—Vino Master, del laboratorio.

–Seguro. Dijo el ingeniero, quien se apartó del coctel para recibirlo y cuando se acercó, le expresó:

–Usted, no es Master. Eh, muchachos, este es un colado.

No hizo a tiempo a salir del lugar que lo agarraron tres y lo sacaron de la entrada y por casualidad pudo explicarles que él pertenecía a la empresa y que representaba al laboratorio de la vida.

–Bueno, usted disculpe. Le dijo el ingeniero y le dio la bienvenida.

No importa cuántas veces puso la cara por el jefe, la plata que le hizo ganar a la empresa, la buena imagen que les dejó, la amistad de años de trabajo en equipo, pero hay un denominador en común que se debe tener para estar en una empresa y es un título profesional, si no tenés un título, no sos del club y si no sos socio de ese club, la pirámide de Cleopatra o sea el ascenso en la organización, es nulo.

Los jóvenes son más fáciles de formar, son más activos, más rápidos y no andan con historias de radio pasillo (chimentos en la empresa).

La empresa paga, pagó y pagará caro la contratación de personal nuevo en reemplazo de los llamados, “camada de antiguos” porque no tienen, ni la calle, ni la experiencia que tiene Raúl.

Pero para la elite, aceptar a un plebeyo que no tiene el degree, o sea no tiene título, es como que un bastardo sea un caballero en la orden de los exclusivos, que tienen su propia flema.

No les importa que él haya construido su tiempo y espacio en la empresa, haber puesto ladrillo por ladrillo, con el sudor de la frente y yendo al reloj de personal donde se marca el amanecer y el ocaso como moneda corriente, porque eso de que ocho horas es lo legal, ¡Minga! Si les contara las horas que empeñó y no son consideradas horas extras, porque en el único lugar donde hay extras es en el cine o en la televisión, además para que se den una idea, el calendario le quedó chico varias veces, con las veces que fue a trabajar.

Pero acá no hay vuelta, para la elite, él era un número, sí, un simple número, es duro y cuánto más joven es el empleado, la remuneración es más baja, pero cuando tus acciones suben con tu edad y cotizas bien en el mercado, porque sos como una fija en el hipódromo de caballos, ahí ya estás en las manos de un analista que es un niño poderoso que no entiende el negocio, que nos corta el salario ganado con honra como quien apaga la luz cuando se va.

Esto fue lo que el sintió cuando, un alto, flaco, con cara simpática y sonriendo se acercó y le dijo si podía pasar por su oficina de recursos, (no humanos).

En la reunión, cometió el error de sentarse a escuchar el plan de retiro que le ofreció la empresa, como si él fuera un bien de uso que ya fue amortizado y está en vías a ser reemplazado.

No le importó nada de su esfuerzo, sólo le repitió varias veces la suma de dinero que le pegó fuerte, sonaba bien, pero al mismo tiempo sintió un dolor como que había perdido su futuro.

A medida que pasaba el tiempo desde ese punto de partida, empezó hacer planes con dicho dinero, soñaba con muchos horizontes, era todo un emprendedor efímero porque él, no tenía, ni la preparación ni el oficio como para iniciarse comercialmente solo, cuando su perfil era netamente administrativo.

Se despertaba en las noches y se le endulzaba el sueño, la idea le fermentaba en su cabeza como un vino de alta clase, había que madurar la idea. Mes a mes, su mente tenía un disquito que le decía:

–“Mirá el mundo que te estás perdiendo por no cobrar el dinero que te da el patrón, no perdón, no es tu patrón, es tu padrino que te quiere”.

A tal punto que cada vez que iba a su trabajo, se preguntaba así mismo una y otra vez ¿por qué tengo que venir por acá?, ya no pensaba en su trabajo, solo se limitaba a pensar en el uso del dinero como pan caliente que a la fecha no estaba.

Había que tomar la decisión y saltar a otro mundo. Ya no le importaba, si para la empresa era indispensable, en un momento sufrió y se angustió cuando vio que no era parte de la elite, que no lo tomaban en cuenta, que su esfuerzo fue un sentimiento que él siente porque es muy sensible, sólo miraban los números y si la cuenta no les cerraba, poco a poco el sistema lo dejaba afuera.

Abrió la puerta y salió con la alfombra roja, ya no pertenecía a la empresa, entendió que, si seguía, iba a ser parte de un círculo que tiene una política, que él no aceptaba.

Solo tenía una oportunidad más, era retroceder, agrupar las fuerzas, reciclar los errores y entrar en un nuevo mundo, al que no estaba preparado y así le fue todo por un retiro voluntario, su destino esta sellado y será desconocido.
ROQUE PEREZ 136,4

Estaba solo en mi casa, sin amigos, –más vale solo que mal acompañado–, me dije a mí mismo, pero, aun así, yo siempre estaba dispuesto a salir a buscar nuevos mundos.

Soy una persona sociable, plata no me falta y tomé la decisión de ir solo a bailar, solo, sí, pensé, solo.

Llegué a la disco, pasé al Vip y lo encaré al barman diciéndole:

–Dame una botella, del que ya sabés, el más caro champagne, el del Vip pueblo, el que vuelve locas a las mujeres que se rinden por una copa, ya se sabe que está prohibido tomarlo solo.

El barman lo miró fijo y sin dudar le dijo:

–Este cuesta y ¿tenés chapa para pedir la bebida prohibida?

–Sí, tengo chapa.

–Mire que he visto muchos que la pidieron y no tienen el temple para sostenerla.

–Desde chico tenía cojones para ir a la calle del Temple en Parque Chas y hacer ring raje y bancarme la murra, y murra de la buena.

El barman abrió la heladera, tomó con mucho cuidado la botella como si esta tuviera nitroglicerina, el champagne que solo algunos podían tomarlo, sólo se vende en el VIP y si no sos Very Importan Person, no estás en el club para obtenerla. Esta marca es una leyenda y encierra historias que jamás hubiésemos imaginado.

Tomé la botella y pagué el precio que dolió en el corazón, me fui a la mesa no llegué abrirla, que fue cuando sentí una mirada profunda de amor, que salía del costado derecho, su belleza era incontenible y tan grande que quedé como hipnotizado, mis ojos quedaron anclados en ella. En mi vida no había visto una mujer así, pecado era verla, o mejor dicho era pecosa con sus ojos azules, se sentó movió su cadera, buena figura, canchera, bien dotada, pelo rojo, fina y sensual. El amor me empezó a desbordar a tal punto que no podía hablar, sólo hice un gesto de bienvenida y las manos me temblaban, la botella cayó sobre la mesa pegando de culata y saltó el corcho, mientras apenas podía tenerla con la mano. Se derramaba como si fuese placer a tal punto que ya no podía ver, era un amor prohibido, que fue instantáneo como el café y profundo como el agua cristalina que salía de mis ojos. Algo que no tiene palabras, mi corazón palpitaba y mi boca me traicionaba, jamás en mi vida había visto tanta belleza y la misma se instaló en el corazón de ambos, aún sin conocerla era hielo fundido con calor, fuego del que no se toca, porque es un golpe de choque emocional que une dos mundos prohibidos. Romeo y Julieta en su éxtasis emocional, ella se bamboleaba sobre la mesa y solo atiné a escuchar el apellido “Roque Perez”, acompañado de un número “cientdo treinta y seis con cuatro”.

No pude ver más y ambos caímos inmersos en un amor indomable, nunca voy a olvidar su mirada, quedé ciego de amor y me desmayé. Jamás supe de dónde vino o que fue de ella, yo desperté en un hospital, con mis parientes, a pesar de no ver, no sufrí por la pérdida de visión, sufrí por la pérdida de lo inalcanzable. El médico dijo que el impacto de la mirada de la bella hizo subir la glucosa y que eso provocó un bloqueamiento de la vista que no me dejaba ver. Fue una ceguera temporal.

–Es muy posible que en un lapso corto vuelvas a ver, la ceguera no es definitiva.

Tiempo después, había recuperado mi visión y sin dudarlo, cuando me repuse, hablé a un amigo, que siempre me fue fiel y era el único que me quedaba, el inspector Casajunta de la policía, tipo avezado, sabueso de primera línea, fuimos amigos mucho tiempo.

Casajunta me fue claro:

–Sé lo que te pasó y es un trago de amor fuerte, tan fuerte como el séptimo regimiento. Si la encuentro, necesito una carta tuya para entregársela, algo que me permita tener contacto, pero no busques un concurso de escritura dónde inspirarte, sé vos, escribí por escribir a lo macho y sin pelos en la lengua, donde muestres tu chapa, algo que le impacte como para que ella te acepte.

El tiempo pasaba y las noticias no llegaban, desesperado me fui a la calle Roque Perez al 3600, en CABA y pregunté por ella y la respuesta fue negativa, recorrí toda la zona y no había ningún rastro, hasta que llegué al final. Cuando me topé con un mendigo que me pidió una limosna, miré al hombre, vi que su cara estaba curtida y había sufrimiento. No tenía, ni guita, ni mango, yo siempre ando con lo grande Luca y Palo, pero ese día me agarró sensible y emocionado por lo sucedido y me nació una luz interna de ayudar a la gente y se lo di, pero un momento pensé: ¿qué estoy haciendo?, al mendigo se le abrieron los ojos, me miró, pensó y agarró el billete de mil, sacó una birome, escribió en el mismo y me lo devolvió

Lo agarré, lo miré y vi escrito en el mismo: “Roque Perez – Buenos Aires”. Temblé un poco, quedé perplejo y asombrado.

–Esto es lo que buscás. Me dijo el vagabundo.

–¿Y usted cómo sabe? Le pregunté.

–Nosotros sabemos lo que la gente no sabe, por eso soy mendigo. Me respondió.

Le agradecí rápidamente, me fui a la terminal de ómnibus y ya era un hecho, estaba en Roque Perez, que está a 136.4 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires y son 1 minuto hasta el centro.

Bajé del ómnibus y de pronto alguien me toca la espalda y me dice:

–Hola Dataclaft.

Me di vuelta muy asustado, ¿y quién podía ser? Casajunta que me dijo:

–Sabía que ibas a llegar.

–¿Cómo llegaste hasta acá? Le pregunté.

–Soy policía, –y agregó–: La mujer que buscás está aquí, se llama Yolanda, pero tiene un precio, el cual vas a tener que pagar.

–¿Es una chica de la noche? Pregunté.

–No, no, no mal intérpretes, no es una chica de la noche.

–Cuando la veas, ella te amará por siempre, pero el amor es tan profundo que es muy posible que quedes ciego permanentemente, porque ella es el amor que todos tenemos.

–Y si todos tenemos ¿por qué yo no lo puedo ver? Pregunté.

–Nadie puede encontrar en el mundo a su amor prohibido, por eso no pasan estas cosas, Dios no deja que encontremos ese amor y nos lo saca para que tengamos una inspiración permanente en el deseo de amar y así nos forma, para que busquemos y busquemos ese amor que nunca vamos a tener y en busca de ese infinito, encontramos otros amores que empiezan a reemplazar al amor de la matriz.

Vos llegaste a la matriz a donde nadie llegó, ¿entiendes Dataclaft? Mientras caminábamos en dirección a la casa de la chica. Hasta acá llego yo, si sigues, sabes lo que va a pasar, es tu decisión, estos cien metros que faltan serán los metros de tu última luz.

–Todo esto fue muy fuerte, cruzaré los dedos y le pediré a Almafuerte que me ayude porque no es justo que, si llegué, no pueda disfrutar en mi plenitud del amor.

–Es la ley de Dios, todos los amores tienen una forma de amar a lo grande que nunca encontramos. Dijo Casajunta.

Dataclaft, se arrodilló, hizo silencio, tomó fuerza se levantó, encaró a paso firme, miró fijo para adelante, cada paso que daba era como si pusiera un mojón en la ruta que marcaba los kilómetros, parecía una eternidad y un ansia de amor que lo llamaba. Tocó el timbre y cuando Yolanda abrió la puerta, solo la vio un instante y ya no pudo ver más, solo le quedó la imagen de ella grabada en su corazón. Ya no podía ver más, fue cuando Yolanda lo beso y le dijo: Te amo, de pronto volvió a ver una luz y la vio a ella y a través de ella vio el mundo que le rodea, se abrazaron y ella dijo:

–Llegaste Dataclaft, llegaste repitió llorando, llegaste.

–Casajunta estaba equivocado, cuando hay amor, hay luz en el corazón, pensó Dataclaft.

EL CASAMIENTO DE LA LUZ MALA

Los gauchos Lobizón y Aguatero fueron llamados a Buenos Aires por orden directa del Ejecutivo:

–Hay que atrapar a la Luz Mala. Dijo el presidente en la Casa Rosada.

Hace tiempo que la venimos buscando y queremos poner fin a esta historia, aquí en la Argentina, en las pampas del gaucho. Dijo el primer mandatario.

“La Luz Mala se originó por el fallecimiento de la esposa del patrón de la estancia que generó dudas en la peonada y la misma se dio por desaparecida. El dueño del establecimiento había enterrado a su media naranja y la encubrió tapando con los restos de la faena de la vaca gran campeona, había una injusticia, fue por una traición del mandamás del lugar, tal hecho enfureció a los gauchos, que sabían la verdad, pero nadie quiso tirar la primera piedra y quedó en el personal del campo, una mala leche, que no llegó a ser, ni queso, ni yogurt. Cuando se mezclaron los restos humanos con los restos de la vaca se inició una espontánea ignición de aquella desgracia, así surgió la Luz Mala”.

Dada la situación, el alma de la difunta, se hizo luz con ansia de venganza, porque el pueblo se calló sin querer y fue cómplice del patrón. La Luz Mala armó, un par de líos en los pagos, con inocentes heridos y por dicha razón fue perseguida por los descendientes de Santos Vega hasta el corazón de las pampas, donde se perdió el rastro.

La última vez que se la vio fue en la provincia de Misiones y su paradero es desconocido. Agregó la máxima autoridad de las Pampas.

Confío esta misión a ustedes, gauchos Aguatero y Lobizón, yo sé que está bancado por el decreto 848 de Perón. El Hombre Lobo, como dice la leyenda, el séptimo hijo varón, que es con-siderado ahijado del presidente argentino, gracias al padrinazgo presidencial.

–Sí señor, presidente, vamos a ir en busca del Farol de Mandinga, tenga presente que no le vamos a fallar. Aclaró el Lobizón, que se prendió en la búsqueda con el fin de hacer justicia.

Llegando a Posadas, la provincia de la tierra roja, se montaron en dos caballos Manchado y Pancho y enfilaron derecho a las Minas de Wanda.

No había rastros, hasta que llegaron a las Cataratas del Iguazú y fue ahí cuando se acercó un tucán, ave zonal, que se convirtió en la Diosa del Ibera y les dijo:

–La Luz Mala está en donde se palpa la caída del agua, donde H2O tiene vida es en lugar mal llamado la Garganta del Diablo. Y desapareció.

Rápidamente el Lobizón y el Aguatero fueron hasta la Garganta y se les apareció una paisana linda, morocha, toda humedecida, con sus trenzas bien parejas, tenía una pollera verde y una blusa marrón, ahí no más, sin decir nada, les ofreció un matecito. Aguatero, tímidamente, aceptó y fue ahí cuando la Luz Mala se dio a conocer y expresó:

–Yo soy la Luz Mala: el mate tenía veneno y la yerba estaba vencida.

Aguatero, tomó un nuevo sorbo y le dijo:

–Yerba mala, nunca muere.

Rápidamente la bella desapareció. Los vaquéanos le siguieron el rastro hasta el Jardín de la República, provincia de Tucumán donde se había atrincherado en la histórica Casita de Tucumán y no quería salir, fue cuando dijo:

–La casa está tomada, esto es propiedad privada.

Y despertó la furia de los habitantes, que, junto a los gauchos, se levantaron para atraparla. La bella desapareció nuevamente y continuaron tras el rastro, en el corazón de Salta, dado que habían desmontado algunos bosques, el rastro se borró; ya cansados, llegó la noche y la hora de la oración, fue cuando el gaucho Aguatero, sacó su Rosario católico del pecho, levantó el mismo y vio un reflejo armonioso era la Frontera de dos mundos.

­–Ya sé dónde está, en Rosario de la Frontera.

No descansaron y rápidamente se hicieron presentes en la ciudad donde agotados por la travesía, entraron en una zapatería a comprar el calzado de las pampas argentinas.

Ya, una vez adentro, el Lobizón le marcó a la vendedora el calzado de patas anchas y la señorita, le ofreció un cafecito, endulzado con azúcar de Tucumán y ella le dijo que no estaba a la venta, que lo único que tenía para él, era una chancleta o una alpargata y agregó:

–El calzado de las pampas no es para usted, porque a lo sumo usted puede calzar una chancleta.

– ¡Cuidado! –Gritó Pocas Pulgas–: es la Luz Mala.

–Al verlos, sonrió, con su cara hermosa, dulce pero bien traicionera.

El Lobizón se abalanzó sobre ella, pero ésta saltó rápidamente y volvió a saltar y le gritó:

–El Pampa no es para usted, solo tengo la alpargata, porque usted Lobizón es una chancleta y se esfumó.

Dada la situación, se habló con el dueño del negocio, quien le vendió el calzado y de paso se registró todo el local, sin encontrar pista alguna.

La situación estaba complicada y ante semejante rebeldía se consultó al cacique de la tribu de la Docta, el Gigante Cordobés, que ya estaba retirado y está radicado en la ciudad de los Toldos.

Ya con el Gigante, el mismo estaba enojado por los fracasos y decía:

–Esto es inconcebible.

El Gigante se paró, caminó dentro de su recinto y preparó un plan para atrapar a la Luz Mala, de una vez por todas.

–Tranquilo, aclaró el Aguatero. Y dijo:

–La falta de paciencia nos puede jugar en contra, yo sé que está cansado de esta situación, pero su peor enemigo es no tener paciencia.

–Paciencia. Dijo el Gigante.

–Sí. Paciencia. Repitió el gaucho.

–No deje que la ira se nos apodere de nuestras decisiones, la ira es de los Dioses y nosotros somos humanos, de carne y hueso. Aconsejó la tranquilidad de la pampa.

El Gigante consultó a los servicios de inteligencia de Buenos Aires que son tipos avezados, pero quien dio en la tecla fueron los buscadores de oro y agua de la región de Cuyo, ellos sabían por experiencia cómo atraparla.

La Luz Mala estaba en el corazón del Chocón y para sacarla de su escondite había que instalar en la cima del Aconcagua, la montaña más alta de América, un cajero automático, un refugio que tiene que estar en lo más alto, dado que ella es fana del Centinela de Piedra (el Aconcagua) y la misma sería la operación de dinero más alta del mundo, algo nunca visto.

El Gigante preguntó:

–¿Quién va a bancar semejante cruzada, un refugio en la cima del Aconcagua que tenga adentro un cajero automático? Además, no me gusta molestar al Centinela de Piedra, con nuestros problemas domésticos.

–Es la única forma de hacerla salir de su escondite y por otra parte sería una atracción turística de primera línea. Agregaron los adelantados.

El capo pensó y dijo:

–El grupo ecologista del impenetrable no va a tolerar semejante obra, pero claro, si esa es la única forma, pónganle la firma que, junto con los empresarios y la ayuda de la Rosada, consideren el cajero, un hecho.

–Se llamará la sucursal Almafuerte que se banca cualquier tipo de corrida cambiaria y también será la pulpería/café más alta del mundo. El refugio más cercano será Elena.

Ya estaba todo listo cuando se puso el cajero en funcionamiento, los gauchos el Aguatero y el Lobizón estaban agazapados montando vigilancia, era difícil respirar en esas alturas, cuando una estrella iluminó en el horizonte y se apareció una luz en plena oscuridad, había neblina y apenas se veía la figura de una mujer que apareció de pronto.

–Es bellísima, morocha y mirá sus ojos.

–Guarda la tosca. Agregó el Aguatero, mientras acomodaba su facón/cuchillo.

El Lobizón quiso encararla y el Aguatero, lo paró y le dijo:

–Esperá que haga la descarga y después la apresamos.

La Luz Mala, puso su tarjeta y el cajero le entregó plata con el recibo, pero cuando quiso sacar la tarjeta, el cajero se la tragó y eso la puso furiosa, fue ahí cuando el Aguatero sacó su lazo y la enlazó adentro de su alma.

–De esta no escapás. Y junto con el Lobizón tiraron fuertemente.

De pronto el cajero empezó a tirar dinero y los gauchos no entendían nada, el Aguatero pensó:

–¡Somos Ricos!

–Esa plata es para ustedes. –Dijo la Luz Mala y agregó–: si me dejan escapar, se llevan el dinero, si no, correrá sangre.

–¡Este truco no funcionará y de aquí no vas para ningún lado! Dijo gritando Lobizón.

La Luz Mala, se asustó, ya no podía desaparecer y para calmar la situación, el Lobizón le introdujo en su boca un bombón de chocolate de la bahía de Samborombón y la Luz Mala cayó presa.

–Tenemos que llevarla a Buenos Aires, la Rosada la reclama. Dijo El Aguatero.

Pero se cortó la luz y Lobizón pensó:

–No tenemos salida o la dejamos ir o nos quedamos sin luz, si le damos vida eterna, eterna será nuestra ceguera. Con luz activa o con luz cortada, esta va presa o me dejo de llamar Aguatero.

Rápidamente la trasladaron al centro estratégico en la Finca Los Andes Uno, provincia de Mendoza, bodega tradicional donde fermentan nuestros secretos locales.

El Gigante Cordobés dialogó con el Aguatero y el Lobizón y les dijo:

–El país está a oscuras, algo tenemos que hacer.

–Queremos hacer un interrogatorio, ya hace tiempo que este problema viene y queremos saber porque:

Sentaron a Luz Mala, la inyectaron con el suero de la verdad y le pusieron bajo una lámpara para que hablara.

–Esperaron un rato, la Luz Mala empezó a transpirar, movía la cabeza para un lado y para otro lentamente, sus labios se volvieron pesados, su visión borrosa.

–Lobizón, le levanto la cabeza y le dijo: Ahora cuenta cómo te convertiste en la Luz Mala.

–Vete al infierno, hijo mal nacido, me inyectaste.

–Insistió con la pregunta y contesto con bronca–.

–En el campo donde vivía, había que tomar una decisión si pasábamos por alto la naturaleza y tecnificábamos el establecimiento. Yo decidí, no seguir ese camino de mi esposo y eso fue un problema que se agrando y termino con la ruptura del matrimonio, iba a haber una separación de bienes y cada uno iba hacer su administración de acuerdo con sus ideales, pero mi esposo no lo acepto y termino dándome muerte, antes de matarme, me agarro del cuello y me dijo: ¿O estás conmigo o te boleteo? Y yo le dije, ágatas, prefiero morir antes de seguir tu camino, fue cuando sentí como la saliva me mojaba los labios con un chillar de sangre, tengo la última imagen de él borrosa y no vi más, más nada, sé que me enterró junto con los huesos de la vaca gran campeona

Esa fue la razón y así, la madre naturaleza al ver que tenía un concepto en donde, yo ponía lo natural por arriba de mis ambiciones económicas y apoyaba la causa hasta con mi vida, me transformo en la Luz Mala para que pusiera mi ley en las pampas.

–Y por eso asesinaste y quemas fincas–. Mala persona.

–Quienes son ustedes–.

–Nosotros somos la división Santos Vega, servicio secreto de los Gauchos de la Pampa.

Yo solo cumplía con mi deber, para lo que fui enrolada y se desmayó.

–La reavivaron para hablar un poco más, le inyectaron nueva-mente, pero para sacarla del trance y esperaron un rato y volvió.

–La Luz Mala, explicó que el concepto de lo natural y el respaldo que nos da. Toda obra que sea llevar agua al desierto, regar, llevar el verde, esparcir los animales es todo obra de la naturaleza y es bienvenido todo desarrollo que se hace, agua para sembrar más y canales para dar vida está todo bien. Pero en nuestras prácticas no debemos apartarnos de la naturaleza, porque ella es nuestro mejor seguro que nuestra existencia sea permanente y duradera.

–Ya un poco más suelta, empezó a dar cátedra y se explayó.

–Se entiende por natural, tener en el baúl del auto, un compresor, para que cuando cargue combustible al mismo tiempo descargue el desecho, que nos va a servir como abono.

–Yo tengo esa tecnología y se las voy a dar–.

–El Gigante de Arroyito, yo no le creo, nada, si no vuelve la luz, le vamos a hacer una lobotomía y terminemos el asunto.

El Aguatero y el Lobizón, le contestaron:

–Si hacemos eso nos quedamos sin luz hasta el final de los días de nuestra República.

–Y la Luz Mala, tomo fuerza y continúo–

–Donde se cría el ganado es bueno que, si lo sacrifica, no lo lleve a un matadero, le des vida eterna en el propio establecimiento. Si fue lindo criarlo, cuidarlo, también tenes que bancarte el trago amargo de matarlo, como se hacía antes.

–Cuando un rodeo es sometido a una inseminación artificial o embrionaria, lo ideal sería que esas prácticas se dejaran de hacer y si se quiere mejorar el rodeo o la producción, se debe insertar en el ganado al toro que tiene el tipo y característica lechera para dichas vacas, las mismas deben tener la opción de elegir o rechazar a su toro. Si no tienen la opción, estamos cruzando la delgada línea de la naturaleza por un fin de lucro propio humano.

–Y ahora que, te volviste ecologista, dijeron todos.

–Sembremos un trigo que genéticamente no esté modificado, ¿pero se produce menos?, si se produce menos, pero con la semilla de trigo normal tenéis el respaldo de la naturaleza que siempre te va a bancar y el suelo del campo no se te va a contaminar con elementos químicos que te destruyan la tierra.

–Se puede fumigar para cuidar el cultivo, pero no matar a la cría del insecto. Siempre tiene que haber una ida y vuelta, pero no mates a la cría de quien te ataca tú cultivo o tú animal porque estas cruzando el puente de la naturaleza y ahí perdemos el respaldo que tenemos como especie que tiene razón, inteligencia, decisión, voluntad, esfuerzo, amor y conciencia.

–La naturaleza siempre nos va a respaldar, pero te pide que no cambies lo que ella creo, que sigas sus lineamientos que ella da y si nos movemos con esos parámetros, no va a haber problema.

–Si no mire lo que paso con la vaca loca, cuando cambiamos los alimentos y nos apartamos de la naturaleza, con el alimento balanceado que tenía carne y fue entregado a un animal que esta con pastura.

–Mira como sabe- Dijo el Aguatero.

–Yo veo lo que pasa en el mundo–

–Nadie dice que no crezcas, nadie dice que no termines con el hambre en el mundo, pero no te apartes de lo natural porque empieza la cuenta regresiva para nuestra vida y lo que el hombre no cuide, lo reclamará otra especie y rápidamente nos extin-guiremos sin que nos demos cuenta y otras especies reclamarán nuestra posición, la posición de ser seres con inteligencia, es una posición muy codiciada por otras especies del planeta.

Esto es en todos los ámbitos del mundo animal, vegetal donde el hombre interactúa, si la misma especie humana no sigue lo natural en su quehacer de vida social, no es asunto de La Madre Naturaleza, ella si se fija en la relación o la acción del hombre con sus ambientes, no las decisiones de vida propia de su especie, no es su área.

Yo dejé las fórmulas en el cajero automático del Aconcagua, que debe estar ahora imprimiéndolas, busquen en los tickets y antes de que me capturaran imprimí esta nota que me dejo la Madre Naturaleza.

–Aquí tiene, le entrego la Luz Mala al Lobizón, quien leyó rápidamente:

–¨Es un mensaje para vos: ¨Luz Mala¨, pasaras a ser buena y criaras una familia que fue lo que caucionaste cuando viniste a este mundo, pero no lo pudiste cumplir porque tu exesposo te asesino, fui yo la naturaleza quien vio tu amor por el ecosistema en donde pusiste mi Ley por arriba de tus bienes personales y eso me gusto. Junto con el más allá decidimos darte una nueva oportunidad para qué crees una familia y no dejes de informarles a los habitantes de esta tierra el porqué de tu existencia. – firmado La Madre Naturaleza¨.

–La iglesia, tomo cartas en el asunto y se presentó en la finca, con el obispo de la zona, quien escucho el mensaje y le hizo un par de preguntas a la Luz Mala.

–¿Quién es Dios para vos?, y ¿en qué crees tú?

Para mi Dios es espiritual y domina la materia, está en el universo y el universo es Dios, por eso cuando creamos un activo fijo sobre su creación, estamos apoyando a Dios en su vuestro desarrollo, aunque uno no lo crea.

–Cuando el hombre pasa de sedentario a nómade es el inicio de que los humanos empiezan a creer en Dios.

–Bueno ese es su modo de ver la vida, para nosotros Dios es espiritual y las cosas del alma no se mezclan con lo material, dijo el Aguatero.

Para mi Dios es parte de la materia y es también espiritual, remarco la Luz Mala.

–Eso es todo por mí, dijo el Obispo, solo quería saber si reconocía a Dios.

–Asique ahora sos ecologista y religiosa– denos una prueba que es cierto lo que dice, ya más calmado dijo el Gigante de Arroyito.

–Pasaron unos quince minutos en silencio y de pronto La Luz Mala dijo: acá hay luz y ya volvió la luz al país, pero observen bien, con sabiduría.

–En ese momento, volvieron los monitores, los noticieros informaban que habían atrapado a la Luz Mala y estaba en una finca en Mendoza. Pasados unos cinco minutos, para sorpresa de todos, los medios estaban recibiendo llamados que los interrup-tores de luz no funcionaban, el interruptor está apagado o prendido daba igual, hay luz eléctrica, ¡Es Imposible!

–Pidió una prueba, dijo la Luz Mala– ¡Aquí la tiene!

–El Gigante estaba asombrado por lo que estaba pasando y habló con el Centinela de Piedra, los caciques de la Patagonia, La Diosa del Ibera, el predicador de la Pampa, los ecologistas del Impenetrable, el obispo y La Rosada. Todos en una llamada telefónica conferencian por el canal secreto.

–Había muchas diferencias entre ambos, el Centinela de Piedra confirmó que el cajero estaba lleno de tickets, todo el rollo que tenia se había impreso solo, con fórmulas, eso descoloco a todos los referentes de la reunión, que se pusieron contentos con la noticia y llegaron a un acuerdo, salvo la Rosada, que estaba haciendo rancho aparte sobre las decisiones tomadas.

–Se le dará una nueva oportunidad a la Luz Mala que ya era humana y se le otorgaran los documentos como Casimira Paz y tendrá derecho a insertarse en la sociedad. Además, se la llevara a un pueblo donde es un polo tecnológico en la Provincia de Córdoba, lugar que es secreto y se efectúan investigaciones de avanzadas. Este es un servicio que esta por arriba de los centros comunes de investigación.

–Ya sabemos porque pasan estas cosas y los riesgos que corremos. Se dará un informe a la Casa Rosada– dijo el Gigante de Arroyito.

–La Rosada estaba furiosa, le hablo al Gigante y le dijo:

–Yo soy el que mando acá y las decisiones las tomo yo, soy el poder ejecutivo queda claro.

–Mire le dijo el Gigante, usted está en ese puesto, porque nosotros lo bancamos, no vaya a ser cosa, que cuando termine su periodo se tenga que ir.

–No le gusto, pero dijo que lo va a pensar– contesto con vos de enojado.

Días después y más calmado el asunto.

–Esta es tu oportunidad, le dijo el Aguatero al Lobizón, cásate con ella y recicla su maldad, conviértela en buena, es la única opción.

–Yo se que te gusta ella, por eso aceptaste esta misión, es tu oportunidad.

–Solo el amor puede derribar las paredes de penas antiguas y cuando hay que amar a lo grande, no importa el precio que haya que pagar, si la cruzada es justa y gloriosa, el amor eterno prevalecerá. Volvió a decir y remarcó:

–Esta es tu oportunidad, volvió a repetirle y la de ella de concretar algo en la vida.

La gente empezó a festejar, ya no iba a ver más facturas de luz que pagar, los medios, se preguntaban si esto es un milagro y si se bancaria el consumo de la industria y los aires acondicionados.

La Luz Mala, más calmada, escucho al Gigante de Arroyito que le informo lo que la junta de Caciques, había decidido. En ese momento él Lobizón, le dijo, no vayas sola vení conmigo, sembremos una familia y yo te voy a ayudar.

–La Luz Mala pensó, yo no voy con nadie si no hay boda antes–.

—Una boda, Lobizón está usted seguro.

–Si lo estoy e lo miro al Lobizón directamente –

–Yo ya soy humana y aceptó el ofrecimiento del Lobizón–

Estoy de acuerdo con la boda y en agradecimiento, la luz quedara para siempre así, como está ahora.

–Acá tiene unos documentos provisorios, su nombre será: Casimira Paz

A la ceremonia asistió, toda la pueblada, Casimira Paz se comprometió a ser buena y dejar atrás el pasado y ante un eclipse amoroso, donde la luna se juntaba con el sol en un acto milagroso, el eclesiástico dijo:

–Necesito dos testigos.

Espontáneamente La Diosa del Ibera y El Profeta de la Pampa, salieron de testigos de la ceremonia.

La Luz Mala, estaba bellísima, con su vestido blanco con una cola que iba sostenida por toda la primada del pueblo, las calles estaban llenas de gente, se había hecho un asado popular en todas las ciudades de la pampa, el país estaba de festejo con mesas y sillas que sacaron a la calle, con comida que la gente aporto, vino, cerveza, gaseosa, ensaladas y por supuesto una buena porción de asado que estaba esperando el momento del sí para empezar la fiesta popular a nivel nacional.

Se instalaron pantallas gigantes y televisores para seguir el casamiento en directo, salían gauchos de todas partes

–Si hay alguien que se oponga a la unión de esta pareja, que hable ahora o calle para siempre.

–Nosotros. Dijeron dos señores de traje negro, que representaban a la flema Porteña y a las empresas de Luz. No era más la flema inglesa, ahora era la flema de Buenos Aires, la Rosada no apoya la unión.

El eclesiástico remarcó:

Que tenía la palabra del Lobizón empeñada y que, de acuerdo con el tratado de la Pampa Argentina, todo aquel que rompa el lenguaje de caballeresco tendrá que vérselas con el General Acha, por lo cual, el empeño está por arriba de las aspiraciones de la Rosada y continuó con la ceremonia.

–¿Gaucho Lobizón, acepta por esposa a Casimira Paz, para que sea su compañera en esta nueva vida? Preguntó el cura, mientras el Obispo observaba.

–¡Sí acepto! Dijo con firmeza.

–Y toda la iglesia festejo y se sintió un festejo nacional, donde la tierra se hizo humana y sello la unión.

El cura pidió calma. Se hizo un silencio, cuando el eclesiástico preguntó:

–Luz Mala, ¿acepta dar por terminada la contienda bélica, llevada a cabo por ofensas tuyas a otros y de terceros contra usted, llevando la paz como símbolo de esta unión y quedando su nuevo nombre Casimira y tu apellido como Paz como acuerdo pacífico?

Se puso nerviosa, empezó a transpirar y con el último aliento dijo:

–Sí, acepto.

–Casimira Paz, ¿acepta por esposo al Gaucho Lobizón, para que juntos emprendan un camino nuevo?

–Sí, acepto.

–No tuvo tiempo de besarla que la iglesia tembló por los festejos, junto con la nación.

Y el Gaucho Lobizón, la besó. Y festejó el pueblo.

–Silencio, –pidió el cura y dijo–: Quedan vosotros unidos en matrimonio ante la ley de Dios, en la tierra de las pampas.

Una vez casados, el amor de ambos surgió como la fuerza del chorro de una fuente y al entrar en su mundo vio la luz en toda su magnitud. Su lenguaje de amor fue compatible y la Luz pasó de Mala a Buena.

Bajo el poncho, clásica vestimenta local, se había guardado este guardián de las pampas, el Lobizón, una luna llena, donde esa noche se levantó de la cama, llegó al tablero de control de luz y modificó la térmica, uniendo el positivo, con el negativo y además juntó el doscientos veinte con el ciento diez, también juntó un cable a tierra, aunque el interruptor no funcionara, gritó:

–¡Tierra, tierra!

Fue cuando hubo rienda suelta en las pampas argentinas y a los nueve meses nació Trifásica.

CARO Y BARATO

–Vendido a la una, vendido a las dos, vendido a las tres, ¡vendido! Y Caro compró y lo hizo toda la noche, hasta que Barato dio batalla y dijo:

–Yo tengo el mejor costo, compro en cantidad y logro el mejor precio, por eso soy barato.

Y Caro contradijo:

–Yo soy el mejor, único e indispensable.

Los dos estaban enamorados y se batieron a duelo por una bella llamada Preciosa, no importa el precio que haya que pagar, en la vida todo tiene un valor. Dijo Caro.

Barato inteligente y apoyado por el dolor de la gente, se paró, lo miró fijó y de Norte a Sur como de Este a Oeste predijo:

–Yo doy gracias a Dios no estar al alcance de la bella, pero si lo estuviera, entendería que el amor no tiene precio.

VICTORIA Y DERROTA

La derrota tiene que ser total para que la victoria se auténtica, entonces Victoria buscó a Derrota y ésta se escondió en el corazón de Victoria para que nunca lo pueda encontrar, porque el día que Victoria encuentre a Derrota, pasará a ser un Derrotado.

VALIENTE Y COBARDE

Valiente inició su camino esquivando miradas y opiniones, hasta que fue acorralado, ya sin salida. Cobarde que sintió pena por él, le salvó la vida y dio la suya, pero en su último deseo le suplicó a Valiente que tomara la bandera de Cobarde y la llevara a la cima, que terminara la misión. A paso firme Valiente, sorteando escollos y moviendo mundos, llegó a la cima y clavó la bandera de Cobarde.

ORIGEN Y DESTINO

Cuando el Amanecer y el Ocaso despertaron, la Tierra le dijo a Origen: “Levántate”. El Origen empezó su travesía, se dio vuelta, miró a su amigo La Nada y le pidió que lo acompañara.

La Nada tomó sus ropas, solo, asustado y le preguntó al Origen:

–¿Necesitamos un rumbo?

–Nuestro rumbo es desconocido, el universo que nos rodea nos mostrará la huella del sendero a recorrer -contestó Origen.

Varios mundos blancos pasaron, el frío y el silbido del viento produjeron un silencio en el alma que los reflejos de la tierra nueva nunca alcanzaron. La Nada se agotó y habló con el Origen:

–¿Cuándo ganaremos nuestro lugar?

–Las tierras no se ganan, se conquistan -dijo Origen.

De Pronto, cuatro amigos aparecieron: Norte, Sur, Este y Oeste, montados en sus dos caballos Latitud y Longitud. Y dijeron:

–Tenemos la plataforma, solo faltan las vías, los caminos y las aguadas.

El Origen, tomó el conocimiento y le pidió a La Nada que regresara dando la buena noticia. En un suspiro de sustancia, armó un mapa, era concreto, firme y acabado, ya no había duda, Destino existe y ante la mirada dura y ceñida, con un ansia inesperada, se inició una cruzada de oriente a occidente poniendo rumbo al sol naciente.

La presencia era absoluta, concebimos en nuestra prédica un lugar llamado Destino..

LA AUTOPISTA DE LA VIDA

Estaban los medios y el pueblo de la Estrella del Norte, ya había apuestas levantadas por los anarquistas, quienes apostaban a que no llegaba.

Era una mañana común, típica de sábado y ¡qué sábado!, la vida me golpeaba de frente; y sí, pegaba fuerte, pero no lo suficiente. La vida es la vida y si se pierde, se pierde… borrón y cuenta nueva, pero cuando se la pierde es sólo un momento de temor que se supera cuando ya te fuiste; y la verdad, yo voy por todo o nada y me encomiendo a la Virgen para que me cuide, claro que ella no puede hacer lo imposible, por ejemplo, si me pongo en la cabeza de cruzar la panamericana. Pensé para mis adentros.

Se escuchaba esa multitud anarquista que me quería hacer desistir y la verdad que, estando ciego de no ver más allá de mis pies, creo que nunca lo voy a lograr. Pero eso lo vamos a ver, porque al final del camino, algún día veré el mundo que me rodea.

Los dos primeros carriles fueron fáciles y escoba nueva barre bien, pensé para mis adentros, mientras saltaba el murallón de la colectora; ya había terminado la primaria, no podía ver nada de la vida por mi ceguera, pero mis oídos, me guiaban, los vientos me hablan en la cara y yo sabía cuándo venían los autos, pero, el carril por donde vienen los pesos pesados, los camiones y ¡qué camiones!, esto parece un combate de boxeo, en donde está el título de campeón en juego. Sin ir más lejos, eso me recuerda cuando estuve en la Plaza de Toros, como matador y se me venía el toro derecho para embestirme, hice unos pasos en la autopista y volví rápidamente para atrás y le dije:

–¡Ole!, ¡Ole! sentí cómo mi corazón palpitaba al ritmo de los bocinazos, que estaban en mi contra, pero yo los hice propios y los usé como viento en popa.

La remera se me ponía húmeda, o mejor dicho, estaba hecho agua y por poco el camión casi me acuña como si fuera una moneda, pegué un salto, corrí, caminé y llegué al cuarto carril; ya había terminado la secundaria, ¡epa!, si siempre fui vago, no sé cómo pasé; ya no había marcha atrás, había que cruzar o cruzar, no podía ver nada, los pies me temblaban, no podía moverme, estaba paralizado sobre la línea del cuarto carril y sentía el viento de los autos que me pasaban a gran velocidad, era la velocidad de la vida, porque cada carril que pasaba era parte de ella, pero de pronto todo cambió, había algo distinto, lo que venía no era un auto, tampoco un camión, ni qué hablar de una cuatro por cuatro, sentí que el interior del país me llamaba, era algo interno y atrapante y me dije a mí mismo:

–Corré rápido es un ómnibus y de los guapos de doble piso.

Rápidamente llegué al carril cinco, ¡no lo puedo creer! conseguí trabajo, mi primer y único trabajo, pero el carril de la vida que venía no era fácil y no era joda, tenía que calcular a qué velocidad venía, era el tiempo, velocidad y distancia al mismo tiempo, en una conjugación de verbos del saber matemático, más que matemática, era física pura, podía oler cómo iba a terminar: en el parabrisas de un auto preparado para correr, donde mis piernas se cortarían y terminaría volando al medio de la autopista, vi mi muerte y eso me perturbó, me quedé quieto un rato sobre la línea del quinto carril, podía oír a mi esposa y mi madre del otro lado gritando. Me trajo recuerdos de cuando una vez me dijo:

–No te olvides que sos mi hijo único y sos todo lo que tengo. Pude sentir en mis cachetes el clamor de mi familia y pensé: ¨hasta acá llegué¨, me llegó la hora, me bajó la presión, me desanimé, transpiré por doquier, mis labios se secaron y rugían por agua, de pronto paró un ciclista y me dijo:

–¿Qué hace acá?, cruce rápido que lo van a matar, tome un poco de agua, le va a dar empuje.

Tomé agua, le agradecí y seguí mi camino, sólo faltan cinco carriles y llegaba a la mitad del camino; reaccioné y corrí como si el carril seis y siete no existieran de manera de llegar al ocho. Me paré en la línea, pero no pude saber con certeza, si venía un móvil o no y eso me confundió, no olía los neumáticos, no los oía, no los sentía, pero imaginaba que estaban ahí, que venían, busqué en mi mundo interno una corazonada que me impulsó a toda marcha y crucé, pasé al nueve y sentí cómo me rozaba una cuatro por cuatro, paré un segundo en la línea del nueve y me dije:

–Es ahora o nunca, ¿por qué este carril me ata tanto?, ¿por qué no puedo saber si viene o no viene el vehículo?, ¿por qué se me mezcla con mi niñez? Me pregunté.

Asimismo, cada carril es parte de mí y yo amo la vida por, sobre todo, así que, que sea lo que Dios quiera, sin escuchar nada, tenía que ser yo y no otro, sino yo mismo.

–Ay mi Dios por qué no te habré escuchado. Me dije constantemente.

–¡Arriba pibe, arriba, vamos, no te quedés ahí, nadie va a cruzar por vos! Me animé a mí mismo. Vos sos quien puede hacer esta proeza y nadie va a venir a sacarte el puesto, pensaba constantemente.

–Estaba en la autopista más larga del mundo, la ruta nueve, la ocho, que importa era una autopista, cruce, corrí, me dije mil uno, mil dos, mil tres, mil cuatro, mil cinco, mil seis a tierra y llegué

Me agarró un ataque de locura y volví a gritar: ¡llegué!, ¡llegué!, me agarré del murallón separador, con fuerza, como quien llega a la meta, pero sólo era la mitad, faltaba la otra parte. Llegué a la mitad, ¡llegué!, ¡llegué!, soy un profesional, me recibí en la universidad, ¡vamos todavía!, ¡yo sabía que podía!, saqué pecho y me dije:

–Ya tengo matrícula. Y después pensé pero si apenas pude hacer esto, ¿cómo voy hacer cuando los vehículos se me vengan por el ciego?, o mejor dicho ¿cómo voy hacer cuando la vida se me venga encima? y parece que van a venir por la derecha, siempre quise tener una casa en un barrio cerrado, con toda mi familia y tener un lindo coche, pero no era ese mi destino, mi objetivo era cruzar la panamericana, ¡qué momento!, sólo a mí, me pasa esto.

–¡Vamos!, ¡vamos!, me decía constantemente y de pronto escuché.

–Gaseosa, aguas… ¿Capi, una bebida? Con su uniforme de vendedor ambulante, un tipo astuto, de mira ceñida y con la cara curtida por la calle. Entonces le pregunté:

–¿Y esto qué es?, ¿un nuevo curro?, ¿qué hace acá vendiendo bebidas en el medio de la panamericana?

–Yo siempre estoy donde la gente me necesita y el bondi me dejo acá. Y por lo que veo, si volvés para atrás, sos un trucho, pero si seguís sos todo un caballero de la flema porteña.

–Perdón, la flema es inglesa. Le dije.

–Sí, pero eso era antes, ahora es la flema porteña. Contestó el vendedor y agregó:

–Yo que vos me encomiendo al Gauchito Gil.

–Bueno, no tutee, –le dije–, usted a mí no me conoce.

–Usted disculpe, no quise ofender. –Contestó–. La primera parte es fácil, porque usted viene con el envión de la juventud, en la vida hay un carril que va en nuestro sentido que fue lo que usted cruzó, pero ahora tiene que cruzar los carriles contrarios y es la vida que no va en vuestro mismo sentido, sino que busca destruirte, así que pibe yo que usted me movería con cuidado.

–Antes que cruce, ¿quiere un pucho?

–No, gracias.

–Sí quisiera, una gaseosa, si a vos no te molesta.

–No es por nada, pero no me tutee, bueno la verdad ya podemos ser amigos y tutearnos. Tengo una botella especial que reservo para algunos momentos duros, es la soda de la vida, te ofrezco esta porque la vas a necesitar si seguís en tu cruzada. Remarcó el vendedor.

–Hay alguien, quien no conocés, que te manda saludos y es el profeta Dron.

–¿Lo conoce?

–Sí.

–Él, te defiende a “capa y espada”, pero nunca dejó que lo conocieras, vive en los altos de la Estrella del Norte; además toda la localidad está poniendo el lomo por vos y si llegás a la otra punta está tu familia junto con la pesada de la Estrella del Norte que te están esperando. Dijo el vendedor.

–Mi nombre es Cañete y estoy seguro de que cuando cruces, llegarás a recuperar la vista.

Ya estaba listo, antes los vehículos venían de izquierda ahora vienen por la derecha y pensé para mis adentros: izquierda, derecha, izquierda, derecha, ese es el ritmo que tengo marcar, un ritmo rígido para no ceder y llegar, uno tiene que ser rígido, como hacían los soldados romanos que siempre ganaban las batallas.

–Gracias por todo. Le dije.

–¡De nada y suerte!

Estos primeros carriles son los rápidos, escuché el viento con su silbido que me dijo “arrancá” y arranqué corriendo, llegué al carril seis, me paré en la línea, fue fácil, yo sabía que podía, pero… ¿y ese ruido?, ¡los autos se salieron de los carriles!, ¡me van a impactar!, siento el viento de la muerte, corrí velozmente tres metros más, empecé a agitarme, sentí cómo me rozaba un camioncito, volví para atrás cinco metros y pasó un ómnibus, ¡Dios!, el sistema se salió de lugar, los vehículos no van por los carriles de la caballerosidad, las burlas, los gestos que se oían y la mala escuela se hizo sentir, no había trigo limpio, esto no era más que un descontrol, es un virus en el sistema, no hay sistema… No puedo cruzar, cuando me moví cuatros metros para adelante, ya no sabía dónde estaba, esto era terrible, me temblaban las piernas, el miedo me controlaba. Ya las cartas estaban echadas; yo que me recibí de ingeniero y ahora se me caía la obra por una mala praxis, esto fue un cálculo que no calculé y fue cuando tomé valor y con ritmo de colimba, hice tres izquierdos, dos derechos, tres izquierdos, cuatro derechos y con mis pasos marciales llegué a la colectora. Ese pasado mío casi me atrapa y me arrastra a la morgue. Sólo me faltan dos carriles.

Tres días antes:

–El profeta Dron de la Estrella del Norte en línea, se lo paso, intendente.

–¿Qué quiere? Preguntó el mandamás de la localidad.

Es por el cruce de la autopista, que el Descifrador va a efectuar el próximo sábado.

–Pásamelo.

–Hola Dron, ¿cómo está?

–Pues bien, hombre, todo bien.

–Bueno, mire la municipalidad va a autorizar el cruce a la altura del puente de la verdad, porque una vez que lo cruce, no podrá volver atrás, no fue fácil esa decisión, –dijo el intendente y agregó–, las apuestas a que no cruza, ya son un hecho y yo no estoy muy de acuerdo con mezclar la plata, pero el pueblo no piensa lo mismo. ¿Usted está seguro de que él va a recuperar la visión al cruzar la autopista?

–Pues hay una alquimia que se va a fusionar y le va a permitir recuperar la vista para que pueda descifrar los enigmas de la vida.

¿Cuáles son esas descifraciones?

Uno de los enigmas, es la unión entre la física y la economía; la física tiene un tiempo, un peso, una medida que está relacionada con la economía y la contabilidad; aunque usted no lo crea, para ser más exactos, hay una moneda, un precio de los productos e intereses que son fijos y esos parámetros, los fija la física que tienen una aplicación en la economía, esto reemplazaría al fijamiento del precio acorde a la oferta y la demanda. –Dijo Dron y acotó–. Así lo dice el papiro que encontramos, en los Bajos de la localidad, en las barrancas y por esa razón el corregidor de turno está de acuerdo con la prueba.

–Se refiere usted al magistrado. Aclaró el mandamás de la Estrella del Norte.

–Bueno vosotros, los políticos, no comprenden que la barahúnda que se armó no fue culpa de él, para que le sea más simple, hay un claro hecho de inocencia.

–Sí, lo entiendo, pero la municipalidad deslinda responsabilidad y si él muere la responsabilidad será suya.

–Él no va a morir porque la profecía dice que el Descifrador va a recuperar la vista, cuando su capacidad de descifrar se agudice llevándolo a un extremo en donde se producirá el milagro, –y agregó–, está escrito en los papiros.

–Algo de razón tiene y por eso se dio la autorización, el sábado veremos si es cierto esa profecía. Su familia va a esperarlo del otro lado y si llega, será libre de los cargos que se le imputan, que mal endilgados están, el ya probó que es inocente, pero su inocencia toca intereses, por eso el gobierno prefiere ensuciarlo y deslindar responsabilidades. Es más simple echarle la culpa a él, que asumir que vamos por un camino equivocado, pero eso de que se produzca un milagro y recupere la vista es cuento suyo, don Dron. Discúlpeme, pero no es muy ético hacer esas afirmaciones, el sábado será el día clave. Enfatizó el intendente.

–Si cruza y llega vivo, el Descifrador probará que tiene la capacidad de desarrollar una tecnología para prevenir eventos, además de los conocimientos económicos y esa tecnología va a salvar mucha agente, –afirmó Dron y agregó–, él volverá a ver, tal como lo predijo la profecía.

–Eso lo veremos. Y cerró la comunicación.

Tomé un poco de soda de la vida y descansé un rato, empecé a ver una luz, que me hacía flashes en la cara, podía sentir en el ambiente que era una linda tarde, palpaba la victoria, pero faltaban los dos últimos pasos, la colectora. Escuché los gritos de mis parientes y entre ellos los de mi esposa, mi madre y mis hijos.

Terminé toda la soda mágica y caminé rápidamente hasta el primer carril de la colectora cuando sentí algo extraño, era un coche que venía a lo lejos y sí, por el sonido de su motor era un Chevy y el conductor gritaba, dentro de su cabina:

–¡Soy anarquista y no voy a perder lo apostado, ni tolerar que llegues a la meta!

Era algo extraño, como si una voz me hablara, venía por la izquierda zigzagueando, de contramano y me iba a impactar, “es el fin, vino la muerte”, pensé y fue cuando sentí que un Falcón que venía por la derecha, que no sé de dónde apareció, me rozó con el espejito en la cintura y me hizo un corte, en un segundo, el Falcón chocaba al Chevy del anarquista, que venía a impactarme, levantándose los dos por el aire y haciendo un ruido estremecedor al caer.

Corrí hacia el murallón, llegué y pude ver, es un milagro, recuperé mi vista, y mi realidad, fue cuando me abrazaron mis familiares, mi madre, mi esposa y mis hijos.

Todos asustados por el choque, vimos que el conductor del Chevy estaba muerto y del conductor del Falcón, salió malherido, cayó sobre el suelo; cuando estaba siendo atendido, fui hacia él, me acerqué para agradecerle porque me había salvado la vida y sólo me pudo decir:

–Yo soy tu padre. Y se desmayó.

Dron apareció en el lugar junto con el intendente y dijo:

–Él ya veía, sólo que no podía ver su realidad, por tratar de ver la paja en el ojo ajeno, no veía la viga en el suyo, como en su momento dijo Jesús. Hoy es un gran día donde toda la familia está unida.

LA ÚLTIMA RESISTENCIA DEL CONSCIENTE

La situación es la siguiente: nuestra agente encubierta, Catalina, tiene la información secreta ¨Omega 3¨ y está esperando que nos contactemos con ella para entregar la información, pero insistió que sólo puede entregar dicha información en el bar del edificio Comega, cita en Av. Corrientes 222, de la ex, Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Desde que gobierno se radicó en el interior del país, la capital paso a ser parte de la provincia de Buenos Aires y la cuidad se convirtió en unas de la metrópolis más grande del mundo, al ser la vieja Capital, La Plata y el gran Buenos Aires una sola ciudad.

No sabemos por qué no puede entregar dicha información en nuestras instalaciones, pero tenemos la corazonada que tiene una conexión con el edificio Alas, por alguna razón que desconocemos.

La información es de vital importancia para la seguridad nacional. Varios agentes han intentado ir, pero no han podido llegar, siempre pasa algo: se rompe el móvil; o se caen los agentes y se quiebran el pie, etc. La cuestión es simple: ya son varias las veces que tenemos contactos fallidos por dicha causa y vamos a delegar esta operación al agente Pucará, que cuando fue reclutado se le hizo un trabajo psicológico con los primeros cajeros automáticos del banco Alas, dicha programación en la mente es que tiene un sistema interno de respuesta automática, esa es unas de sus capacidades, por lo cual el servicio secreto lo recluto.

Al escuchar mi nombre, el cual resonó en el recinto, barajé la idea de que, si siempre pasa algo, es porque la agente Catalina es monitoreada por algún sistema de nuestro inconsciente que registra nuestros movimientos de alguna forma, por lo tanto, la manera de no ser registrados es llegar delictivamente. Por lo cual, pienso robarme varios coches, y convertirme en un ladrón de autos, e intentar llegar de esa forma.

–¿Cuándo es el nuevo contacto que tenemos que hacer? ¿Qué fecha y que hora?

–Es el viernes que viene, a las 17:30 horas. La agente Catalina te espera a esa hora.

–Tengo dos días para convertirme en ladrón de autos y ser buscado por la policía, esa es la única moneda que nuestro Inconsciente no registra y de esa manera voy a intentar llegar a contactar a Catalina, si es que la policía no me atrapa.

–Catalina tiene la información de cómo reducir a un Inconsciente y separarlo de nuestro cuerpo.

–Que quiere le diga… La verdad, me suena medio verso, pero si la vamos a hacer bien, solo espero que no me atrapen.

–Agente Pucará tenga en cuenta que dicha acción no puede ser negada más adelante, en veinticuatro horas te convertirás en ladrón de autos y serás un exagente buscado por la policía. Esto tiene que ser real, sino tu Inconsciente no te va a dejar llegar, sólo si sos un ladrón con mucha honra de serlo llegarás a ver a Catalina, tendrás que correr ese riesgo y quedarás solo contra el mundo. Claro que, si llegas a la entrega, probarás que nuestros Inconscientes registran todos nuestros movimientos, legales y jurídicos, por eso siempre están un paso adelante nuestro. Eso es todo, señores. ¡Suerte Pucara!

Llegó a su domicilio, buscó ropa liviana, calzó su pistola y varios cargadores, y se fue. Al principio le costó: tenía que hacer algo que no va con sus códigos de ética, él era como un policía y no quería ser ladrón. Después de dos días de trabajo delictivo arduo, ya estaba listo para la jugada final, se tomó el colectivo y se bajó en la Avenida Libertador.

Paró un auto, en el semáforo de Salguero y Libertador, se acercó como si le fuera a vender algo, se apoyó sobre la ventana y le mostró el chumbo. Con mucha calidad y sin despertar sospechas, le dijo: “Córrete para el asiento del acompañante o te quemo. Dale, rápido, rápido”.

Se subió al vehículo, aceleró y se llevó al conductor que estaba helado.

–No hice nada, no me mate, por favor, yo, yo…

–Tranquilo que sos el quinto que robo hoy. Si te quedas quieto no pasa nada.

Como vio que no acataba la orden, le pegó un culatazo. Le sacó el celular, la billetera, los zapatos. Observó que eran de su misma talla. Le ordenó que se sacara toda la ropa y lo dejo en los bosques de Palermo.

Bien empilchado y con auto robado, encaró para el edificio Comega. Ya tenía todo: cinco autos robados y varias pertenencias, ya había moneda de ladrón y los robos fueron cometidos en lugares vigilados para que la policía los registrara y diera el aviso en su sistema, de manera que el Inconsciente lo registrara como ladrón y lo dejara pasar porque debía tener la moneda de propia de los ladrones para poder llegar a Catalina. En otras palabras, para poder entrar en el submundo que le esperará, tenía que cometer un ilícito-

No estacioné el auto, lo dejé abandonado. Me fui con la ropa robada y el dinero que había obtenido. Entré al edificio Comega, le di unos mangos al de la entrada para que me dejara pasar sin reserva. La confitería del edificio es exclusiva, sólo los grandes capos langas entran ahí.

La vi, sentada, mirando por la ventana y me dije: “Esta va a tener la información, yo esperaba una rubia, o morocha bien dotada. Menos mal que solo tengo que buscar el chip del Omega 3. “Hola”, le dije y le pasé la contraseña: “Solo lo ilegal puede romper la barrera de los inconscientes”.

–Sólo llegan a mí los que tienen la moneda de lo ilegal– Contesto Catalina.

–Soy el agente Pucará.

Hola, Catalina.

–Me puedo sentar.

–Si como no, lo estaba esperando. Pudiste llegar.

–Sí, porque vengo con dinero ilegal y mi Inconsciente no lo registra. Me tomó tiempo entenderlo, por eso hice lo que hice. De manera que el Inconsciente no registró trayecto y ahora estoy delante tuyo y te pido el secreto de nombre Omega 3. Aunque debo admitir que una pregunta me ronda la cabeza desde que me fue asignada esta diligencia: ¿Por qué el secreto sólo puede ser entregado en el edificio Comega?

–Se necesita un impulso eléctrico para que se accione el Omega 3 y la localización, tiene que coincidir con el impulso de 220, es corrientes 220, más “dos”, porque somos vos y yo, por lo tanto: Corrientes 222, parece mentira, pero la ubicación catastral es parte del Omega 3, Además, la entrega se tiene que hacer en un lugar cercano al edificio Alas. Piensa bien, Pucará, porque cuando tengas el Omega 3, sólo tendrás una media hora antes de que el Inconsciente tome forma humana y te encuentre. Sólo hay un lugar a donde podés llegar y dar la información a la sociedad, como acabo de mencionar, es el edificio Alas, que tiene las torres de transmisión y ahí podrás informar a tu casa central. Sé que fuiste elegido por que tenes un trabajo psicológico con el primer cajero automático que fue, el cajero Alas, tienes un dinero en tu inconsciente que debes entregar cuando se accione el Omega 3, ese dinero es la información que necesitamos. El Omega 3 nos da la posibilidad de derrotar a nuestros Inconscientes, convertirnos en un ser humano libre. Si llegas a enviar el mensaje y derrotas a tu Inconsciente pasarás a ser el primer humano que no tiene Inconsciente, solo tú consciente y Dios estarán en tu cuerpo. Al derrotarlo, tendrás los poderes que tiene el Inconsciente en tu consciente y podrás leer un libro con sólo tocarlo, podrás hablar con Dios. Esto va a cambiar el mundo, el mundo que conocimos no será el mismo, las enfermedades pasarán a ser curadas, los médicos tendrán la información para curar a la gente, igualmente siempre habrá algo que perseguir, pero un nuevo horizonte en la galaxia nos espera y para llegar tenemos que vencer a nuestro Inconsciente.

–Así que sólo tengo media hora para dar la información, ¿y tenés un elemento electrónico donde transportar la información?

–No, la información ya la tenes al llegar hasta acá, solo falta que la acciones.

–La tenes comprimida en un archivo en tu neurona. Para activarla tenemos que ir al baño y hacer lo que todo hombre hace con una mujer.

La miró, me puse nervioso, y pensé: “Esto no me lo dijeron, sino yo, con el haber de mujeres lindas que tengo, ni aparezco por acá”. Le dije:

–Yo, bueno, vengo a buscar la información, no a tener sexo.

–Esto es sólo parte del trabajo y no me mire como si fuera una tabla de planchar, ustedes los hombres siempre igual. Pida la cuenta y haga lo que tiene que hacer sino no puedo entregar el Omega 3.

Pedí la cuenta, pagué. Los dos llegamos al baño, ella entró en el baño de hombres, coceteo un poco, se armó un roce fogoso y me dijo:

–No hace falta que lo hagamos, para accionarse la información se tiene que sentir el impulso, pero si lo hacemos se perdería la información. Y recuerda que el ascensor sube y baja con la información, tiene como motor la libido que tiene la data y tú por el trabajo psicológico tienes el dinero que se imprimirá cuando llegues a la terraza, por eso para que la información no baje como baja la polea de un ascensor, traba el mismo en el último piso, como el inconsciente sabe que vas a efectuar esa acción, te ira a buscar, porque el libido es parte del inconsciente, así que debes ir al edificio Alas y debes tomar una decisión, el ascensor no llega a la azotea y por eso es que el servicio secreto no puede sacar la información, porque para llegar a la antena transmisora debes llegar a la terraza y la información en el ascen-sor sube y baja, pero nunca llega a la terraza. También recuerda que los Inconscientes tienen un cuidador que es el Portero, que vive entre la terraza y el ascensor. Tendrás que vencerlo.

–Pero el portero es el que cuida el edificio, lo puedo neutralizar en la planta baja.

–No, ese no, ese es el Encargado que realiza el mantenimiento, de hecho, es una persona física la cual no debes reducir, él es quien te va a ayudar a vencer al Portero del Inconsciente que te va a esperar antes de la azotea. Cuando estés arriba, la información que llevás dentro llegará al sistema de comunicación y automática-mente tu mente accionará el mecanismo, esto sucede porque tienes un dinero psicológico con el cajero Alas, este trabajo que te hicieron no se pudo implementar antes, porque el catastro tenía que estar formado en un sistema matemático de diagonales, como la ciudad de La Plata, pero al unirse el conurbano, capital y La Plata, se unió el sistema en uno y ahora es el momento, nuestras creaciones sociales, jurídicas y catastrales son un sistema aunque no lo creas, de esa forma se une la información de la libido con tu trabajo que resultara en una transmisión de la información a puestos claves del Gobierno Nacional incluyendo la quinta de Olivos. Recuerda que el Omega 3 se accionará cuando estés en el ascensor, y se completará cuando venzas al portero. Sólo así obtendrás el Omega tres. Para que la información salga tienes que elegir un Arquetipo, que es la llave del sistema, sólo uno podrás elegir antes de enviar el mensaje, sintéticamente es una elección de vida. Tendrás una doble función, ya que no contarás con tu Inconsciente. Piensa bien antes de elegir, opta con sabiduría. Debes si o si elegir un Arquetipo para que tu cuerpo reemplace el lugar que te quedó vacío, por la salida de tu Inconsciente. Si no lo haces, morirás. Esa va a hacer la estructura de tu vida.

Rápidamente, salí del baño y me fui a los ascensores. El tiempo corría, sólo tenía media hora. Bajé rápido, llegué a la Avenida Corrientes. Ya tenía el Omega 3 en mi cuerpo. De pronto, me cae una defecación de paloma. Me doy cuenta de que me avisaban que alguien venia atrás, persiguiéndome. Nunca pensé que los pájaros pudieran estar de mi lado. Es el Inconsciente, se ve que la media hora de él, no es el mismo reloj que el mío, ahí comprendí que propósitos de los inconscientes a veces son similares a los nuestros, pero otras veces no. Y ellos no tienen los mismos parámetros que nosotros los humanos tenemos.

Corrí y me subí a un colectivo para escapar del Inconsciente personal. Me acoplé a un Inconsciente colectivo de manera que no me encuentre. Eran apenas cuatro cuadras hasta el edificio Alas. Al llegar, subí las pequeñas escaleras del edificio y llegué a donde estaba el Encargado y el personal del edificio. Sin mayores preámbulos, dije:

–Soy el agente Pucará, tengo una causa nacional. Vengo en misión especial, tengo que llegar a la azotea –rápidamente mostré mi identificación del servicio secreto.

–Si -contestó el brigadier que estaba al lado del encargado-, lo estábamos esperando. Somos todos personal militar. Evacuamos a nuestras familias y estamos listos para cubrirte. Yo soy el Brigadier General, Traketer.

–¿Y ustedes como sabían que yo venía?

–Catalina nos avisó, está todo el edificio en evacuación. Equipos de todas las fuerzas de seguridad están viniendo hacia acá. Resistiremos y te daremos tiempo para que transmitas la infor-mación a los centros específicos. Nosotros somos de la Fuerza Aérea. ¡Vamos movilicémonos rápido! Suba al ascensor que nosotros lo cubrimos.

–Sólo necesito que venga conmigo el Encargado.

–¿Nosotros? ¿Por qué? Dijo Tomás, el encargado.

–Somos siete en total.

–Solo el encargado titular, el jefe, porque usted tiene la llave de la terraza y el Inconsciente tiene un Portero entre los ascensores y la azotea que solo lo puede vencer el Encargado titular, o sea el jefe.

–Tomé estas dos pistolas Glock 17 y sus cargadores para terminar con el portero. Llevé también esta caja con granadas. Arriba, en la azotea, encontrarás una respuesta que te estaba esperando, úsala y salva tu vida –dijo Traketer.

–Vamos -dijo el Encargado. Rápidamente subimos al ascensor.

Apreté el botón y de pronto sentimos como los primeros disparos de metralleta impactaban sobre la puerta de entrada. Al parecer el Inconsciente ya estaba en la puerta del edificio. El ascensor llega al piso más alto, salimos y trabé la puerta para que no baje el ascensor con la información, solo faltaba llegar a la terraza.

Estaba todo silencioso. Subimos. Sin anunciarnos, apareció una imagen que se movía rápidamente. Se dejó ver por el flanco que no esperábamos, giré y le bajé todo el cargador de las dos pistolas, pero las balas no le hacían daño. Me estampó contra la pared y no pude moverme, era el fin.

El Encargado vació su cargador. Las balas del titular del edificio impactaron sobre la imagen, que rápidamente saco un rayo que lo hirió. Sin embargo, volvió a cargar y vació el cargador dando muerte a la imagen que cayó sobre el piso y se rompió como si fuera un cristal.

El Encargado quedó mal herido. Le ayudé a poner la espalda contra la pared, me saqué la camisa y le hice un torniquete en la pierna.

–Je, je. Dijo, yo soy Tomas y no me rindo, se la di a ese impostor y sacó de la caja dos granadas de mano, le quito el pasador y me dijo:

–Si el Inconsciente viene por acá, le voy a dar masita. Andá y hacé lo que tenes que hacer. Soy el último de los bastiones de la resistencia del consiente.

–Tomá la llave de mi bolsillo y que sea lo que Dios quiera –me dijo el encargado, antes de despedirme.

Llegué a la azotea. Pensé por un momento en el Arquetipo. Tenía que elegir una forma de vida, “Yo soy El Cuidador”, grité. De inmediato se prendieron todos los equipos de transmisión y sentí un dolor de cabeza fuerte. Empecé a levitar por el trabajo psicológico y a dar vueltas en el aire, los equipos empezaron a transmitir. “El Omega 3, es el Omega 3”, me dijo para mis adentros. Todo empezó a dar vuela y caí. Quede medio mareado y de pronto escuché la palabra “Copiado”. Miré a mí alrededor: provenía de un handi, que estaba sujeto a un paracaídas el cual había aparecido de improvisto. Lo tomé, pulsé la tecla y pregunté: “¿Recibieron la información?”. Sin esperas me confirmaron que habían recibido la información:

–La entrega del Omega 3 ya está en los equipos de las centrales.

–Copiado –respondí.

–Salga de ahí. El Inconsciente está atrapado y va por usted.

–Ya salió de mi mente y solo le queda media hora de vida, de pronto escuche una explosión que me tumbó hacia el suelo. Pensé en el Encargado. Rápidamente me coloqué el paracaídas. Hace muchos años había estado en la división de paracaidismo del ejército, y aún antes de eso era un boina verde: la experiencia me acompañaba. Ya preparado, corrí. Empecé a subir por la antena. Vi como una persona robusta, toda ensangrentada, me seguía. Era rápido, y me dije: ¨el inconsciente¨. Trepé, trepé y llegué a la rampa de salto de emergencia que tiene el edificio y salté planeando para no chocar con el techo del piso de abajo. Para no perder altura, velozmente abrí el paracaídas. Pude ver al Inconsciente que estaba en la azotea, atrapado y sin salida.

Por el handi, me informaron que equipos de las fuerzas de seguridad estaban sitiando el edifico con la información para derrotar al Inconsciente. La misión había sido un éxito. Tenía altura. Estaba a metros del Río de la Plata. Me indicaron que estaba saliendo la fragata Libertad a muy poca distancia, y que tenía dirigirme hacia allí: me estaban esperando. Una bandada de pájaros acompañaba la decisión.

Ya en la fragata, mientras juntaba el paracaídas, apareció Catalina, y me dijo: Tuvimos bajas, pero valió la pena. Ahora sos la única persona en el mundo que no tiene Inconsciente, poco a poco iras asimilando sus poderes y dentro de poco todo el mundo tendrá acceso a esta tecnología, solo tenemos que elegir un Arquetipo de lo que va a hacer nuestro futuro.

Gracias a la administración del edificio Comega y a la Fuerza aérea por permitir ser nombrados en el cuento.

LA PORCION DE TÚ VIDA

El amor en un estado latente es como una bomba de amor que un día tiene que explotar y la bomba de vacío es una salida elegante ante semejante hazaña, para extraer los amores perdidos, se debe tener aguante, porque la presión interior pega y pega fuerte al corazón y como siempre se dice “el corazón manda cuando el valor se eleva”.

Es un amor comprimido que no tiene principios físicos y la materia no interactúa, en la vida todo tiene que balancear, muy parecido a la justicia.

La presión en el ambiente pone una pizca de sentimientos en nuestro amor, claro que no es tan simple como, “piedra, papel o tijera”, “no te quiero más” o “corto relación” como dicen los chicos.

El paso a paso de cómo desactivar una bomba de amor, es buscar el perfil, una herramienta que, si se da a alguien que no lee con buena intención, solo lo utiliza como información científica para armar una estructura que quiere dar vuelta mis conceptos. No me pareció muy ético, porque en un perfil no está incluido el amor, los sentimientos, la pasión, solo es algo frío, que endurece el alma por eso esperé y esperé a que un día estuviéramos, cara, cara, ojos con ojos, mirada con mirada, como si la vida nos mandara un careo legal, tramo amargo para los dos que no tiene sentido porque somos humanos, hechos y derechos.

En el encuentro nadie quiso llorar, la única gota que había era la lágrima de café que adornaba el encuentro que ambos tuvimos en un destino común, pero ahora los caminos eran dis-tintos y pedimos otro café, porque lo necesitábamos. El encuentro estaba cortado y con la lágrima de café que antes habíamos tomado de nuestro corazón, no alcanzaba.

Me agarró un poco de hambre y pedí la carta, pero no había menú disponible, era el menú de la vida que no fue como quisimos y las cosas tienen un tiempo y un espacio. Y lo que no se hizo en su momento no lo podemos hacer ahora, no podemos borrar y hacer cuenta nueva, no, no hay salida, es dura y pareja, pero es la verdad y no hay vuelta que busquemos, siempre llegaremos al mismo camino y todos los caminos conducen a Roma. Creí que me amabas, pero solo es un desliz de amor que nunca llegó a ser un activo fijo, siempre fue un sueño.

El hambre me llamó y pedí la carta nuevamente ya no sabía qué pedir, había de todo, menos lo que yo necesitaba: amor y ella, que al principio no quería, después dijo:

–Pizza con café, ¿qué tal?, –y fuimos al menú de pizza–.

Buscamos la pizza por metro, un metro cuadrado, son diez porciones bien cargadas, pero cada porción era parte de nuestra vida, era variada y era la porción de nuestra intimidad que nunca se unió y como dijo Ortega y Gasset, “el hombre, es el hombre y su circunstancia”, lo que pasó, pasó y lo que no fue, no fue, eso no lo podemos cambiar, me volví a decir a mí mismo, como si estuviera sólo. Ella miró el pocillo de café, leyó la borra y me dijo:

–Veo que podemos seguir juntos, que tenemos un futuro, pero antes quisiera saber qué ves en esta porción de pizza, porque esta porción es la parte de mi vida que te corresponde a vos y cada porción de pizza que elijas, será la parte de mi vida que me enrola con vos.

–La vida es la vida y sólo tenemos una en este mundo y ¿qué te hace pensar que con una porción nos vamos a entender?, son diez porciones le dije.

–Perdón, son nueve el cero no cuenta, el cero no existe para mí, en el mundo hay dos matemáticas una donde existe el cero y otra donde no existe, ¿Cuál es el verbo que rige tu hablar?, ¿con o sin cero?

-Sí, es cierto para mí el cero es la matemática infinita o mejor dicho la nada y yo no creo en la nada, por eso es uno, que es la matemática finita donde no se cuenta el cero; como verás atea no soy, claro que no todos los seres humanos conocen una mate-mática sin cero.

–Coincido con eso, son nueve porciones y no diez.

Aparté de la pizza una porción y solo quedaban nueve.

–Uno de los dos tendrá mayoría sobre los sentimientos del otro.

–Cuatro para vos y cinco para mí, le dije:

–¡Eh!, sos un ventajista, cinco para mí y cuatro para vos.

Ella es mujer y es mano en esta pulseada amorosa, cuando comamos esta pizza ya no será lo mismo el uno con el otro estaremos unidos para siempre, ninguno de los dos quería empezar, la pizza parecía tener vida propia. Fue cuando me dijo:

–¿Qué esperas para comer?, soy tu muza, tu muzzarella, dame masita y tené cuidado con la aceituna.

Ma, sí, yo me juego puse el primer bocado en mi boca y ella no se quedó muy atrás, yo tengo los míos bien puestos y no le tengo miedo a compartir mis sentimientos con nadie, en la vida hay que traer amor y compartir, ese es lema que siente mi corazón.

–¿Qué sentirá ella? porque ya se comió tres porciones y no le veo cara de disgustada.

–Sarna con gusto no pica. Le dije.

–Eso fue agresivo y no es una frase tuya.

La pizza rápidamente se terminó y quedó la disputa por la aceituna que en un gesto de nobleza caballeresco otorga, le entregué la mía.

Eso le gustó y me lo agradeció.

Pero todo fue muy rápido y fue como una ilusión que nunca llega, esta vez llegó y se esfumó en un par de décimas de segundos, ya teníamos un café con lágrima, un cortado y una pizza, donde el metro cuadrado era el más caro, como si fuera de Puerto Madero, hubo silencio y fue por lo abundante, era un clímax de muzzarela, bien calladitos estábamos los dos que no teníamos palabras para decirnos, como si nos hubiesen cortado la lengua, nos volvimos a mirar con cara de café con café, o sea ojos con ojos, frente con frente, labios con labios, ahí me di cuenta que la chica tenía los ovarios bien puestos y se merecía las cinco porciones de mi vida, valió la pena la espera, pero como todo juego, hay que poner una ficha, apostar fuerte porque si no todo termina y me quedo afuera.

Cada porción era como un test de la vida donde los dos interpretábamos la misma figura, un ser vivo, una cosa y un color, parecía un careo en un juzgado que no nos entendía y solo estábamos en un mundo sin fronteras, donde a pesar de nuestras diferencias había convertibilidad, ambos teníamos la misma moneda, el mismo cambio, un peso, un dólar, había igualdad y eso era bueno.

–Yo sé que es difícil de digerir, pero, yo tengo mi historia de vida y vos tenés la tuya, estábamos presos de amor, la única manera de salir libres era pagar el precio de estar uno lejos del otro, ambos tenemos ya nuestra vida y lo nuestro, en su momento no fue y por algo pasó así. Las cosas no pasan porque sí.

-¿Y cómo llegaste a esa conclusión? Preguntó la bella y le contesté:

–Porque en la pizza, se les fue la mano con el tomate.

Nos miramos y entendimos que nuestros caminos eran distintos, talvez, en vez de café hubiésemos pedido un buen tinto, ¿no?

Bajamos la cabeza y nos miramos y pensé en un café con leche o en un irlandés, pero me leyó los pensamientos y me dijo:

–Tocá tierra, es una ambición desmedida, nunca seremos una familia.

Nos volvimos a mirar y pedimos un café expreso, porque ya era hora de tomar el último, teníamos que partir para terminar lo que nunca empezó, el ómnibus de la vida ya estaba en la puerta y los destinos no circulaban por el mismo sendero.

Me levanté de la mesa, con profunda tristeza, agarré las servilletas, fui a la caja, pagué y le dije al Tano:

–En un rato va a llegar una morocha, la mujer de Atila, el rey de los Unos, te pido que le entregues esta carta que escribí en la servilleta de papel.

–¿Por qué no la esperas, Cacho? Me preguntó.

–Nuestros destinos son distintos, cuando yo voy, ella vuelve y cuando ella viene yo me voy, así tiene que ser, esta vez solo hago una excepción para romper la regla y le dejo esta carta en servilleta de papel.

–¿Quiere que le dé un papel carta o una hoja A4?, yo te presto– confianzudamente detalló el Tano, viejo amigo.

–No, no, porque la servilleta de papel es una representación de los mocos que me mandé, bueno eso es todo.

–Deje nomás, que queda en buenas manos.

–Hola, busco un señor grande, que tendrá unos cuarenta años, pero que tiene la apariencia de un joven de veinte, lo conocen por Cacho.

–Ah, si usted debe ser la chica de pelo negro, la esposa de Atila.

–Bueno, ahora, no estoy casada, pero sí, fui la esposa de Atila.

–Sí, mire él le dejó esta carta para usted. Le dijo el Tano.

–¡Uh! siempre lo mismo, bueno, seguro que algo no le pidió.

–Sí, pidió de todo.–Pero seguro que le faltó algo – y le dijo– ¿Me da un capuchino?, por favor. Fin

Autor: Sergio Eduardo Brook

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