Pensamientos III

Caminaba entre la masa de personas que transitaban por la ciudad, sus pasos diferían al de todas aquellas gentes que con él se iban cruzando, estas sin duda iban en busca de las emociones de una tarde festiva de aquel sábado primaveral, no las veía, no las sentía, era un fantasma ante aquella riada desenfrenada, sus pensamientos le envolvían en una burbuja protectora.

Quizá esta en nuestra naturaleza complicarnos la vida por si mismos, siempre buscando culpables fuera cuando el máximo responsable somos nosotros, no voy a expiar mis penas en nadie siempre que no vea en el espejo reflejada la respuesta, así es, el reflejo es más sabio que la disculpa que pueda asomar a nuestras bocas.

Jugar con los egos solo es causa de desastre seguro, quien prendió la mecha que inicia el fuego no es mas que una disculpa para seguir alimentándolo, en vez de sofocar las llamas para aliviar la culpa, sembramos disculpas para propagar y devorar el bosque de nuestra memoria.

Porque no somos capaces de aplicar bálsamos a quienes no son capaces de hacerlo con ellos mismos, quien puede tener la razón cuando se cierran los ojos a los corazones, nunca es sano agarrarse a un hierro ardiendo por buenos que nos parezcan los motivos, la razón no la dicta aquel que parte las distancias, quien abre un hueco por donde escapar de las propias rutinas del ser.

Como se puede negar aquello que surgió del amor y pagarlo con odio, rabia, desencuentro, tan lamentables iras son aquellas que separan, como aquellas que se niegan a unir, es este mundo el que queremos dejar de muestra a nuestros semejantes, o tal vez solo somos capaces de sobrevivir de esta manera, la verdad tal vez ni siquiera la sepamos.

Es lamentable que perdamos la belleza en nuestras miradas para posarla sobre aquello que agita negativamente a nuestros corazones, porque perder un tiempo tan escaso como vital para todo ello, es una duda muda y corrosiva que nos negamos aceptar por toda la cosecha que nos alimenta.

Preferimos ignorar hacia donde giran los monstruos que llevamos posados sobre los hombros, avanzando asestando golpes ciegos que sin duda achacamos a estos, es mas fácil despedirse agitando la mano de la discordia, que abrazar la ira esperando que un día se temple y por fin así reconcilie nuestras almas.

Su mirada solo relejaba la luz de sus pensamientos, no tenia mas sentido su ser si no era para calar como lluvia en aquellos que le rodeaban, era un ente errante a merced de aquellos que quisieran liberar sus almas, flotaba en un estado de peregrinaje universal, todo giraba a su alrededor, pero se sentía en un estado seguro, en paz consigo mismo, caminando entre las gentes esperando tal vez que con todo ello por fin a alguien contagiara.