Negra la inolvidable

Negra la inolvidable

Ruben Ielmini

21/03/2018

Anoche la soñé, me desperté con al ilusión de que estaría durmiendo a los pies en mi cama, le debía un homenaje, y escribí esto…

Llegue una tarde a mi casa y encontré nuevamente el patio en desorden, lleno de tierra, las macetas caídas con los malvones desparramados, era la cuarta vez que juntaba todo, la mire fijamente y dije

-Esto así no va mas, hasta acá llegamos- le ate el collar, la subí al auto y enfile hacia la ruta, a unos veinte kilómetros esta Otamendi, un lugar lleno de casas de fin de semana, detuve el auto al costado del camino entrante al pueblo, la baje, le quite el collar, le arroje un palo bien lejos para que lo fuera a buscar, cuando corrió me metí en el auto y salí a toda velocidad, pensando que …seguramente algún lugareño la adoptaría.

No sentía ningún remordimiento, por el contrario pensaba que a partir de ahora respiraría tranquilidad, que el patio estaría ordenado, y me dije -¡Perros, nunca mas!

Pasaron quince días, era de noche muy tarde, siento un ruido como si algo o alguien rascara la puerta de entrada, por la mirilla no veía nada, algún gracioso que paso haciendo ruido me dije, volví a la cama, y nuevamente siento ese ruido, venia de abajo de la puerta, una extraña sensación me cruzo, pero me dije imposible,eso pasa en las películas.

Abri la puerta, y ahí estaba, cobijándose del frío nocturno en el umbral, la mire un instante y ella empezó a mover la cola, la hice entrar, me agache y nos cruzamos la mirada, mientras levantaba su pata izquierda apoyándola en mi rodilla, haciéndome una reverencia parecía decirme-¿Viste?…volví- la abrace como quien abraza a un amigo que hace tiempo no ve, unas lagrimas me empezaron a brotar, y le pedí perdón por lo que había hecho, me sentí una mierda, una verdadera mierda.

Desde entonces, empece a comprender sus sentimientos, a respetar, a conocer y entender el idioma de esos bichos.

Vivió conmigo hasta los 12 años, y murió de vieja…

La lección de vida, fidelidad y amor que me dio ese animalito, no se encuentra en ningún humano, ni en un diván de terapia, ni en el mejor libro de auto ayuda, estos sentimientos, se viven, están en uno mismo y cuando están dormidos, te lo despierta quien menos lo imaginas…una perrita.

Fin

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