Una Pena Aguarda En El Bosque

Una Pena Aguarda En El Bosque

Claudio Aguirre

10/03/2023

Thomas de 5 años jugaba diariamente con su padre a esconderse por todo el patio de la casa en donde vivían, se escondía detrás de árboles, dentro de grandes arbustos, e incluso se metía en grandes tambores para no ser descubierto. Una tarde mientras el padre jugaba con Thomas, recibe una llamada telefónica y deja a su hijo por un momento a solas. Thomas como es natural a la edad de 5 años, le llama mucho la atención el bosque que está detrás de la puerta que separa estos dos entornos. Justo daba la casualidad que el padre unas horas atrás había ido a recoger leña de aquel bosque para la chimenea y por despiste había dejado sin seguro la puerta. Con una enorme facilidad el niño logró empujarla y corriendo se adentra en el bosque, esa fue la última vez que se vió al pequeño Thomas.

Un viejo maniático se paseaba de bar en bar embriagándose y contando pretenciosas historias que según él había vivido, desde que luchó con el mismísimo diablo hasta contactarse con seres de luz y guardianes de las estrellas, pero entre tantas historias de dudosa legitimidad había una que contaba con un gran orgullo, con una apasionada locuacidad y que hacía olvidar a sus oyentes que era ya un viejo acabado y lunatico.

Este relato consistía en que cuando era muy niño, un pajarito de una belleza inconmensurable, con alas rojas que parecían un fuego llameante, un plumaje en el pecho cautivante y un pico reluciente grabado en rubí que emanaba un canto celestial que producía que siguiera por inercia al pájaro hasta perderse en la profundidad de un bosque que yacía cerca de su casa. El pájaro se esfumó entre las verdes hojas de los árboles y así dejándolo desamparado en un inmenso océano verde. Muchos hubiéramos creído que una gran angustia lo invadió, pero no fue así, una calma le estrechó el alma y una deliciosa esencia perfumó los alrededores del bosque, adormecido por aquella fragancia se recostó en el suelo desvaneciendo en un profundo letargo. Mientras este yacía en el suelo, enredaderas fueron abrazando su cuerpo, el musgo del húmedo suelo se fue ligando a la piel, y esporas formaron una dura escama que con el pasar de los minutos fue tomando un color grisáceo formando una rocosidad.

Despertó rodeado de titánicos árboles, ciervos caminaban cerca de él, aves volaban en círculos en el cielo y caracoles se arrastraban por su cuerpo. A pesar de que él sabía que seguía siendo el mismo, algo cambió en su cuerpo. Aún recostado, se vió envuelto en una mata de enredaderas y a la hora de arrancarlas se dio cuenta que la consistencia de su mano no era de carne y hueso, sino de rocas verdosas pintadas así por el musgo. Con gran facilidad logró despojarse de las ataduras de las enredaderas y se percató que todo el resto del cuerpo era similar a su extremidad. Mientras se dirigía a un lago cercano, se percató que era aún más consciente de su propia existencia que antes de ser sumergido en esta armadura de piedra. A medida que iba penetrando en las aguas, peces lo iban rodeando, algas buscaban aferrarse a sus pies y una leve luminosidad emanaba de su cuerpo, se sumergió completamente y descubrió que podía respirar bajo el agua y gracias a esto logró cruzar el lago en dirección a una loma en la cual se ubicaba un gran roble. Ya era de noche y finalmente arribó al lado del prominente árbol, logró visualizar todo a su alrededor, el gran bosque iluminado por millones de luciérnagas, el lago que reflejaba el estrellado cielo y una gran cordillera que se ubicaba en el horizonte. Al deslumbrarse con tan estremecedor paisaje le invadió una felicidad imposible de explicar y comprendió que ese era su destino y verdadero hogar.

Aquel despreciable borracho después de narrar esta fabulosa historia, lograba encontrar minutos de sensatez, en la cual miraba a la gente excitada por aquellos cuentos y rápidamente se marchaba del lugar en medio de lágrimas. Pero esta vez el ebrio hombre sin querer dejó caer una pequeña foto en la cual se podía apreciar a un niño, y en la parte de atrás estaba plasmado un nombre, y este era “Thomas”

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