Sinceramente no tengo ganas de levantarme, es un hermoso dia para quedarse durmiendo, aún está lloviendo, el cielo gris y opaco me ruega que no me levante, lo único que me da fuerzas es pensar en que hoy la veré de nuevo. No puedo hacer mas tiempo asi que decidido me levanto, me despido de mis añoradas sábanas con un «hasta luego» me visto, voy al baño y me dispongo a desayunar.

No me puedo sacar de la mente su rubia melena, sus ojos verdes, su suave piel blanca. Los recuerdos me atormentan y no me dejan comer en paz. Por mucho que quiera verla no puedo descuidarme debo mantener las apariencias, si alguien llegara a enterarse de esto seria mi fin. Ni hablar de mi familia, no podría volver a ver a mis hijos. Mejor dejo de pensar en esto y me apuro, no quisiera llegar tarde al taller. Lo único que me falta, perder mi laburo.

Termino mi té y devoró mi pan tostado en solo tres bocados. Me levanto y busco los lentes que están en la mesa de luz pero no los encuentro, Silvia me los habrá usado de nuevo. Lugo de peinar la casa entera encuentro los lentes abajo de su almohada, debo comprarle un par asi me deja de joder.

El olor a nafta y aceite me revuelve el estómago, si bien me gusta reparar autos odio tener que bancarme ese insoportable aroma. Ni hablar de que amaría trabajar solo, no tendría que bancarme a los paraguayos estos y al pesado de mi cuñado; él me consiguió este trabajo y desde entonces cree que yo le debo algo. Como si me hubiera salvado la vida y yo me encontrara en deuda con el, puras pelotudeces. Yo jamas le pedí nada a nadie y no iba a empezar con él, si bien en ese momento no la estábamos pasando bien yo sabia que de alguna forma iba conseguir salir adelante.

Fueron tiempos duros aquellos, me habían despedido de la fabrica, yo era el encargado de supervisar la seguridad de los autos ford, en otras palabras debía asegurarme que no saliera ningún auto en mal estado. Con una responsabilidad de esa investidura tambien venia un lindo pago, a modo de recompensa por aplacar el número de demandas por negligencia me daban un buen bono a final de año.

Pero por desgracia, llega un momento en la vida, sobre todo si esta es alegre y maravillosa como lo era la mía, en que todo termina y ese momento arribó luego de que uno de las autos bajo mi supervisión tuviera un accidente que dejó tres muertos y ocho heridos de gravedad. A este choque lo clasificaron como «error de fabrica». Fui acusado e injustamente, despedido, incluso declare que esto era un error, que era imposible que fuera mi culpa dado mi naturaleza meticulosa y minuciosa a la hora de hacer mi trabajo… Pero no me creyeron, me llamaron negligente y me echaron a la calle sin indemnización alguna. Fui etiquetado por los medios como el culpable de la tragedia, para la familia de los difuntos yo había sido quien mató a sus seres amados, no muy diferente a los asesinos de las películas.

Sin trabajo ni dinero y con una familia a la que alimentar me vi obligado buscar cualquier trabajo disponible pero nadie quería contratar a un acusado de homicidio en 3er grado. El único que me dio una mano fue el tarado de mi cuñado y obviamente no lo hizo por mi, ella no lo admite pero se que Silvia le rogo que me contratara porque si no quedariamos en la calle.

Tras todo esto mi amada esposa generó una especie de repudio hacia mi, como si pensara que ese terrible accidente de verdad fuera mi culpa; como si lo hubiera hecho adrede. Desde entonces apenas hablamos, nuestra relacion cada vez se estanca mas y la única cosa que evita el divorcio son nuestros hijos; quien tampoco parecen tenerme mucho aprecio, por esto es que empeze a pasar mucho mas tiempo en el taller.

Ahí fue cuando empezó, recuerdo que ella se me acerco en el taller, decía que quería que la ayudara con el auto como un favor «personal», pero sus intenciones eran obvias. Ella era hermosa, de pelo corto, castaño, usaba minifalda y escotes bastantes reveladores. Yo no me considero ningún Casanova o algo por el estilo, pero por alguna razón ella se sentía atraída por mi y yo… me deje llevar por el impulso. Estuvimos un buen tiempo juntos, lo hacíamos en cualquier lado, mi casa, su casa, el taller, un asqueroso baño en una estación de servicio, incluso llegamos a coger dentro de un colectivo; no hace falta aclarar que ella era una ninfómana desquiciada y yo su sumiso juguete. Parece que la excitaba mucho la eocion de coger en lugares donde no deberíamos, a la vista de todos, como si se tratase de una version porno de las escondidas; tengo que admitir que eso también me calentaba. Pero durante todo ese tiempo me percate de algo; de pronto me había recuperado de mi depresión, me sentía mejor, tenia un motivo para ir al taller. Todo marchaba perfecto hasta que un dia… solo dejo de venir, ella desapareció.

Me encontraba roto, sabia que esto era algo casual pero no pense que fueran tanto como para irse sin decir siquiera adiós. Luego de eso necesitaba llenar ese vacío, me di cuenta que algunas de las mujeres que iban con el esposo al taller no estaban felices con sus maridos, al igual que yo. Nunca lo confirme perfectamente pero yo sabia me llamaban, era obvio, lo veía en sus miradas; como me hablaban, sus gestos y mas, asi que entonces iba a sus casas, obviamente cuando el marido no estuviera y me las cogía, asi sin mas, solo llegaba, la metia, acababa y me iba.. Luego me di cuenta que si seguía yendo a sus casa me terminarían agarrando con las manos en la masa asi que las llevaba al taller, abajo hay un sótano algo asi como «secreto». Lo usaban para guardar las herramientas y otras cosas pero cuando ampliaron el lugar movieron las cosas a un lugar mas grande y dejaron esa viejo sótano vacio. Me di cuenta que era perfecto para mi, asi que las empecé a llevar alli Asi estaba por algunas semanas luego cambiaba de chica como si nada hubiera pasado, me había vuelto más feroz a la hora de hacerlo, el sexo tradicional ya no era suficiente para mi asi que recurrí a algo mas… Violento. A ella no les gustaba pero eso solo hacía que yo quisiera más, pero cuando se acostumbraban me deshacía de ellas.

Actualmente estoy con una bella rubia de ojos verdes, con grandes pechos y un cuerpo escultural. Asi que entenderán mi emoción por ir a verla antes posible pero no puedo apurarme, nadie debe sospechar nada, si me descubren seria mi fin, me lo arrebatarían todo.

Ya es de noche y como siempre me ofrecí a cerrar yo solo. Todos se están yendo mientras yo termino algunos detalles en la suspensión de un viejo Chevrolet corsa. Espero hasta que el último se vaya y… listo, estoy solo. Al fin. Ahora puedo encargarme de lo mío.

Dejo mis cosas sobre la mesa, cierro y voy hacia el sótano, abro la puerta, el aire pesado y el aroma a humedad me dan la bienvenida. Bajo los siete escalones de madera, todos y cada uno crujen con un sonido distintivo, podría reconocer a cada una de tantas veces que baje. Esquivo algunos muebles viejos, cubiertos de polvo y telarañas, hay una única luz al final del angosto pasillo que da al verdadero escondite. Allí esta ella, tal y como la deje ayer, atada en una cama parada, sin colchón, con los resortes pegados en la espalda por la transpiración. Ella está casi inconsciente, le tiró un poco de agua para que se despabile pero al despertar empieza gritar de nuevo, podria jurar que ya se había acostumbrado. La golpeó y le grito que no vale la pena rogar, que nadie la va a escuchar pero ella sigue; puedo sentirlo, sus gritos ahogados me calientan mas y mas. Lo bueno es que me da la excusa perfecta para usar el látigo, me giro hacia la mesa donde están todos mis instrumentos, tomo el látigo y prendo la camara, (puede que sea cliché pero me gusta tenerlo todo guardado) ella me ruega que pare, que no le dirá a nadie; pero ella no lo entiende Yo ya no quiero parar, esto es lo que soy, lo que siempre fui, en ningún momento me convertí en esto. Siempre lo fui; solo que no lo sabía… Pero ahora lo sé y voy a disfrutarlo mucho.

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