EL HOMBRE INVISIBLE
Fui un hombre que dormía en el felpudo de un banco junto a su cajero automático.
Un indigente al que sus cámaras filmaron durante meses, pero que jamás vieron.
Las gentes al pasar me miraban,
pero nunca me quisieron.
Algunos viejos me dieron monedas,
recordando seguramente su hambre de posguerra.
Ahora que me han matado,
ahora que he muerto asesinado,
ahora esas gentes que no me vieron se acercan a ponerme velas.
Lástima que no me las dieran las noches frías que pasé sin ellas.
Ahora me ponen flores; ahora, que no puedo olerlas.
Lástima que no me las dieran cuando podía apreciar su belleza.
Ahora me dedican poesías.
Ahora alivian sus conciencias.
Ahora, pasa un segundo, y todo el mundo me olvida.
Assad, el hombre al que jamás miré y al que ninguna limosna di.
Un hombre que, en vida, jamás me importó, mas, tras su muerte, sí.
Dedicado al paquistaní, al indigente, al borracho. Un hombre que desde el 2010 vagaba por las calles de Barcelona y al que una noche asesinaron, en el felpudo del banco.

Etiquetas: microrrelato

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS