Si en verdad…

Las gotas resbalan lentamente entre los labios, pero es su costumbre visitar la comisura, pasear alrededor de los jardines rosados, esos que están congelados en el infierno del silencio que me ha causado la dolencia incesante que asola este viejo oasis que solías amar.

Si en verdad me amas, debo solicitar un gran favor; mátame. No quiero que tu amor sea la anestesia que me sostiene de ese viaje tan anhelado que desde que he nacido he deseado con el fervor de la misma existencia.

Si en verdad me amas, te pido: córtame las alas, quiero dejar de volar en los sueños que confortan tu descanso nocturno, déjame caer en la sima de ese precipicio de obscuridad, ese en el que por fin encontraré la luz que le hace falta a mi alma.

Si en verdad me amas, te pido: suelta mis manos heladas, esas que ya no sienten nada, el dolor amortiguó toda sensibilidad, el anillo en mi dedo es una lápida con nombre borroso, de un sentimiento que ya no es cura, todo esto es culposo.

Si en verdad me amas, te pido: que tus ojos ya no sean las estrellas que guían las pesadillas que habitan en mi almohada, esa que siempre me sostiene mientras ruego por no abrir los ojos.

Te pido que tu rostro no sea el lienzo que enamora mi mente y me detiene de olvidar que tú eres mi gran cuestión pendiente.

Te pido que tu voz no sea el canto que aviva mi palpitar, que dejes de cantar para que mi corazón pueda dormitar en paz.

Si en verdad me quieres, mátame, no me hagas sufrir más, hay tanto dolor en la carne que gustas acariciar que uno de estos días tus dedos vestirán mi piel y así me vas a odiar. Hay tanta enfermedad en el desierto que gustas besar, que uno de estos días tus labios se secarán.

Mátame, si en verdad me quieres, mátame, no tolero vivir más sin poder disfrutar del amor que tienes para dar.

Si en verdad me quieres, déjame marchar; necesito dormir, soñar que nazco a la vida y en esa vida te vuelvo a encontrar para por fin poderte amar.