La realidad es un espejo muy cruel, porque refleja lo que realmente somos y de lo que estamos realmente dispuestos ha hacer, refleja nuestra triste soledad, refleja nuestra mas vil miseria, refleja nuestro yo mas profundo.

La realidad es el muro que se interpone a nuestros sueños a nuestros ideales a nuestros deseos mas ocultos, es el muro que nos limita para llegar a nuestras metas, es el muro que desafía nuestro intelecto, nuestra autoestima, nuestras propias capacidades y aun nuestras propias conciencias.

La realidad es ese gran monstruo que día a día nos dice que no podemos, que no tenemos alternativas y que tan solo debemos doblegarnos ante el, es el monstruo que crece con nuestros miedos, tristezas, desánimos, vergüenzas, y porque no decirlo, crece,¡SI! crece con nuestro tonto orgullo.

La realidad esta con nosotros cada segundo de nuestras vidas, es aquello que no nos deja ni a sol ni a sombra, es aquellos que nos conoce mas de lo que nosotros pensamos conocernos, es aquello con quien dormimos y nos levantamos, es aquello que nuestros ojos pueden ven, es aquello de lo cual hasta podemos percibir su aroma, es aquello que no nos dejara hasta el día de nuestra muerte ya que lo tenemos arraigado en nuestro corazón y en nuestra mente.

La realidad, como alguien alguna vez dijo, supera en mucho a la ficción, y tan terrorífica como suena, es verdad, como cuando un hijo no ama a su padre, o como cuando una esposa engaña a su marido, o como cuando una hija ignora a su madre o como cuando un niño muere por falta de pan o como cuando un anciano desfallece en la calle porque no tiene seguro.

La realidad es cruda, no tiene filtro, es cruel, ni tiene misericordia, es dolorosa, no tiene sentimientos, es prepotente, no tiene conciencia, es…es… lo que poco a poco hemos ido construyendo a lo largo de nuestras vidas, con decisiones mal tomadas, con rencores no superados, con malos entendidos no perdonados, con amores no olvidados.


URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS