en las habitaciones de aquel lugar nos paseábamos a cada tanto

cuatro por cuatro con el suficiente espacio para poder ser

ella acomodaba su cabello y yo se lo soltaba con alguna que otra caricia

mis manos sostenían su rostro, acariciaba sus labios

juntábamos mi boca con sus sensuales labios y nos devorabamos

acariciaba su piel y con sus manos apoyadas sobre aquel colchón

besaba su suave espalda lentamente

entrelazamos dedos mientras disfrutábamos

con mis labios apretaba su cuello y fuerte de las manos nos tomábamos

toda la habitación era testigo de aquellas noches y aquellos días

todo en la habitación sentía nuestro gozo

nuestras risas, nuestro sexo y la agonía de cada despedida

hoy nos extrañan pues conmigo ya no puede estar

al fin encontró claridad, entendió donde debe estar y no quiere conmigo

son los brazos de alguien más que rodean su cuerpo en las noches y días

yo al fin encontré mi claridad y pude entender, cuan parche puedo ser.

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