Pensamientos difusos, monedas al aire y toda una gama de sensaciones.

Hace poco recordé una historia sobre dos pequeños habitando cuerpos de adulto

Jugando al amor serio al amor maduro, les encantaba creer que lo sabían todo. Al recostarse e imaginar el futuro, tan incierto y al mismo tiempo lleno de sueños y promesas. Llegaron días grises para los disfrazados, la fantasía se convirtió en su realidad, creían que a un estaban juntos pero al querer sentirse de nuevo recordaban que ahora solo eran fantasmas que se creaban de recuerdos, la sensación de paz, felicidad que les provocaba escuchar sus voces repitiendo aquellas promesas y el observar ese álbum con la magia de regresar a esos pequeños instantes de felicidad.

Disfrazados andaban por caminos distintos, creciendo, pero siempre creyendo que aun sus esencias permanecían unidas. Podían sentirse como sol y luna. Su amor se transformó en soledades y aun así sus almas aun lograban alumbrar al otro en época de obscuridad.

Ella trataba de adaptarse, el de no desprenderse de su esencia.

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