Mayo 2014
I
Acabaré con la vida de Rebeca García el 17 de mayo de 2014. La joven estudiante de veintidós años de edad será mi primera víctima, aquella que logrará saciar finalmente la sed de curiosidad que me ha atormentado estos últimos meses. Elaboré un posible plan para llevar a cabo mi cometido. Primero, quiero asegurarme de que Rebeca tenga plena confianza al estar conmigo. Pienso que lo mejor es invitarla a comer más seguido o salir a visitar alguna atracción de la ciudad. Con el tiempo, tengo la esperanza de que Rebeca me vea como un amigo incondicional del cual fiarse. Cuando el gran día llegue, esperaré a Rebeca afuera del curso de piano al que asiste. La llevaré a comer y le pediré que me acompañe a casa a retirar algo importante.
Ayer por la tarde compré algunos somníferos de venta libre que los pondré en una bebida que daré a Rebeca una vez entre a mi casa. Luego de esto, creo que mis emociones tomarán control sobre mí, y el terrible acto dará inicio. Debo ser rápido, por lo que compré un cuchillo de cocina y un hacha de mano para facilitar las cosas. Considero que la mejor opción es un corte directo en el cuello, debo ser preciso para que Rebeca no haga ningún ruido que alerte a los vecinos. Debido a la profundidad del corte y la súbita perdida de sangre, Rebeca debería quedar inmóvil antes de los treinta segundos. Desconozco el alcance que tendrá mi euforia en ese momento, espero no perder la cordura y cometer otra atrocidad. Cuando termine de explotar toda intención de interrogante, descuartizaré el cadáver en varias partes y lo ocultaré en la bodega. Para facilitar el transporte del cuerpo, usaré fundas de basura industriales que iré enterrando por las noches en un bosque remoto. Asimismo, debo asegurarme de limpiar meticulosamente la casa, pues al mínimo rastro que puedan hallar, significaría mi fin.
Anhelo que todo salga según lo planeado, hay muchas variables que pueden jugar en mi contra y convertir de esta fascinante y aterradora aventura en una catástrofe que seguramente condene mi vida para siempre. Es un riesgo que quiero correr, aspiro que la recompensa sea gratificante y ponga fin a este capítulo en mi vida. Posiblemente, la culpa me atormente hasta el día de mi muerte, o aún peor, caer en la locura y vivir en la condena del infierno.
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