TODO UN PELIGRO PARA EL ESTADO ESPAÑOL

TODO UN PELIGRO PARA EL ESTADO ESPAÑOL

ESOS MARAVILLOSOS Y MUY ESPECTACULARES PAJARRACOS METÁLICOS.

Aquella soleada mañana mi novia-anfitriona y
yo decidimos salir a pasear un poco a la siempre bella y atractiva Playa de
Maspalomas, la recta y corta carretera que conduce desde el norte de Telde a ese punto lucía
prácticamente vacía, nosotros charlábamos animadamente cuando de buenas a
primeras le pedí que se orillara y subiera a una pequeña lomita a nuestra
derecha, ella no comprendía qué me traía yo entre manos. De inmediato saqué mi
vieja cámara Cannon y comencé a tomar fotografías, eran las épocas de la famosa
“Guerra del Desierto” y en un pequeño aeropuerto militar cuyas pistas no se alcanzaban
a ver desde donde nos encontrábamos estaban aterrizando aviones Harrier de
bandera británica ¡Sí! ¿Pueden ustedes creerlo? Esos maravillosos y muy
espectaculares pajarracos metálicos que son capaces de aterrizar y despegar en
forma totalmente vertical. Yo la estaba
pasando de lujo, jamás me imaginé poder presenciar algo así, tan solo esperaba
poder revelar mi rollo para ver que tal me habían salido esas fotos que se
antojaban francamente colosales. Me preparaba para tomar una que se presentaba
simple y sencillamente sensacional cuando ella comenzó a decirme en un tono un
tanto impaciente

.- ¡MI AMÓ, VOLTEA PO FAVÓ!

Sin verla contesté, aguarda unos momentos por
favor, no puedo perder esta toma, está de…

.- Mi amó, voltea po favó, volvió
a insistir algo más nerviosa

Y cuando por fin me digné a
hacerle caso algo sacado de onda ante tanta insistencia me di cuenta de que
estábamos rodeados por cuatro jeeps largos del ejército español. Luciendo las caras más largas que he visto en
mi vida, un par de militares me pidieron mi cámara fotográfica y mi pasaporte,
mientras uno entregaba a la tarea de abrirla para sacar completito el rollo,
velarlo y hacerlo chicharrón con las manos, otro me pidió mi pasaporte para
revisarlo minuciosamente verificar mi calidad de turista mexicano e
interrogarme sobre el motivo de mi visita y si estaba yo realizando,
indebidamente, un trabajo de periodista. – No, respondí de inmediato, vengo de
turista, de hecho nos dirigíamos a Maspalomas para pasear un poco y chapotear
en la playa cuando vi esos maravillosos aviones y me pareció una buena idea
detenernos para tomar algunas fotos de recuerdo.

¿ES USTED PERIODISTA Ó ESPÍA?

.- Está usted espiando maniobras
militares secretas…

.- En forma alguna ha sido esa mi
intención, me apresuré a contestar… En tono un poco menos áspero le pidieron a
ella su carnet de identidad, también fueron a la parte posterior de uno de los
jepps para fotocopiarlo y de inmediato se lo regresaron. Permanecían con mi
pasaporte en la mano.

.- ¿A dónde dice usted que se
dirigían?

.- A Maspalomas a chapotear un
poco en la playa, pasear por ahí, comer un poco y quizá luego tomar una copita
en un pscolabis.

Por un momento creí que me devolvería ya mi
pasaporte

.- ¿Está seguro de que no está
haciendo trabajos de periodismo o espionaje?

.- ¡Por supuesto! Solo queremos
ir a la playa, eso es todo.

.- ¿ A qué vino a Gran
Canaria?

.- A visitar a mi novia y a
pasear un poco, nada más a eso.

.- ¿Y no pretende quedarse a
vivir en España?

.- De hecho lo que quiero es
convencerla a ella de que se vaya a vivir conmigo a México, es allá donde tengo
mi fuente de ingresos.

Se apartó algunos metros de nosotros para ir a
cuchichear con los otros militares…

.- Bien, pueden marcharse ya,
dijo entregándome por fin mi pasaporte pero… aguarden un poco porque los vamos
a escoltar hasta allá.

.- No es necesario que se
molesten, apresuré a decir y de inmediato respondió:

.- No es ninguna molestia, es
nuestra obligación asegurarnos de que lleguen a su destino…

Así que llegamos a Maspalomas escoltados por cuatro jeeps del ejército
español, dos adelante y dos atrás de nosotros. Ya en nuestro destino se
despidieron no sin antes advertirme que si cualquier autoridad, civil o
militar, me sorprendía haciendo labores de periodismo me podría meter en un
serio problema migratorio y legal. Respondí que no se preocuparan, que no había
yo ido para nada de eso y por fin se retiraron. Una vez solos, nos besamos y
nos dirigimos a la playa para relajarnos y olvidar el incidente pero…

¿HAN ESCUCHADO USTEDES, MIS
APRECIABLES CUATRO LECTORES, ESO DE “PUEBLO CHICO INFIERNO GRANDE”?

¡Bien! Pues lo
que nunca se nos ocurrió considerar fue que intrigadas e intrigosas miradas
habían tomado puntual registro, en algunos casos corregido y aumentado, de lo que vieron y se entregaron a la
inmediata tarea de llamar a la casa de ella para preguntarle a su señor padre y
a la cuñaíta qué habíamos hecho para llegar escoltados por cuatro jeeps largos
militares, así que como bien podrán imaginar, cuando después de ir a la playa,
a comer, al Teatro Colón, a tomar una copa con costras de cerdo y luego un
helado en un nuevo centro comercial que recién había sido inaugurado se nos
ocurrió regresar a casa nos aguardaba una suave en sus formas, pero no por ello
menos enérgica, regañada por parte de su familia, como es natural suponer, no
pude mas que decir que por favor nos disculparan y es que jamás supuse que el
chisme les llegara tan rápido, en forma tan insistente y copiosa y por tantas
vías. Yo no sé porqué, pero el caso es que me convertí en una figura conocida
en la isla, prácticamente todo el mundo sabía quién era yo y lo que había
hecho. Cuando ya se me vencía el tiempo de estancia legal y ella me sugirió que
me quedara de incógnito, cosa que yo jamás haría, no sabía lo que decía, me
hubieran agarrado de inmediato. El ejército español, y las autoridades civiles,
estaban silenciosa pero eficazmente pendientes de mi y de mis actividades. ¡Y pensar que yo tan solo quería algunas fotos
espectaculares como souvenir! FIN.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS