Soñé que despertaba de un sueño, entredormido y despierto descansaba del mal. Dormía consciente, despejado, reposaba atento, recorría el lugar. Despertaba cercano, volvía a dormitar, iniciaba un nuevo sueño, entrelazando el futuro y su final. Soñando de antemano lo que viviría al despertar, vivía despierto en la noche, durmiendo de día y cansado al terminar.

La luz clarificaba el alma, su destierro y la soledad. Un brillo infinito de estrellas, un manto a mis heridas, un susurro al respirar. Los sueños se cansan por viejos, pero no envejecen al final. Amanecen al alba temprana, cuando después de dormidos, se los invita a despertar.

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