Levantó de nueva cuenta mi vista hacia la ciudad, puedo sentir el aire que penetra en mis pulmones,es como si un sentimiento de melancolía se atravesara en mi pecho, las luces de la ciudad son tan tenues que un cuadro sería perfecto en esta situación, me rio de los pensamientos de una cita perfecta, ya que, con la música adecuada dos personas podrían disfrutar de las mieles del amor; Una mujer se encontraría mirando la ciudad sobre el ventanal, y su hombre llegaría por detrás cubriendo con sus carnosos labios el cuello, aumentando la intensidad y convirtiéndose en mordiscos cada vez más profundos; La mujer coloca sus manos sobre el ventanal rezando para que sus sentimientos de lujuria nunca terminen. Así mismo el hombre tendría un gemido de confirmación para que se inicie la base número dos de la pasión.

Hombre – colocare mis dedos en tu boca para probar que tan buena eres chupándola-.

Esas simples palabras harían que la mujer se encendiera a niveles monumentales, ya que inconscientemente comenzaría a mover sus caderas que chocaría con el pantalón ya abultado del hombre.

Mujer – Joder necesito más que solamente esto-, colocó su lengua sobre los dedos del hombre y comenzó a hacer círculos, chupando en los momentos adecuados, soltando gemidos de confirmación de que aquello era especial de alguna forma

La luz de un naranja y un tenue morado iluminando la habitación hacían que esa escena pareciera a la de una película, por lo que ambos liberaron su personalidad por completo, después de eso ambos dejarían de tener reservas y podrían revelar cada centímetro de su piel, el sonido de la música siguió, sin embargo, ahora estaba acompañado de gemidos que no parecían terminar rápidamente.

La vibración de la habitación se transformó por completo, ya que afuera ya no había aquella luz pasional, todo lo contrario, se había transformado en oscuridad y se llenaba de luces artificiales , El hombre sabía que era el momento de salir de ahí, lo que había guardado por un tiempo ya había sido liberado y ahora fresco, sabía que aquella mujer era su transmutadora de energía.

Se acercó a la mujer con una manta ya que se encontraba acostada desnuda en el piso a lado del ventanal, la cubrió y salió de ahí ya que era hora de encender un cigarro y aspirar las nuevas ideas que se le venían a la mente.

Vuelvo a abrir mis ojos y continuó viendo hacia la ciudad pensando que sería imposible que ese tipo de situaciones me llegasen a suceder a mí, pero a la vez me asombra como mis deseos más sucios aún están muy adentro de mi y me aseguro de que sólo en los momentos adecuados se liberen.

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