E.T 2 El Retorno del extraterrestre. Capítulo 6. La Interestatal E212

E.T 2 El Retorno del extraterrestre. Capítulo 6. La Interestatal E212

Iván Blue Doc

28/07/2016

A las cuatro y media de la mañana, la carretera que cruzaba el estado de California, estaba prácticamente vacía. Mary quería llegar a los Ángeles lo antes posible. Era una noche apacible, de luna llena. No había viento lateral, lo cual era una ventaja a la hora de conducir a noventa y siete millas por hora, con una moto con sidecar por aquella via. El alien, iba en el modulo acoplado a la moto, con una manta encima, oteando lo que podía en bajo la oscuridad que reinaba en aquella autopista. Mary, apuro el acelerador al máximo en el mismo momento que sobrepasaba la línea perpendicular que trazaba el eje, que el oficial Mc Callahan había instalado, a escasos metros de donde se encontraba el. Ian encendió la sirena y partió tras un nuevo mérito para su hoja de servicios por culpa de algún civil descerebrado.
Mary rápidamente advirtió, como el coche patrulla se incorporaba a la carretera y aceleró otra vez instintivamente. El coche patrulla, no pareció estar dispuesto a ceder terreno y durante las siguientes dos millas acortó la distancia, que les separaba en cien yardas. Al ver, que se encontraba con una fugitiva, el agente Ian Mc Callahan pidió refuerzos por radio. Era difícil conseguir que varios coches patrulla, ejercieran de cepo para capturar a una fugitiva, pero viniendo la orden de parte de Ian, la barricada no se hizo esperar. A escasas tres millas se apostaron dos coches patrulla taponando la E212 en ambos sentidos.
Mary advirtió la existencia de una barricada cuando apenas quedaba una milla para llegar. Aun así aceleró. No había pensado que hacer exactamente cuando llegara allí. La luna llena era la única iluminación natural, y artificialmente había una sinfonía de luces azules y rojas, provenientes de los coches patrulla, que advertían claramente el cierre del paso. Desde el otro lado de la barricada, un agente con un megáfono, le pedía a la infractora que se detuviera. Mary, no sabía que hacer. Tenía que ir a por sus hijos. Miro al alienígena aterrorizada, y este le devolvió una mirada serena. Sus ojos denotaban confianza, así que Mary miró al frente. Solo faltaban 100 yardas. Mary dijo mirando a E.T: -Muy bien amigo, tú lo has querido. Apuró el acelerador de la moto al máximo. Sabía que se iban a estrellar, pero el alien, con su mirada, le había inspirado tanta confianza, que a pesar de parecerle una locura, siguió adelante con la gesta. Cincuenta yardas. Treinta yardas. Los agentes comenzaron a apuntar sus armas. Veinte yardas. La moto, comenzó a elevarse por encima de las cabezas de los guardias de tráfico. Mary cerró los ojos y los iba abriendo de vez en cuando para cerciorarse de que todo seguía siendo una pesadilla. Volaron por encima de la barricada, con la luna llena de fondo dibujando la silueta de E.T y Mary como lo hizo treinta años antes. Ian Mc Callahan frenó su coche patrulla haciéndole derrapar a escasas yardas de la barricada. La expresión que tenía en ese momento aquel experimentado policía no se le borraría de la cara en varias semanas.
El agujero que la excavadora estaba realizando en el claro del bosque tenía unas dimensiones exactas y ambas camillas cabían perfectamente en el mismo. Una vez que el artilugio acabó con sus funciones de excavadora, las camillas con Michael y Elliot encima bajaron al fondo de aquella zanja. Aproximadamente a un metro y medio de la superficie de aquel claro. Los hermanos miraron como la tierra y las raíces habían sido milimétricamente excavada y ya se imaginaban cual iba siendo el objetivo del Korel. -¿Por qué nos ha traído aquí? Dijo Michael. –Ya me lo ha dicho –dijo Elliot. –¿Qué? – El Korel me ha preguntado que donde estaba E.T y yo, le respondí, que la última vez que le vi, fue en este claro. –Pero Elliot. ¡Si está con Gerty! –Ese no es E.T, Michael. Se parece pero no es el.
La máquina empezó a echar paladas de tierra sobre los dos. –Pero ¡Qué coño! –dijo Michael –Acaso te extraña-dijo Elliot – Nos va a enterrar vivos.

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