La niña del asfalto, se peina sola en el cemento

Cómo duelen sus cabellos desiertos, azules 

Tiene una tierna cintura, un cordón atado a otra 

Un lazo continuo,  un hilo de algodón que no descansa

Si una camina, la otra también

Un movimiento íntimo, único 

Los gorriones aguardan el encuentro de las dos 

mientras picotean  las migas de la mesa

La pequeña de la cuna perdida, en la frente 

lleva   la  melancolía  de otras manos

La madre inventa  una nana de hojas verdes

Coge  la toquilla guardada en el armario,

la que estaba olvidada junto a la ropa blanca

Dibuja   días tranquilos, soleados 

Con ellos,  tapa a la niña lejana 

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