Un viaje inesperado – Cuando encuentras un amigo

Un viaje inesperado – Cuando encuentras un amigo

Una mañana de invierno en la ciudad de Lima, todavía con la lagaña entre sus ojos, los primeros rayos vespertinos en agonía, fácilmente podía esconderse como un ladrón en el transcurrir de las horas, no existía un clima exacto, podía variar el tiempo; A sus quince años a puertas de los dieciseis, al bajar al comedor se hizo presente el juguito de papaya, tres panes con un nutrido y combinado de jamón, mermelada y queso de lo mejor de la región, Sebastiano Atahualpa, el ingreido del hogar, tenía una afición por los viajes de incursión, su espíritu aventurero nació desde la escuela, cuando el profesor de historia le dibujo como un fortalecido imperio pudo conquistar grandes pueblos, estaba obsesionado por los viajes de los incas, las grandes hazañas en tres horas de clase, nadie se podía aburrir, la magnifica proeza de un hombre de camisa ploma corbata roja, pantalón del mismo color, hacía maravillas con sus palabras, hasta exagerada y disparatada, diría el prematuro muchacho y sus compañeros.

Para el viaje hacia Ancash habían preparado todos los míticos accesorios que podías llevar para acampar, Atahualpa no se imaginaba de la espera tan larga que había tenido desde muy pequeño.

Las vacaciones hacía un lugar distinto al suyo, con lo que podía encontrarse en tan misterioso suceso, sin exagerar para ninguno de los tripulantes, para su seis compañeros y su hermano mayor de veinte y cinco, este plan ha sido perfecto, así pensaron ellos, varios años planeando, se había cumplido.

El pequeño miniban arrancó a las cuatro de la mañana, el estrecho y ajetreado camino iba ser muy largo, la frazada para el frío, mucha agua mineral, unas carpas, gasolina de reserva en la parte de atrás, y algo de dinero, su hermano un excelente pilotos de autos de primera, ahora piloteaba a sus seis viajeros; Antes de su viaje todos habían pedido permiso a sus padres, no se puede olvidar ningún detalle, sino nunca sabrían a donde irían, para su felicidad de ellos le dejaron ir, aunque triste por su partida, nunca pudieron imaginar que los primeros días de clase en agosto podía ser un motivo alegórico para poder contar a su regreso.

Ante varias horas de viaje, antes de llegar a la quebrada, habían visto un letrero en blanco en la parte de desviación de carreteras, realmente fue tonto al seguir esa ruta se dieron cuenta que al pasar los minutos mientras se enterraban por el furor extraño, una inmensa neblina se ocupo de desparejar un viaje de horas, Atahualpa y Daniel se quedaron quietos, su hermano Ronald se descarrilo hacia una especie de roca macisa chocandolo, un frío exagerado no oculto su presencia, estaban destinados a quedarse inquietos en el mismo lugar, buscar una salida, no tuvieron otra que acampar , sin GPS, una señal sin saber a donde habían llegado ha sido lo mas difícil, pronto tenían que ser socorridos, las horas eran lentas, a Ronald le tenía que llegar alguna idea, quedandose a dormir para mañana desperatr y encontrar alguna solucion.

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