Desde hace tiempo no se podía siquiera conocer como el mundo económico estaba en funcionalidad pues, a través del decaimiento de toda la economía mundial, comenzaron aparecer personas que se encargarían de estar al pendiente de los negocios financieros que transcurrían en todos los lugares para evitar esta catástrofe nuevamente.

Pero, el verdadero problema consistía en que no podían justificar que cualquier persona fuera una de las que tuviera en sus manos este destino tan delicado. Para evitar que algo malo pasara, se creó una institución capaz de poder cumplir con las exigencias que se le pedían. Esta tendría a cargo cada uno de los datos de los empresarios y se encargaría de velar porque no quebraran las empresas.

Esta empresa, que se le llamo OFME (Organización Financiera Mundial del Emprendimiento), con sede central en La ciudad de los Altos, comenzó a actuar inmediatamente al capacitar a personas talentosas para llevar a cabo esta tarea. Pero, ¿qué aspectos deberían de tener estas personas? Esta era la gran interrogante que tenían todos al principio.

Los primeros en iniciar esta tarea, eran personas que vestían con saco negro, camisa blanca y corbata azul marino. Estas, a pesar de ser pocas al principio, hicieron grandes cambios y comenzaron a reducir los grandes agujeros que había en todos lados. Pues, la plantear una o varias posibles soluciones para levantar a un negocio en decaimiento, podían salvarlos mientras que el plan se llevara a realizar lo más antes posible para no terminar con su capital. La cuestión era ahora, ¿Cuál era el valor de todos estos métodos? y ¿El cómo lograr poder emplearlo en cada empresa al ser todas diferentes?

El método que utilizaban y como lo empleaban, todo era parte de la manera en que ellos debían de poder ver más allá de lo que era posible en ese momento. La previsión de los problemas y la competencia que se tenía entre las diferentes empresas eran tan arduas y desiguales en ese momento. El mismo Monopolio, oligopolio y cartel, habían logrado comer la competencia del mercado y eliminar todo lo que les parecía una amenaza. Pero el problema no radicaba en ello, sino en que estos no tomaron más que su egoísmo e hicieron la economía muy inestable hasta el punto en que la llevaron a su destrucción.

Esta era la peor situación que se podía ver y, al analizar la situación y como todos comenzaron a pedir por la liberación de tal sistema, se tuvo que pensar en una forma de lograr terminar con estos, por lo menos mientras aún no eran tan poderosos. Por lo que la OFME, conjuntamente con el gobierno, empezó a hacer una tomar este asunto en sus manos.

Empezando con el país y, al tener éxito, fue que los demás gobiernos optaron por seguir el mismo ejemplo y así reconstruir toda la economía mundial hasta donde nos encontramos ahora. Ya que han pasado unos cuarenta años desde que todo la OFME se estableció, han llegado a ser más de unas cinco mil agencias en todo el mundo, las cuales funcionan y entrenan a los nuevos delegados que estarán en este mundo económico y velaran por llegar a que el orden se mantenga.

Como este es un mundo ajetreado con el día a día de las personas, la avaricia siempre sigue existiendo, por lo que no es de extrañar que todavía se encuentre en llamas lo que se suponía que debía de haber terminado. De todas maneras, aún hay lugares en las que la OFME no ha podido llegar y está tratando de alcanzar.

Con esto en mente, seguiremos con esto y todo comienza con Eduardo. Él es un aspirante a ser uno de los que llegan a trabajar conjunto con la OFME. Estas personas delegadas por la OFME, se les conoce como contadores. Ellos, durante su formación para poder brindar estos servicios a la sociedad, deben de estudiar y pasar ciertas pruebas antes de ser calificados como aptos para el cargo que se le da.

La OFME cuenta con centros donde estas personas son entrenadas. Aunque no entra cualquier persona, ya que deben de pasar un examen antes de poder ingresar a ser un estudiante de este lugar. A pesar de que hay varios centros, existe uno en particular con la mayor fuerza de aprobación por parte de la OFME y las empresas.

Este centro, llamado SJ tiene por delantera de los demás al estar al tanto de todos los cambios que llegasen a suceder en el entorno económico y estar listo ante cualquier problema. Al ser que la OFME provee con una certificación provisional para estos centros, la SJ no sólo trata con casos tan leves sino que también con casos complicados. Al ser que le nivel de dificultad que se toma puede arruinar por completo el nombre de alguna de estos centros, muchos prefieren mantener sus prestigios y no arriesgarse a perderlas.

La SJ, que es de las pocas que han dejado ese miedo con la finalidad de entregar alumnos mejor preparados, ha ganado gran reputación y también cuenta con varias solicitudes de entrada. Por tal razón han llegado a mejorar su sistema de ingreso.

Eduardo, que después de estudiar mucho para poder entrar, fue uno de los pocos seleccionados para ingresar a estas instalaciones y ser parte de ellas. Él, aunque no fue el que mejor puntuación tuvo, tiene en mente llegar a ser el mejor y lograr su cometido ante este mundo tan lleno de aspiraciones que, en muchos casos, mueren.

El centro SJ

Eduardo, al ver sus resultados del examen, se llenó de alegría al haber logrado ganar y ser aceptado para ser uno de los estudiantes de esta. Sin perder más tiempo corrió hacia su casa para prepararse en su incorporación a su nueva escuela.

Al ser que para ingresar para ser uno de los integrantes de este lugar, sólo se podía después de haber ganado el nivel básico de estudio. Para lo cual, con todos sus documentos de estudio en orden, Eduardo comenzó a preparar lo que necesitaría. Esto era debido a que todos los estudiantes tendrían que vivir dentro de los dormitorios de las instalaciones. Aunque esto sería hasta el próximo año, Eduardo ya se encontraba muy emocionado como para no tener todo listo de antemano.

Al llegar al fin el día esperado, todos los de nuevo ingreso se encontraban parados frente a las instalaciones que permanecían cerradas aún. Eduardo, al llegar, comenzó a ver a su alrededor a todos los que, al igual que él, se encontraban esperando la recepción de la SJ y así poder decir que ya son parte de esta.

Mientras miraba a su alrededor, pudo notar como había todo tipo de personas a su alrededor. Se podían ver a algunos muy emocionados e impacientes, a lo que Eduardo no podía negar que él era uno de ellos, como también se encontraban personas serias y que parecían ser muy cautelosas con quien hablar. Esto, también, se miraban que ya algunos grupos se habían juntado apenas empezando a reunirse enfrente de la entrada.

Eduardo, al escuchar que sonaba una pequeña alarma, volvió a ver hacia la entrada que comenzaba a abrirse y así dejar ver como salía de forma elegante el director y algunos de los maestros que les estarían enseñando a partir de ese momento. Pero, al ver que todos dejaron de hablar y se acercaban, no se quedó atrás y también los siguió. Pero algo que no parecía normal comenzaba a pasar, pues los profesores se adelantaron y dejaron atrás de ellos al director, quien no dio un paso más y sólo observaba desde lejos.

Al juntarse todos y quedarse inmóviles esperando que les permitieran entrar. Los maestros sólo se detuvieron a una distancia de un metro, aproximadamente, del director. El maestro del centro miro a la maestra que se encontraba a su lado derecho, quien le asintió en respuesta, y luego al maestro a su izquierda quien hizo lo mismo. El maestro del centro dio unos tres pasos al frente, mientras los demás se separaron y tomaron sus listas.

Al encontrarse ya todos en orden, dos maestros que se encontraban cerca al director, dieron la señal para que este comenzara a hablar. El director, viendo que los siete maestros de enfrente estaban preparados con sus listas, les dijo a los dos cerca él que le prepararan su sello. Una vez que ellos le trajeron dos sellos, el director comenzó a hablar, diciendo – Buenos días a todos, espero que se encuentren bien. Aunque, al ver a tantos estudiantes aquí, es una señal de que han elegido nuestro centro para convertirse en un contador. Pero, antes de que puedan ingresar a las instalaciones, deberán de pasar con nuestros profesores que se encuentran frente a ustedes para que los registren y así poder obtener su pase a al Centro SJ. Así que, adelante, espero verlos adentro –. Al terminar de decir esto, Eduardo comenzó a ver como todos comenzaban a amontonarse para poder obtener su registro y así entrar.

Pero, como si fuese un campo de batalla, los maestros se veían atrapados por los estudiantes. Eduardo viendo que algunos trataban de hacer fila para ingresar mientras otros lo querían por la fuerza, noto que algunos de los maestros se reían de como todos hacían las cosas. Pues, al sólo ser que ellos entregaban unos documentos que todos firmaban y luego se dirigían hacia la entrada, había lago muy sospechoso. No podía notar mucho lo que pasaba, debido a la gran conmoción que había. Retirándose un poco, trato de ver cómo podía conseguir su pase. Pero, viendo que los dos maestros que se quedaron atrás no contaban con ningún documento, por lo que unos cuantos se acercaban a ellos, quiso hacer lo mismo.

Pero, mientras se acercaba a los maestros disponibles, de pronto se escuchó la voz del director que decía – perdonen mi falta de información. Se me olvidaba decirles que de todos los que se encuentran aquí, a pesar de que hicieron sus exámenes, deberán de conseguir su pase lo más antes posible. Esto es debido a que no todos podrán ingresar, al ser un grupo muy grande. Así que tómense las cosas con calma y “revisen bien lo que están haciendo” –. En un segundo todos ya se encontraban alborotados por conseguir su pase y, aunque era difícil obtenerlo antes del anuncio que les habían dado, ahora era mucho más complicado hacerlo.

Eduardo, al ver como todos comenzaban a irse poco a poco y, con el documento en mano, comenzaban a adentrarse entre la multitud, que desaparecía, para ingresar a las instalaciones, claro que ninguno ingreso y les iban diciendo lo que debían de hacer o esperar antes de poder entrar. Eduardo, al ver que ya podía circular y que sus esperanzas comenzaban a desaparecer, se acercó a uno de los dos profesores libres para preguntarles sobre el registro y como poder obtenerlo, aunque parecía como una broma el hacer esta pregunta después de haber tenido las instrucciones claras de ir con los maestros y que sólo los que quedaban contaban con los documentos para registrarlos. Pero, al no tener a donde ir, se acercó a una maestra que estaba viendo todo lo que sucedía.

Mientras caminaba, iba viendo la retirada de cada maestro conforme terminaban sus documentos que traían consigo. El director, por otra parte, parecía divertirse de la situación en que se encontraban en este momento los nuevos aspirantes. A pesar de que ninguno sonreía o hacia alguna mueca que delatara su diversión, podía sentirse a través de sus miradas como se sentían con tal espectáculo.

Eduardo, al estar frente a la maestra, dijo – Disculpe, será que me puede decir cómo puedo obtener mi registro –. La maestra, dirigiéndole la mirada, trato de no hablar e ignorarlo después de verlo. Eduardo no se rindió, ya que pensaba que tal vez aún podía haber alguna manera de conseguir su registro a pesar de que ya casi no había. Por tal razón, sin perder la cordura, volvió a preguntar lo mismo otra vez. Pero, sin obtener ninguna respuesta, miró con reojo que ella portaba un lapicero y un pequeño trozo de papel en su bolsillo izquierdo. Esto podría ser alguna pista, es lo que se le venía a la mente mientras pensaba en alguna forma de llamarle la atención.

Sin importar ser descortés, al ver al último maestro rodeado, dijo – usted lleva consigo un lapicero y un trozo de papel, ¿me podría decir el por qué? – esta era la única oportunidad que tenía de hacer que le hablara, aunque también significara que lo rechazara al mismo tiempo.

El otro maestro, al ver que Eduardo aún permanecía junto a la maestra y no se iba, a pesar que el último maestro estaba por irse, se acercó a ellos. Aunque no era algo normal y sólo unos cuantos hicieron lo mismo que él al acercarse a estos dos maestros, no era de esperar que fuera también para sobornar a alguno de los dos para aprovechar que obtuvieran su registro.

Al estar sin respuesta, Eduardo ya no podía seguir más tiempo ahí, ya que debía de encontrar una forma de entrar entre loa multitud del último maestro y obtener su registro antes de que fuese en vano todo su esfuerzo. Pero, en ese instante vio como el otro maestro llego con ellos y pregunto – ¿está todo bien aquí? – a lo que la maestra respondió – Sí, sin ninguna novedad – el maestro – ya veo – Eduardo, antes de que este se retirara, rápidamente dijo – maestro, podría decirme lo que se necesita para poder obtener mi registro – el maestro – el director ya fue claro al decir que debe de acercarse a los maestro “frente a ustedes” para obtenerlo – Eduardo, al pensar en ese instante lo que le acaba de decir, pregunto una vez más – podría decirme, el director ¿también es un maestro como ustedes? – el maestro – no lo podría decir con precisión pero no te puedo dar más detalles – y con esto se retiró.

Al ver que el último maestro comenzaba a irse y que los restante, unos diez aproximadamente, se iban con caras largas y los que lograron obtener lo último del maestro se acercaban a la puerta para obtener su registro. Eduardo comenzó a pensar que este era el fin de todo su esfuerzo, vio que aún nadie podía entrar y que había otro grupo, de unos cinco, que no había notado. Este grupo se encontraba sereno a pesar de no contar con ningún documento como los demás. Eduardo, al verlos, pensó – ellos, ¿por qué estarán tan calmados? ¿Acaso no se dan cuenta de que ya no hay más registros? O, será que no se ha terminado – luego vio que el director aún no contaba con su sello en la mano y que sólo estaba como tomando nota en un cuaderno los datos de los que se acercaban con sus documentos en la mano.

Eduardo, analizando la situación del por qué no estaba usando su sello y, al contrario, estaba sólo tomando nota era algo raro. Eduardo comenzó a pensar – alto, hay algo aquí que no he tomado en cuenta. Si yo fuera el director, y si tengo mi sello en un lugar como este. No puede ser sólo para exhibirlo sino que para validar documentos. Pero el director sólo está tomando nota. A no ser que todavía lo deba de usar pero todo lo que han traído no cumple con los requisitos. Si fuese así – dio un chasquido con los dedos – claro, sólo sellara lo que esté completo. Pero lo que hemos hecho sólo es amontonarnos sin leer o preguntar bien los requisitos. Ya que cabe una posibilidad de que no estemos haciendo bien las cosas. En ese caso – Eduardo comenzó a caminar hacia el director a pesar de no contar con ningún documento, pero con la certeza de que, si fuese como lo había pensado, tendría todavía la oportunidad de obtener su registro.

Eduardo, haciendo fila detrás de los que llevaban sus documentos, escucho cuando el director le decía al que estaba enfrente de él – gracias por habernos elegidos, le estaremos llamando más tarde para indicarle lo que deberá de hacer – tomo sus documentos y se fue.

Siendo ya el turno de Eduardo, el director, al no ver que llevara ningún documento, preguntó – ¿en qué le puedo ayudar? – Eduardo – Quisiera conocer los requisitos para obtener mi registro – el director – está bien, pero ¿no fueron lo suficientemente claras mis instrucciones? – Eduardo – Si lo fueron, pero, usted dijo que “debemos de pasar con los maestros que están frente a nosotros para que nos registren” – el director – así es ¿Y? – Eduardo – Y, a mi parecer, usted también cuenta como un maestro. Además, ¿por qué deberíamos de pasar con el director si fue clara la orden de pasar únicamente con los maestros para nuestro registro? – el director se rió – muy bien pensado. Me imagino que no conseguiste tu documentación al no estar seguro de lo que se necesitaba y esperaste a que se calmaran las cosas para no perder tu oportunidad de registro, ¿o me equivoco? – Eduardo, pensando – no se me paso eso por la cabeza. Sólo me vine sin esperar nada de esto. ¿Qué debería de hacer? – El director – responde muchacho – Eduardo, un poco asustado, dijo – así es. Ya que los maestro nos debían de decir todos los pasos para poder hacerlo – El director – de acuerdo. Te voy a dar un pase para que te den esa explicación adentro mientras termino con los que faltan. Espero que tu estadía sea reconfortante – saco un pedazo de papel de su bolsillo derecho, lo sello y se lo entrego. Eduardo, luego de recibir el sello, entro por la puerta para poder recibir las instrucciones de cómo debía hacer para recibir su registro.

Al entrar, dijeron uno de los diez maestros que se encontraban parados frente a la puerta – conque ingresa el primero – luego una maestra, que estaba a la par, contesto – no dudo que este ha sido uno de los métodos de elección más duros que ha tomado el director. No me extrañaría si ingresaran al final unos ocho más o sólo fuese el único –. Eduardo, que estaba nervioso y no entendía el motivo por el cual decían esto los maestros, entre muchas cosas más, miró a uno que parecía ser el más tranquilo de todos y se acercó a él. Este, al verlo, dijo con tono de voz calmante – ¿en qué puedo ayudarte? – Eduardo – E. E este, quería preguntar por los requisitos para poder obtener mi registro – El maestro – ¿traes el sello del director para poder entrar aquí? – Eduardo – este, sí – mostro el trozo de papel con el sello del director.

El maestro, al ver el papel, quito la parte de atrás del sello y, sacando una hoja de su folder, lo pego. Luego, antes de responder a lo que le había dicho Eduardo, con voz imperativa, dijo – ¡no debes de dudar de lo que dices¡ ¿Qué clase de estudiante del centro SJ duda o tartamudea? – Eduardo – Este, pero – El maestro – Sin excusas. A partir de ahora eres un estudiante y debes de ser siempre mejor – Eduardo, dejando de lado el miedo que tenía, dijo en voz baja – ¿estudiante de la SJ? – Recibió el documento que le entrego el maestro y luego pregunto – entonces, ¿Qué eran todos esos documentos que estaban dando hace un momento? – El maestro – la paciencia es una virtud que te ayudara a entender. Por el momento, te llevare a tu habitación y ahí esperaras a que se realice el llamado para darle la bienvenida y conozcan cómo funcionan las reglas aquí. También podrá conocer a los que hayan logrado ingresar y posibles compañeros durante estos tres años – Eduardo, al estar frente a su nuevo cuarto, pregunto – maestro, ¿han ingresado más estudiantes? – El maestro – bueno, por el momento eres el único pero, aún queda tiempo y algunos que podrían ingresar. Pero eso lo sabrás más tarde – y, después de dejarlo en su habitación, el maestro se retiró.

Eduardo, viendo que no tuvo respuesta y, contrario, obtuvo su pase podría significar que ahora era parte de ese lugar aunque también podría ser que no. Decidió pensarlo por un momento y descansar antes de sacar todas sus cosas, ya que no parecía real lo que estaba ocurriendo. Saco unas galletas de chispas de chocolate de su mochila y, mientras comía, empezó a pensar – esto no puede ser así. Si fuera así de fácil entrar aquí, aunque nadie se diera cuenta, no creo que el examen que hicimos fuera en vano. Además, el registro del que nos habló el director no creo que sea algo inventado – se recostó en la cama y, volteándose hacia la mesa de noche de la par, noto que la gaveta estaba medio abierta. Pero después de un rato de observarla, decidió abrirla.

Se levantó y, al abrir la gaveta, vio un pequeño folleto al fondo color azul. Sacándolo, leyó lo siguiente en su portada – bienvenido al Centro SJ. Manual sobre funcionamiento técnico y práctico de las diferentes gestiones de la SJ – abrió el manual y siguió leyendo – a partir de ahora eres un estudiante del SJ. Todo lo que debes de saber está escrito aquí, además de contar con una guía virtual interactiva agregada y equipada en la misma. Por lo que tendrás acceso a ella una vez termines tu registro – paso a la siguiente página pero estaba en blanco. Iba a continuar leyendo, cuando de pronto escucho la voz de una maestra que les decía, a través del megáfono, todos los aspirantes que han ingresado, favor de pasar al patio para que se les de indicaciones de lo que deberán de hacer para terminar sus registros en nuestras instalaciones – lo repitió unas dos veces más. Eduardo, tomando sus cosas y guardando en el mismo el manual, se dirigió hacia el lugar indicado.

Una vez, todos se reunieron en patio, Eduardo noto que sólo habían seis, incluyéndolo, parados en el centro a la espera de que les indicaran lo que iban a hacer. Pero, algo peculiar en cada uno de ellos, era que todos portaban sus pertenencias, bueno, la esencial. Por tal razón, Eduardo, era el único que se veía mal al traer consigo todo. Pero, aunque le hacía sentir un poco incómodo, ya no podía volver a la habitación para dejarlo todo.

Al escuchar a un maestro que les decía – todos, presten atención que el director comenzara a hablar, por lo que no se repetirá nada –. El director se paró frente a ellos y, tomando el micrófono, dijo – Buenas noches a todos. Pues, como puedo ver, es un buen grupo el que tenemos aquí. Aunque espero poder seguirlos viendo. Saben una cosa, el motivo por el cual se encuentran aquí es simple. Como todo buen delegado de OFME, NO debemos de tomar a la ligera todo lo que nos dicen y tener por asegurado a la primera que un puesto o meta está asegurada sin haber hecho los fundamentos adecuadamente. Por tal razón, los documentos que todos, me imagino, tuvieron a la mano. Podemos decir que no fue más que una masiva de información, de la cual, varios cometieron el error de llenarlo sin siquiera leer detenidamente u obtener la información necesaria para poder llenarlo a bien. Pero, ustedes, han visto a través de este que no eran los requisitos verdaderos al ser que para registrarse deberán de tomar otras medidas antes de llenar la documentación antes dada – haciendo una señal con la mano derecha, se acercó un profesor con unas identificaciones en la mano – a partir de hoy, deberán de tomar todo lo que hacen en serio y sin ninguna objeción al recibir y llevar a cabo su labor. Por tal razón, para terminar su inscripción y su registro en nuestras instalaciones, tendrán una semana de orientación para poder conseguirlo. Espero poder ver a todos los que están aquí presentes –. Cuando el director indico al maestro que les entregase sus carnets de identificación, todos se pusieron firmes y no se movieron de su lugar hasta que todos contaban con sus carnets.

Después de la bienvenida y haber recibido su carnet, Eduardo regreso a la habitación. Al encontrarse cansado y, dándose cuenta de que por muy poco logro ingresar al plan de ingreso del SJ, no podía bajar la guardia y tendría que esforzarse a partir de mañana para cumplir con todo lo necesario para quedarse estudiando aquí.

Saco una vez más el manual que había encontrado en la mesa de noche. Pero, cuando lo saco, miró algo raro en esta. Puesto que, a pesar de todavía verse igual que antes, ahora aparecía “…” como si fuese una mini computadora cargando la información de algún software recién instalado. Sin embargo, al abrir y pasar a leer el contenido, todas las paginas decían – EN ESTE MOMENTO ESTAMOS OBTENIENDO TODA SU INFORMACIÓN. FAVOR DE ESPERAR HASTA EL DÍA DE MAÑANA –. Sin más que hacer, decidió ir a dormir después de bañarse y comer unos roles de canela que llevaba consigo.

Al día siguiente, comenzó a sonar la alarma de su teléfono. Eduardo, apagando la alarma, se levantó un medio sonámbulo. Se dirigió a peinarse, desayunar y lavarse los dientes. Cambiando su ropa, se percató que estaba olvidando revisar si ya podía leer el manual, que creía que era tan sólo arte del sueño y la conmoción del día de ayer que vio eso. Pero, al igual que ayer, este seguía diciendo lo mismo sin ningún cambio.

Cerrando la puerta de su habitación con llave, que se les otorgo conjuntamente con el carnet, se dirigió a buscar el aula donde recibiría su primera clase del día. Pero, viendo que ya casi eran las ocho empunto, comenzó a correr.

Eduardo no podía creer que llegaría tarde su primer día de clase. En su mente sólo pasaba – ¿cómo paso esto? Si me asegure de que mi alarma sonara a tiempo para no llegar tarde – en eso recordó que su alarma no la había configurado y sonó a la misma hora en que se levantaba durante vacaciones. Pero, bueno, ya no era tiempo de seguir lamentando lo sucedido, por lo que acelero el paso. Sacó un papel de su bolsillo que decía – aula del segundo nivel número 18 –. Alzo el papel y se dirigió a las gradas para poder llegar a su clase. Al estar frente a la puerta, respiró profundamente y, habiendo recuperado el aliento, entró.

Ya todos en el aula se encontraban sentados en sus lugares. Eduardo, tomando asiento, pensó que estaba a salvo al ser que el maestro aún no había entrado. Pero, justo detrás de él, venia el maestro. El maestro, al entrar a la clase, los miró con mirada seria y fría. Luego de eso, se paró en medio del pizarrón y dijo – buen día para todos. A partir de hoy comenzaremos el entrenamiento de una semana para que puedan terminar su inscripción y consigan su registro – uno de los compañeros le dijo en voz baja a otro – por qué no sólo nos dicen lo que debemos de hacer y ya. Estoy seguro de que eso nos ahorraría más tiempo y podríamos comenzar con el verdadero estudio –. El maestro, que lo escucho, dijo – no crean que este es un mundo en el que todo es tan fácil de salir. Recuerden que se acaban de ser electos como aspirantes del SJ, la cual no es considerada como un centro cualquiera. Si no eres capaz de sobrevivir a este entrenamiento, te aseguro que no saldrás de aquí y que, en menos de media semana, estarás pidiendo tu renuncia. Por lo que deberán de prestar atención a cada una de las ordenes que se les dará y como pondrán en ejecución cada una de ellas. También deberán de aprender nuevos términos para que puedan comprender de lo que se está hablando, por lo que les estaremos dando el significado de las diferentes palabras hasta que se les quede. Bueno, si es que logran terminar – hizo una breve pausa para verlos a todos de reojo y luego continuó – sin más que agregar, hemos de comenzar al centro SJ –.

Por ser el primer día, se les permitió descansar y que caminaran por los lugares permitidos para todo público mientras se llegaban a familiarizar con las instalaciones. Pero, además de ello, se les entrego un folleto que sería lo que verían en la clase de mañana.

Eduardo, después de estar caminado por los diferentes pasillos, decidió detenerse frente a la fuente del patio para ver el folleto que se les había entregado. Debido a que no pudo hablar con ninguno de sus compañeros, además de parecer todos muy individualistas, estaba solo y no quería seguir dando vueltas sin ninguna compañía. Se sentó en el césped y, escuchando el sonido de la fuente, comenzó a hojear el folleto.

El tiempo comenzaba a correr y, al escuchar una voz que le decía – hey, eso parece interesante – Eduardo reacciono y miró atrás de él. Justo se encontraba un muchacho con el uniforme del SJ por lo que debería de ser un estudiante. Eduardo, parándose, respondió precipitadamente – sí. Este, perdone por quedarme en este lugar, ahora mismo me voy – el muchacho respondió – no te preocupes. Yo hice lo mismo durante mi semana de entrenamiento. Por cierto, te aconsejo que lo leas bien e investigues un poco si no quieres que te dificulte después. Además, duerme bien hoy, ya que olvidaras que es dormir bien – con esto continuó su camino pero, deteniéndose por un segundo luego de dar unos cuantos pasos, añadió – cierto, ten cuidado con el papeleo – Eduardo – ¿Papeleo? – El muchacho – así es. Ya lo entenderás, bienvenido al centro SJ novato – y se fue.

Primeros días del entrenamiento

Al tan sólo ser las cuatro de la mañana, las alarmas comenzaron a sonar en las habitaciones. Eduardo, saltando de golpe, trato de detener ese ruido y poder continuar durmiendo un poco más. Pero, al estar tratando de apagar la alarma de su teléfono sin que esta lo hiciera, según él, miró el teléfono. Después de un momento de estar viendo el teléfono y ver que la alarma aún continuaba, pensó – ¿estaré soñando? No, no puede ser – encendió el teléfono – ¿qué?, pero si son sólo las cuatro y cinco de la mañana. Y ¿cómo puede seguir sonando la alarma? – el sonido al fin se detuvo. Eduardo, somnoliento, mira a su alrededor sin dar reacción alguna y, decidiendo seguir durmiendo, se tapó nuevamente. Pero, al apenas haber tomado las chamarras, sintió como un balde con agua fría se le era lanzada. Reaccionando, al fin, se sacudió un poco y luego miro hacia la derecha, donde provino el agua, para sólo quedar sin palabras al ver de qué se trataba del maestro.

El maestro, que se encontraba parado firmemente con el balde de agua, dijo – si eres un estudiante del SJ, recuerda que debes de levantarte al apenas haber oído la alarma. Por el día de hoy se te pasara – dejo el balde vacío en el cuarto de Eduardo mientras salía y decía – debes de estar en cinco minutos en la clase cambiado y listo para iniciar la lección. Una cosa más, regresa el balde a su lugar –. Eduardo, sin perder tiempo, comenzó a ponerse rápidamente su ropa para recibir las clases, la cual era un suéter café, un chaleco gris y una camisa blanca con corbata negra, el pantalón era el mismo tono que el suéter y los zapatos casuales negros. Todo esto se les proporciono por parte del centro como “un regalo de consolación” para la semana de prueba.

Eduardo, que estaba corriendo a su aula, a duras penas logro llegar justo cuando el cronometro, que tenía en la mano el maestro, llego a indicar cinco minutos. Eduardo tomo su asiento y, mirando alrededor de él, noto que todos pasaron por el mismo problema que él. Bueno, con excepción de uno. Justo una señorita había logrado llegar sin ninguna muestra de que se le haya dificultado iniciar este día.

Mientras el maestro comenzaba a llamarlo por lista, lo cual era absurdo si se decía que sólo eran cinco, hubo alguien que aún no se presentaba. Todos estaban muy atentos a lo que podría pasar. Pero, habiendo comenzado la clase, el maestro comenzaba a trazar la un esquema en el pizarrón. Este esquema contaba con la información de lo que harían durante el resto del día, en toras palabras, su horario del día.

Al terminar de escribir el horario, entro justamente el que faltaba que llegase. Este, con completa calma, al mirar que todos estaban sentados ingreso y tomo asiento. El maestro sólo lo miro sin decir una sola palabra y dijo – muy bien. Por ser el primer día, se les ha permitido ingresar a la clase un poco tarde. Pero, recuerden que la puntualidad es algo que nunca deben de perder. Por ello, a partir de esta semana, deberán de estar despiertos y cambiados antes de que suene la alarma o tan sólo esta comience a sonar. No deseamos a haraganes en este lugar. Nos retrasamos diez minutos, lo cuales se les quitara a la hora de desayuno para lo cual cuentan únicamente con quince minutos. Así que sólo tendrán cinco minutos para desayunar. El primer caso que veremos es algo muy simple. Se llama, recopilación de datos. Como podrán ver… – paso el maestro explicando de qué se trataba y lo que debían de hacer después de desayunar para demostrar que son capaces de recolectar información. Para tal acto, sólo contarían con una hora. Aunque algunos sentían que era un buen tiempo y que les sobraría demasiado tiempo, Eduardo no lograba dejar de pensar que esto sería lago difícil si no sabían aun lo que tendrían que buscar.

Al terminar el desayuno, si se podía decir que lograron comer algo, el maestro sin siquiera dejar rastro desapareció por completo. La mayoría no le prestó atención a la falta del maestro y pensaron que sólo se trataba de un descanso antes de iniciar la tarea del día. Pero, Eduardo y dos compañeros más, fueron los únicos que comenzaron a buscar al maestro para poder iniciar con la tarea. Al ser que cada uno tomo su propia camino, no había seguridad que todos lograran su cometido más bien parecía que cada uno debería de proteger su propio interés.

Eduardo, mientras iba de pasillo en pasillo, trato de preguntar a algunos estudiantes sobre el lugar donde se podría encontrar el maestro. Pero, al ser que no conocía su nombre, no sería una búsqueda tan buena si seguía sólo diciendo eso. ¿Qué podría hacer?, era lo único que se le pasaba por la mente. En eso, viendo a unos maestros platicando en el pasillo, se acercó a ellos y dijo – disculpen, será que me podrían decir en dónde puedo encontrar al maestro de pruebas para la admisión en el centro SJ – los se rieron muy fuerte y, uno de ellos, contesto – buena pregunta. Pero no sabría decirte. Tal vez hasta ya se murió. Si no está en su oficina, deberías de ir al sistema y buscarlo. Además, aquí hay muchos maestros, no sé a quién esté buscando – luego continuaron su conversación.

Eduardo, al darse cuenta de que no sería tan fácil encontrarlo, decidió seguir buscando. Pero, si ellos habían dicho algo sobre su oficina, entonces esta sería su primera pista. Siguió caminando y, viendo a unos estudiantes, les pregunto si conocían quienes eran los maestros que dan la clase de prueba para ingresar. Aunque no todos le contestaban, logró conseguir información poco a poco. Para no tener que olvidarse cada uno de los nombres que le daban, comenzó a apuntar todo lo que le decían.

Si podía ir en busca de estos maestros, sería más fácil que preguntar sin saber nada. Ya habiendo pasado unos veinte minutos, Eduardo contaba ya con veinte nombres. Al parecer eran varios los maestros que daban clases en y su clase no era nada más que una de otras que estaban igual. La razón por la que no los vio ni los otros a ellos, era porque todos fueron reconocidos en las diferentes partes del SJ.

Al ser que todavía eran varios maestros en su lista, comenzó a tachar los nombres que eran de maestras para reducir su búsqueda. La lista llego a quedar en ocho nombres, de los cuales no sólo uno podría ser el maestro que buscaba. Eduardo comenzó a preguntar por cada uno de los que le aparecían hasta que le quedaron únicamente dos y a la vez ya había pasado alrededor de unos cuarenta y cinco minutos desde que comenzó a buscar al maestro. La idea de que el maestro ya se encontrara en el aula o con los demás, empezaba a pasar por su mente, por lo que decidió regresar a ver si no había ninguna señal en la clase. Bueno, no era nada personal el querer regresar pero por curiosidad no estaba de más ir a verificar, era lo que pensaba para no reconocer el hecho de que fuera un error el que fuera a buscar al maestro.

Al llegar al aula, se encontraban aún sentados y juagando los tres compañeros que no estaban buscando al maestro. Estos, al verlo, se rieron mientras uno de ellos decía – conque regresa sin haber encontrado nada. De seguro sólo quiere perder el tiempo como los otros dos que aún no regresa – Eduardo, sin responder salió del aula y decidió continuar con su búsqueda en lugar de quedarse sentado a esperar que llegara. De todas maneras, aunque fuese únicamente para perder el tiempo, no debía de dejar de buscar al maestro luego de haber averiguado tanto.

Se dirigió a los últimos dos lugares que tenía. Esto era con cincuenta minutos. Eduardo, sin acelerar el paso, pensó detenidamente que algo andaba mal al ser que el maestro no se veía que fuera de aqullos que faltaran a su labor. Y, al pensar que los otros dos no regresaban, podría significar que ya lo encontraron como el que estuvieran igual que él buscando por todos lados.

Al ver la oficina de uno de los dos maestros que quedaban en su lista, tocó. La puerta se abrió lentamente y de ella salió otro maestro. Este, al verlo, pregunto – ¿en qué puedo ayudarte? – Eduardo – Este, discúlpeme, tan sólo que me encuentro buscando al maestro… – sin saber que decir, sacó rápidamente su libreta. Al ver el nombre, continuó diciendo – Este, el maestro Romario – el maestro, al escuchar, respondió – muchacho, ¿por qué lo buscas? – Eduardo – tan sólo que él me da clases y, como desapareció durante el desayuno, lo comenzamos a buscar – el maestro- por casualidad, no deberían de estar haciendo una recopilación de datos en este momento – Eduardo – así es, ¿Cómo lo sabe? – el maestro – esto no es bueno para ti. Si no lo encuentras antes de que termine el tiempo que les dio para recopilar los datos, lo lamentaras – Eduardo – ¿lamentar? – el maestro – Con quien estas recibiendo clases no se los pondrá fácil. Así que no preguntes más y dirígete a su oficina –, el maestro le explicó dónde se encontraba la oficina del profesor que buscaba Eduardo.

Eduardo, siguiendo las órdenes del maestro, corrió con todas sus fuerzas hasta llegar a la oficina. En este momento ya sólo le quedaban unos tres minutos para que hiciera una hora desde que debían de haber comenzado con la tarea.

Al llegar a la oficina, toco la puerta. El maestro que salió era a quien buscaba. Al ver a Eduardo, dijo – conque al fin has llegado – miró su cronometro – sólo quedan siete segundos – luego lo alzó y pidió a Eduardo que entrara. Al entrar, vio que estaban los otros dos compañeros también adentro. Eduardo tomó asiento, mientras escuchaba como el maestro cerraba con llave la puerta. Eduardo, al ver que los otros dos estaban calmados y, la señorita, riéndose un poco, preguntó al maestro por si debía de ir a llamar a los otros compañeros que faltaban. El maestro, sentándose en su escritorio, respondió – Lo siento por ellos, pero no podremos esperarlos para continuar con la clase – saco un control de su escritorio – bueno, que podemos hacer – presiono un botón y se abrió una puerta detrás de él. Se levantó y, sin dirigirles la mirada, les dijo – vamos –.

Al entrar por la puerta, sólo podían ver un camino recto que no terminaba. Para todos ellos parecía que caminaran por horas, aunque no fuera así. Al terminar aquel camino, llegaron a un lugar totalmente diferente de todo lo que habían visto desde afuera. Al parecer, la vista de afuera sólo era una fachada par lo que se encontraba realmente dentro de las instalaciones.

El maestro, viendo sus expresiones de sorpresa, dijo – no debería de sorprenderse por pequeñeces como estas. Si sólo es el área de entrenamiento donde pasaran el resto de su semana – se rió sombríamente – así que, espero que hayan dicho adiós a sus dulces sueños después de haber cruzado la puerta, no, más bien dicho, después de elegir este centro para su estudio –.

El lugar donde se encontraban ahora era enorme. Contaba con tres pisos, que se podían ver bien desde la entrada. Esto era, según el maestro Romario, para poder vigilar a cada uno de los estudiantes que están en el plan de entrenamiento que realicen bien sus diferentes tareas. También les indicó que, además de ir a clases, tendrían que venir a este lugar para comenzar a practicar lo que se les enseñaban. Al ser que aún no se encontraban admitidos, sólo tendrían acceso al primer nivel pero, conforme demostraran su destreza, irían subiendo de nivel. En el caso de la semana de entrenamiento, ellos deberían de avanzar hasta alcanzar el segundo nivel.

Comenzaron a caminar todos. Mientras se adentraban, se veían como corrían de un lado a otro cada uno de los que se encontraban ahí. Papeles y papales era todo lo que se miraba (lo cual era algo aburrido a mí parecer. Pero, como es una historia, muy pronto se pondrá emocionante. Si desean verlo, deberán de pasar hasta el siguiente título, aunque no se los aconsejo, ya que perdería el sentido de la historia y mi esfuerzo por crearla también. Por cierto, esto no es una traducción, por si alguien llegara a pensar eso, sólo he agregado un comentario como autor de esta y otras historias. Por cierto, si desean pueden dejar un comentario para que pueda mejorar y, cuando continué el siguiente tomo de esta u otra historia, pueda evitar los mismos errores) sin dejar de lado las computadoras y otros útiles de oficina.

El maestro los llevo hasta unos de ellos que estaban sentados escribiendo sin parar en la computadora. El maestro, con una sonrisa dijo – hola – uno de ellos, que era el más cercano, se detuvo por un momento y, al mirar a todos, se rió. El maestro, al verlo de buen humor, continuó diciendo – parece que estabas esperando este momento – el muchacho – buenos días Romario. No puedo creer que acabas de traer a otros a su muerte – al escuchar estas palabras, todos tragaron salida con un “gulp” y pensaron – nuestra muerte. No se supone que es sólo un centro –. El maestro siguió con la conversación – tienes razón en una cosa. Pero, no puedes decir que yo los he traído sino que ellos mismos eligieron su destino. Por ello, espero que los trates gentilmente a todos – el muchacho – conque gentil. No creo que eso sea posible – el maestro – bueno, sabes, te dejo a los tres a tu cargo, tal vez así puedan resistir. Sólo de esa manera podremos tener nuevos alumnos este año – el muchacho – “que considerado” me gustaría decirte. Pero, para ser sincero, creo que lo has hecho mal. Si bien sabes que no logran pasar si no son por lo menos seis. Y, si te das cuenta, los demás maestros han dejado siete con cada uno y tú eres el único que me dejas tres. No creí que vería el día en que rebajarías a tus estudiantes después de la última vez que me trajiste a cuatro – el maestro – bueno, creo que este grupo puede ser comprometedor – el muchacho – espero que estés en lo correcto y no sólo sea una forma de diversión – y con esto se retiró el maestro dejándolos

Al tan sólo habiéndose desaparecido el maestro entre la multitud que crecía a cada instante, el muchacho sentó y dijo – a partir de hoy no los dejare descansar. Así que será mejor que logren terminar esta semana si desean que esto sea en vano o se retiren si no desean iniciar en el verdadero terror que se les avecina después de esta semana, bueno, si es que sobreviven – tomo unos papeles – sé que aún no cuentan con lo básico, por lo que hoy sólo harán mandados. Pero, para el día de mañana, los espero aquí a las ocho en punto con lapiceros, libretas de apuntes y calculadoras, bueno, cualquier cosa que se les sea necesario –.

Durante el resto del día, hasta la hora de almuerzo, estuvieron corriendo de un lado a otro. Mientras unos iban con documentos de una sala a otra, otro atendía las llamadas que entraban. Los tres se iban intercalando para realizar cada una de estas tareas. Pero, conforme iban llegando a las doce, la carga aumentaba más y más. Llegaron a un punto en el que dos se quedaban respondiendo las llamadas y sólo uno debía de ir cada vez más rápido para traer lo documentos que le pedían y llevar los que le entregaban.

A pesar de que no hacían otra cosa, ellos llegaron a quedar totalmente exhausto para la hora de almuerzo. Ellos sentían un gran alivio durante este tiempo, aunque sólo les dieran veinte minutos. Mientras comían, escucharon como los otros tres estaban reclamando al maestro. Por alguna razón, ellos seguían sin ir al lugar donde estaban. Pero, como podría ser que se unirían durante la tarde, no se preocuparon. Ese pequeño pensamiento de saber que tendrán un poco de ayuda durante la tarde, era como un sueño.

Al finalizar la hora de almuerzo, se dirigieron a la clase para recibir su lección del día. El maestro comenzó a enseñarles lo que debían de conocer para poder continuar en el lugar donde estaban. Conforme iban pasando la hora, a pesar de casi no tener fuerzas, hicieron su mejor esfuerzo para poder sobrevivir el resto de la semana.

Al terminar la clase, que duro alrededor de dos horas sin parar, se dirigieron nuevamente al área de entrenamiento. Pero, para evitar que los sorprendieran, llevaron lo que les habían pedido durante la mañana.

Con la seguridad de que podrían al fin sentir el alivio con los otros tres, que si recibieron la misma clase con ellos, se adentraron la puerta que se les habilito desde sus habitaciones. Por tal razón no deberían de andar caminando por el pasillo sin ninguna autorización o excusa razonable. Pero, si primero debían de ir a sus habitaciones antes de entrar al área de práctica, tuvieron que correr para cumplir con el horario que se les dio.

Siendo las tres y media de la tarde, sólo se encontraban los mismos tres de la mañana. El muchacho, con una sonrisa diabólica al verlos, dijo – creo que aún tienen suficientes fuerzas para terminar el día –. Saco de una de sus gavetas un listado para que firmasen de haber llegado. Al haber firmado, en cuestión de un minuto, ya se encontraban nuevamente corriendo de un lado a otro. Pero, a diferencia de la mañana, ahora también estaba archivando documentos. Ellos, que no pudieron ver a sus otros tres compañeros, sólo se les podía venir una cosa a la mente – los mataremos cuando los veamos mañana – aunque este pensamiento apenas podía surgir debido a lo ocupado que estaban.

Entre cálculos, pedidos y registro de las diferentes cosas que debían de hacer, la libreta que habían llevado ya casi se encontraba llena. Lo bueno era que la libreta no era muy grande ni tampoco de muchas páginas pero, después de ver todo lo que usaron, estaban felices de haber llevado una durante la tarde. Llegado al fin las siete de la noche, el muchacho se levantó de su escritorio y dijo – quien diría, ha sido un día muy calmado para ser el primero para ustedes. Esperemos que ya mañana podamos trabajar igual~ aunque lo dudo. De seguro tendremos un movimiento normal – entrelazo sus manos y las colocó detrás de la cabeza, como si fuera un tipo de almohada, y sonrió.

El muchacho, pasándoles la lista nuevamente, dijo al finalizar – buen trabajo. Los espero el día de mañana con las mismas fuerzas. Espero que hayan aprovechado este día tan tranquilo que hemos tenido. Pero no se acostumbren, ya que es muy raro tener días así –. Los tres, al mismo tiempo, decepcionados dijeron – que bueno – el muchacho – esa es la actitud. No podemos dejar que nos ganen. Por tal razón, si ustedes siguen dándolo mejor de sí, de seguro podremos avanzar al siguiente nivel muy pronto. Quien sabe, tal vez antes de lo esperado –. Al salir de las instalaciones, todos regresaron a sus cuartos. Al ver sus camas, se olvidaron por completo de la comida y, como si estuvieran en un paraíso, cayeron rendidos en sus camas.

Al día siguiente, la alarma sonó y todos, adoloridos, se levantaron rápidamente y se cambiaron para asistir a las clases. Las clases de la mañana iniciaron como si nada hubiera pasado. Les iban explicando acerca de algunas bases que debían de conocer y, aunque se encontraban los otros compañeros junto con ellos, no dijeron nada. El maestro parecía que conforme iban avanzando las lecciones era más estricto con los ejercicios y repuestas que daban o al realizar cualquier comentario.

Después del desayuno, se dirigieron directamente al lugar de práctica. El muchacho, que ya los veía un poco cansados, sólo dijo en voz baja – pobres veamos si logran llegar tan siquiera a mitad de la semana – luego les comenzó a poner a cada uno a realizar las diferentes tareas que tenían programado para este día. Como si no fuera de querer perder el tiempo, el muchacho estaba trabajando con algunas graficas que dejo para tomar un su café con un pastelillo por unos cinco minutos. El problema no era que sea un tiempo demasiado largo sino lo que comenzaba a suceder en este lapso de tiempo. Durante ese momento, él no les dirigió ni una sola palabra ni resolvió ninguna duda al respecto de lo que hacían o preguntaban. Ellos comenzaban a pensar cómo salir de este problema.

En el caso de las llamadas, la señorita estaba atendiendo todas las que ingresaban. Pero, como la mayoría era de consultas, no sabía que responder ante algunas como lo eran el proceso en que se encontraban ciertos documentos que habían dejado o si ya estaban listos otros. Entre revisar la agenda y los apuntes, apenas lograba contestar. Pero, mientras estaba buscando, entraba una y otra llamada a la que responder.

En el caso del compañero, se encontraba a cargo del archivado de los documentos. Pero, como algunos tenían etiquetas muy diferentes a los que vio el día anterior, era difícil de elegir en cual carpeta archivar o si debía de sacar. En su caso, no era que la espera fuera algo posible, ya que iban entrando nuevos documentos y la posibilidad de traspapelarse era mayor.

En el caso de Eduardo, estaba llevando documentos y trayendo. Aunque en esta ocasión era cercano a donde los estaba llevando y trayendo, Comenzaban a pedirle que les llevaran documentos que él no sabía si estaban listos o no. Por otro lado, el horario de entrega estaba destinado a cumplirse. Pero, al no conocer aún cuales eran los documentos que debía de hacer entrega.

Entre todo el enredo en que se metían, tuvieron que idearse el compartir la información que tenían para poder entregar todo lo que tenían. Al ser que uno se encontraba archivando, tenía a su disposición los documentos que estaban listos, el cual era lo que se necesitaba para responder a las preguntas de las llamadas. En el caso de Eduardo, le iban indicando cuales eran lo que debía de llevar y, a la vez, él podía indicar el tipo de etiqueta y que significaba cada una.

Esta organización que tuvieron les ayudo a poder cumplir con todo. Al terminar de comer, el muchacho se rió con mucha fuerza. Los tres, al notarlo, se preguntaban que podría estar riéndose pero, como se encontraban ocupados, no podían detenerse a preguntárselo.

Al llegar la hora de almuerzo, el muchacho los felicito por poder encontrar una manera de lograr cumplir con sus deberes. También le sorprendía que lograran durar veinte minutos y no lo notaron. Por lo que estaba pensando que sería muy divertido la hora de la tarde.

Durante el resto del tiempo, estuvieron completamente apretados con sus horarios. A pesar de ser el tercer día y segundo en el área de práctica, parecía como si los trataran al igual que los que ya tienen más tiempo de estar en ese lugar. Durante la tarde, el maestro les iba explicando más y más lo que debían de hacer con sus deberes y cómo interpretar cada labor que se les otorgaban. Entre el aprendizaje y la memorización inmediata que debían de tener, era demasiado cansado para todos. Nunca se habían imaginado que esto sería demasiado para lograr estudiar aquí. Pero, aunque volvían a caer rendidos al llegar a sus habitaciones, no podían dejar que fuera sólo un sueño lo que tenían por delante aunque este fuera su fin, darían todo por poder ingresar.

Final de la prueba y el inicio de clases oficial.

Tras una semana muy intensa, todos lograron ascender al siguiente nivel. La táctica que les fueron mostrando, esto a partir del quinto día que lo comprendieron, les hizo sobrevivir hasta la última prueba que se celebraría el día de hoy.

Como si no fuese que estaba la duda al ser sólo los tres que estuvieron recibiendo clases en el área de práctica mientras los demás nunca se presentaron, les ponía siempre en desventaja con los otros grupos. Pero, de todos los grupos que había, al parecer todo se redujo a cinco grupos.

Siendo las ocho de la mañana, a cada grupo se le otorgo las últimas clases y comenzaron a pasar el resto del día en el área de práctica sin parar, únicamente tenían diez minutos para almorzar. La pelea entre lograr sobrevivir este día se volvía feroz con el pasar de las horas. El cansancio de la semana, al experimentar tal grado de dificultad que nunca habían tenido, era como si cruzasen un desierto en busca de un oasis.

Con sólo unos botes de agua pura, como única compañía y uso del tiempo para no llegar a la deshidratación, iban corriendo y cambiando de posiciones de tal manera que no llegaran a atorarse ni cometer errores graves que les hiciera descalificar en este punto. Al ser que se encontraban en el siguiente nivel, ya no se dedicaban a hacer lo de antes sino que también debían de salir a otros departamentos a entregar y traer otro tipo de información sin demora alguna.

Al finalizar el día, todos vieron el reloj que iba mostrando que sólo les quedaba tres minutos. Sin dejar de hacer sus deberes, en sus mentes comenzaron a contar – tres, dos, uno – hasta escuchar la alarma. Con este conteo, sólo se podían ver tres grupos de pie. Los encargados de ellos, en conjunto de sus maestros, los llevaron hasta el parque donde todo inicio. En esta ocasión, aunque para los demás pareciera algo nuevo ver donde se encontraban, el grupo de la clase de Eduardo era el mismo.

Al ser que los seis habían recibido su carnet en aquel lugar, no les parecía nada fuera de lo normal. Pero, al ver el rostro de los demás, entendieron que todos habían estado en diferentes lugares en su recepción. Sin embargo, había algo en particular al estar presentes todos y no ver en ningún momento a los otros tres compañeros con los que recibieron clases pero nunca se presentaron al área de práctica. Esto les hacía pensar que, aunque no se presentaran en el área de práctica, no los sacarían del programa y llegarían de igual forma hasta donde se encontraban sin haber sufrido demasiado.

El director se presentó ante todos y dijo – el día de hoy podemos ver a los nuevos estudiantes del centro SJ, por lo que no son cualquiera para haber terminado esta dura semana. A partir de hoy, quedan completamente admitidos y, como muchos podrán descubrir con el pasar del tiempo, lo que hicieron durante esta semana les será de gran ayuda. Sé que deben de estar exhaustos, por lo que no me alargare más y les diré que en sus habitaciones encontraran sus carnet s como estudiantes y – con voz un poco baja – quien dirá que alguna sorpresa – vuelve a hablar normalmente – por ello los dejaremos descansar por dos días antes de que demos inicio a las clases –.

Después de que todos los actos habían terminados, incluyendo una gran cena que tuvieron como bienvenida, Eduardo regreso a su habitación con el único afán de dormir tranquilamente. Lo que quería era dormir durante los dos días enteros sin escuchar o hacer lago. La luz que vio al escuchar estas palabras aun resonaba en su mente, al igual que sus dos compañeros. Como si nada de esto fuera imposible para el cansancio que domina en ellos, todos durmieron por un día entero sin despertarse.

Siendo el segundo día, cayendo de la cama, Eduardo se despertó de golpe. Levantándose un poco más aliviado ahora, recordó que no había visto el manual desde que comenzó la semana de “tortura”, como lo denominaba en ese momento. Por lo que decidió sacarlo de su mochila. Pero, de pronto noto que había una luz roja saliendo de la gaveta del escritorio.

Acercándose, abrió con cuidado la gaveta. No podía ser despreocupado para ver una alerta como esa, sobre todo después de haber experimentado situaciones como esta durante la práctica que no dejaron buenos recuerdos. A pesar de que podía ir a llamar para que alguien se hiera cargo, no podía dejar pasar lo que podría ser una oportunidad de algo nuevo. Las oportunidades que se daban en el Centro SJ vienen de diferentes maneras, por lo que debía de estar preparado para cualquier problema que trajese si no fuera lo que tenía pensado.

Al ver en la gaveta, vio otro manual en conjunto con un carnet. En este manual explicaba todo lo que debía de hacer como estudiante y como poder resolver sus dudas. De igual manera, proporcionaba con una mapa actual del Centro SJ detallado, de tal manera que podía ir a cualquier lugar más rápidamente sin tener que preocuparse por perderse. Este contaba con una cierta cifra que decía – actualmente 0 de 0 – como si le proporcionaran algo. A Eduardo se le vino a la mente – Esto podría ser algo como un rango o una cierta guía de los avances que haces. Bueno, no es como si nos dieran algo por esto. Aunque podría ser también algún tipo de pago que debamos hacer – levanto los hombros en muestra de despreocupación – bueno, lo que sea lo sabré tarde o temprano –. Luego vio el carnet que venía en juego. Este carnet decía – aprobado para poder ver casos especiales y comenzar con todos los requisitos aceptados por la asociación de la OFME para sus estudiantes –.

Eduardo, juntándolo con los otros carnets, ahora contaba con tres de ellos. Cada uno decía algo diferente. En el caso del primero que recibió sólo decía – en estado de prueba – en el caso del segundo – estudiante del Centro SJ – y ahora este nuevo. Como el primero ya no les servía, podían tirarlo, incluso había un lugar donde se hacían entrega de los carnets que ya no usaban o eran destrozados. Este sitio era utilizado con la finalidad de que no se llegase a dejar abandonado como si nada estos documentos que contenían información e los estudiantes. Alzando su nuevo manual, que paso a quedar gravado en el su nombre, fue a ver el otro.

Al sacar su primer manual, pudo ver que este contenía una pequeña luz verde en forma de un chequecito. Este decía ahora lo siguiente – a partir de ahora ya no eres más una simple persona. Si aún continuas con este manual después de haber terminado la semana de prueba, deberás de juntarlo con el primer carnet y podrás disfrutar de todas las funciones que se ha dado para los estudiantes y futuro para nuestro país. Recuerda que, una vez lo hagas, estará de acuerdo en que ya no se encontrara con casos como los demás. De la misma manera, este manual, como de primera generación y con cuenta de ser unos pocos existentes y ya casi fuera de serie, le servirá para obtener la información más actualizada y respuestas a preguntas que se podría plantear conforme avance. Este manual no llegara a ser obsoleto, ya que se adaptara a sus nuevas generaciones y mantendrá siempre el historial de todo lo que ha pasado. Los beneficios y riesgos de contar con este manual serán asumida por usted únicamente, si está de acuerdo, firme y deje su huella –.

Eduardo, dudando de la decisión que estaba por tomar, vio como salía un lapicero del manual y las páginas automáticamente se movían hasta mostrar la parte que debía de firmar y, a la par de esta, donde dejaría su huella. Tomo el lapicero y firmo, luego coloco su huella.

El manual desapareció de su mano y dejo salir en un diagrama una persona en capucha que apenas se podía ver. Esta, con voz distorsionada, dijo – buen día, gracias por ser parte de este grupo. A partir de ahora serás uno de varios que han emprendido este camino. Aunque hay muchos que renuncian en tan sólo un mes, esperamos que usted no lo haga – Eduardo, que se había caído al ser sorprendido cuando desapareció el manual y apareció esta persona, respondió – como que “varios han emprendido” y además, que quieres decir con que “renuncian en tan sólo un mes” – el holograma – en este momento no podemos solucionar ninguna de sus preguntas. Pero, en cuanto se termine de realizar su registro en este manual se le será resuelta sus preguntas – y así desapareció.

Lo único que podía decir ahora es que contaba con un manual y dos carnets, ya que el otro también desapareció. Durante el resto del día se mantuvo dentro de su habitación leyendo el manual que tenía y escribiendo algunas cosas que le podían servir para el día de mañana durante el inicio de clases. Esto parecía tan fuera de sí, si él fuese el único en recibir estas cosas. Pero, como había platicado con su otros compañeros un poco, descubrió que todos contaban con lo mismo que él, por lo que no podrían estar sin este otro manual.

Al día siguiente, siendo el inicio de clases, se les fue otorgado las secciones a las que asistirían a partir de ahora. A Eduardo le toco la sección “B”, donde conocería a sus nuevos compañeros con quienes compartiría a partir de hoy hasta que finalizasen las clases o los tres años, por si no los cambian de sección durante los diferentes ciclos escolares. Con gran entusiasmo se dirigió hasta su clase.

Al entrar, se dio cuenta de que eran varios los que estaban y no podía dejar de ver que ya la mayoría tenía con quien hablar. Pero, como era apenas el primer día, Eduardo pensó que muy pronto podría tener nuevos amigos con quienes platicar sobre todo lo que estarían pasando en este lugar. Sin embargo, las amistades que estaban formadas no eran donde él podría ingresar así de fácil.

Durante el resto del día se fueron presentando los maestros y cada uno de ellos. Como una sugerencia, todos los estudiantes debían de contar con el de mantener buenas notas y no bajar para tener acceso completo a todo lo que les ofrecía el SJ. Para evitar que todos se descontrolaran, se les fue fijada las reglas que deberían de seguir durante todo el tiempo en que permanecerían allí.

Con unas excepciones que no dieron detalles, las actividades que recibirían era gel de tener acceso al área de práctica para enriquecer su forma de pensar y practicar lentamente lo que iban aprendiendo. Y, como lo conocían los que estuvieron en la semana de prueba, se les otorgo un cierto sello en sus carnets para que fueran tratados como de rango inferior y así evitar que se les exigiera de más. Esto era con la finalidad de que lograran mantener un equilibrio entre las clases y esta área. Aunque tampoco era obligatorio que fueran, ya que contarían con tres días de refrescamiento cada mes.

En este lugar, los rangos que poseía cada estudiante eran obtenidos conforme lograban avanzar y superar las diferentes pruebas que se les daban. Estas no eran tan difíciles una vez que se les comenzó a enseñar con más detalle cada parte de lo que hacían. Por supuesto, como la mayoría no había estado en el área de práctica, varios fueron a intentar lograr avanzar un poco su rango para ser mejores que los demás.

En el caso de Eduardo y sus otros dos compañeros que estuvieron en la prueba, fueron llamados por aparte. Ellos se juntaron en la oficina del maestro Romario para recibir un mensaje que les tenía preparado. Pero, para ello, debían de llevar todos los documentos que poseían y sus carnets. Eduardo, que ya no contaba con uno, no podía pensar en una forma de salir de este grave problema. Pero, aunque se dirigió a la oficina con tan sólo lo que tenía, al entregar todo se encontraba el carnet que faltaba. Todos los demás entregaron lo que poseían. Sin embargo, había algo diferente en los manuales que entregaron al maestro. Los de ellos eran de color verde completo y la de él era rojo, sin mencionar que desapareció el otro manual. Los dos manuales de sus compañeros eran del mismo color y no dejaban de ser diferente a las de él.

El maestro, al recibirlos, no noto la diferencia con la de Eduardo, al ser que este cambio su color y quedo idéntico al de los demás. Al ver el maestro que faltaba un manual, dijo – Alguien no me ha entregado todos sus manuales – Eduardo – Pe perdone maestro, es que no lo tengo – el maestro lo vio y dijo – pero si se les entrego a cada uno un manual idéntico a este el día que recibieron sus carnet – tomo uno de los manuales para mostrarle a Eduardo. Él, al ver lo que decía, respondió – Ese manual nunca lo recibí –, en efecto era cierto lo que decía, ya que desapareció era diferente. El maestro, al escuchar la respuesta, sacó un pequeño lapicero y lo piso en la mesa.

Todos, mirando como el lapicero comenzó a moverse solo, no despegaban su vista de este. El lapicero comenzó a dirigirse hacia el libreo que se encontraba detrás del maestro y, al aterrizar sobre unos libros, dijo – al parecer decías la verdad – se acercó a este y saco del librero un manual, tomando al mismo tiempo el lapicero. Después de haber terminado de recibir todo, el maestro procedió a ingresarlo en una caja y lo alzó en la gaveta de su escritorio.

De un momento a otro todos estaban sentados y esperando a que el maestro regresara con el informe final que les debía de entregar. El escuchar como pasaba la aguja del reloj, hacía que esto fuera un poco más difícil de mantener la calma. Sin que ninguno se atreviera a hablar, el silencio era lo único que reinaba en aquel lugar.

Al regresar el maestro, les indico que debían de firmar el contrato de admisión y con ello terminarían su inscripción oficial. Todos tomaron el lapicero y, uno por uno, fue firmando. El maestro, que tenía fijada su mirada en cada movimiento que ellos hacían, como si se encontraran en algún tipo de crimen, les tenía un poco rígido y un miedo que se apoderaba en cada uno de ellos.

Ese momento en la oficina del maestro fue muy molesto para los tres, que muy pronto se verían de vuelta en sus habitaciones en la espera de que se les asignara sus rangos ganados durante la semana de prueba y así empezar a obtener el acceso completo a todas las áreas del SJ o, por lo menos, de las básicas para todos los estudiantes.

Eduardo sólo tenía en mente que era raro el cómo eran de diferentes los manuales de los demás en comparación del suyo. Aunque también se encontraba el misterio del cambio de color, por el momento sólo contaba con un carnet que debería de cambiar a la hora de obtener su rango. Entre muchas cosas en que pensar, se durmió profundamente.

Las fuerzas especiales del Centro SJ y la visita del Centro TEC

Ya habiendo pasado dos semanas desde el inicio oficial de las clases, se les fueron asignados los rangos de cada estudiante. Como todos eran de primer año, los rangos se encontraban en el “1”. Para bien o mal, eran pocos los que se obtuvieron el rango “2”.

Como cada uno de ellos demostraban diferentes habilidades y, para poder explotarlos al máximo, tuvieron que ser anivelados en la semana de prueba. Este sistema permitió que todos estuvieran al tanto de cada clase y lo que aprendían. Pero algo que nunca habían pensado era que cada cosa que podían hacer dependía mucho del rango que poseían.

En el caso de Eduardo, que su rango era el “1”, no podía hacer más allá de ir al área de práctica. Sin embargo, al ingresar al SJ se les fue otorgado un compañero. Este compañero era elegido conforme un sorteo. Según se decía que debían de tener cierto tipo de compatibilidad entre ellos para poder hacer que funcione. Pero Eduardo era uno de los pocos que no se les fue asignado nadie como compañero.

Al parecer ellos no tenían compatibilidad con los demás compañeros. Los que no contaban con este requisito eran llevados a otro lugar para poder corregir esta falta. Pero no digamos que era algo bueno. En el salón donde debían de recibir clases, a parte de las normales, era demasiado aburrido. Al no tener tiempo para poder dirigirse al área de práctica, debían de pasar su tarde ahí recibiendo clases extras.

Eduardo, que se estaba cansando de ir cada día al mismo lugar y no contar con más tiempo para hacer algo diferente. Sólo podía pensar en buscar alguna forma de conseguir algún compañero y así salir de esta prisión, como lo miraba él. Pero el problema era que debía de encontrar a alguien con quien fuese compatible.

El tiempo seguía pasando sin poder encontrar la respuesta. Pero, un día, se dio cuenta de que sólo quedaban dos en la clase. En cuestión de tres días más únicamente era él. Esto no podría ser peor de lo que parecía. El simple hecho de que lo dejaran atrás era una señal decepcionante de la realidad.

El maestro, que lo siguió viendo por una semana más, le dijo – Creo que es tiempo de que hablemos – Eduardo, decepcionado, contesto – sí – el maestro – no puedo decir el motivo por el cual eres el último de la clase. Pero tampoco te puedo echar la culpa por lo que está sucediendo – tomo asiento en un escritorio a la par de Eduardo – sabes una cosa – Eduardo no contesta ni levanta la mirada – hay ocasiones en la que debes de ser paciente y otras en las que deberás de tomar una decisión rápida y aventarte a un resultado incierto – Eduardo – y eso ¿qué tiene que ver conmigo? – El maestro – lo que quiero decir es, que a pesar de que seas el último, no debes de bajar la guardia nunca. Eres un estudiante del Centro SJ y, como profesor, no puedo dejar que mi estudiante termine sin saber lo que le espera tan pronto. Sé y he visto a muchos subir y bajar, pero no a muchos recuperarse de estas terribles tormentas – lo miró y, con una idea, continuó diciendo – ven, a partir de hoy iremos al siguiente nivel de la clase – Eduardo, levantando un poco la mirada pero todavía sin ánimos, dijo – ¿al siguiente nivel maestro? – El maestro – así es. Sabes, esta clase se hizo para llevarlos al siguiente nivel y hacerlos a la vez compatibles consigo mismo. En sí, se podrían considerar como un escuadrón especial. Pero nadie había tardado lo suficiente como para ir al siguiente nivel –.

Entre un pasillo y otro terminaron llegando al parque donde todo inicio para Eduardo. El maestro, acercándose a la fuente que estaba en el centro, sacó su carnet de identificación y este se deslizo hacia un lado dejando ver unas gradas. Llamando a Eduardo con un ademan de manos, entraron por aquel lugar.

Estas gradas eran algo largas, ya que estuvieron bajando por unos veinte minutos sin poder conocer si estaban bajando o subiendo. Esto se debía a que había varios caminos y gradas que iban de arriba para abajo. Era más bien como un laberinto del que, a no ser que conocieran el lugar, terminarían perdidos y sin rumbo por bastante tiempo.

Al llegar por fin a su destino, el maestro abrió una puerta. Al ver lo que estaba detrás de aquella puerta, Eduardo pudo contemplar a varios estudiantes que vestían de diferentes formas. Además de su forma de vestir, los idiomas que se escuchaban eran variados. Por lo que Eduardo llego a la conclusión de que se encontraban con personas que dominaban diferentes idiomas y también podrían ser personas un poco importantes, aunque no lo fueran. Bueno, Eduardo no lograba deducir con precisión lo que podría ser este lugar pero, si estaba en el SJ, debía de ser parecido al área de práctica.

Al llegar frete a una de las oficinas de aquel lugar, el maestro toco la puerta. Eduardo, que veía de un lado a otro, fue sorprendido cuando el maestro le dijo – vamos –. Al regresar su atención, la puerta estaba abierta y el maestro ya estaba casi dentro.

Al estar dentro, la oficina parecía más a una casa por dentro. No se podía considerar una oficina, después de ver su interior, pero parecía que sí lo era. Enfrente de él se encontraba dos personas, una mujer y un hombre, con quienes lo dejo su maestro antes de retirarse. El maestro había hablado con ellos dos para que Eduardo se quedara un rato antes de que llegase la hora de regresar a su habitación.

Estas dos personas, que parecían un poco relajadas y con ropa un poco informal, comenzaron a hablar entre ellos antes de dirigirle alguna palabra a Eduardo. Pero, por cómo podía ser considerada su visita, Eduardo era como un estorbo para ellos o por lo menos así lo veía él. Sin embargo, luego de una larga charla, los dos decidieron poner a prueba a Eduardo. Esto fue con la intención de ver si era lo suficientemente capaz como para ser considera por ellos de permitirle ser parte de lo que hacían. En caso de que él fracasara, que era lo que se esperaba de alguien de primer año con tan sólo dos meses, sería descalificado de su oficina y regresado con el maestro sin dejar que repitiera la prueba por segunda vez o, por lo menos, hasta que consiguiera el rango “2”.

La prueba que se le impuso a Eduardo fue ir en busca de un nuevo aparato del SJ. Este aparato, del cual no se le dio detalle alguno, parecía ser de gran importancia para ellos. Eduardo, que se preguntaba el valor de este artefacto, no dejaba de pensar en cómo podría ser su función principal. Al no contar con nada más que su carnet como estudiante y que mostraba su rango, lo único que podía hacer era preguntar.

Pasando de un lado a otro, no consiguió ninguna respuesta. Entre más trataba de encontrarlo, la tarea se hacía demasiado difícil. Esto era debido a que casi nadie conocía de lo que estaba hablando. El preguntar por el identificador SJ-TEC no era más que una mentira para todos y una pésima broma por parte de él. Sin respuestas, Eduardo trato de salir de aquel lugar para poder preguntárselo al maestro pero no encontró la salida por ninguna parte.

Caminando sin rumbo, se topó con una muchacha que también estaba perdida. Eduardo, que choco con ella sin querer debido a la multitud. Se levantó rápidamente después de frotar su frente ya que, al chocar, se golpearon los dos con la cabeza. Al ver a la señorita, dijo – discúlpame – mientras le ofrecía una mano para ayudarla a levantarse. La señorita, que acepto la ayuda de Eduardo, dijo – eso sí que dolió – Eduardo – lo siento mucho, no era mi intención. Tan sólo que termine perdiéndome y no note que estabas ahí – la señorita, con una dulce voz, respondió – no hay problema. Yo también venia distraída. Veras, también me perdí y estoy buscando el camino de regreso – junto sus manos enérgicamente – ya sé. Si dices que también estas perdido, porque no buscamos juntos nuestros destinos – Eduardo – ¡es una buena! – Reaccionando y recordando lo que buscaba – cierto, sólo puedo acompañarte a dónde vas, ya que debo de seguir mi búsqueda – la señorita – ¿búsqueda? – Eduardo – Sí. Me han encomendado el ir en busca de un artefacto – la señorita, sacando inmediatamente de su cartera de bolsillo que llevaba consigo, dijo – cierto, yo también estoy buscando algo – busco entre sus apuntes y continuó diciendo, una vez encontró lo que quería mostrar – mira. Conoces esto – Eduardo se acercó para ver lo que estaba escrito.

Al llegar a entender que los dos buscaban lo mismo, decidieron hacer una pequeña alianza hasta conseguir sus objetivos. Como sólo debían de llevar este artefacto y mostrarlos, no había ningún problema si iban primero con ella y luego con él para completar su misión. Todo parecía una buena idea, lo que debían de resolver era ahora ¿Cómo lograrían cumplir con esto?

Tras pensar por bastante tiempo, Eduardo dijo – no logro pensar en nada – la señorita – yo tampoco – Eduardo, entrelazando sus dedos y poniéndolo detrás de su cabeza como si fuese algún tipo de almohada continuó diciendo – como desearía poder tener alguna pista – suspiro – bueno, me gustaría contar con alguno de mis manuales para poder saber dónde estoy y que hacer en primer lugar –. Tras decir estas palabras, apareció frente él su primer manual. La señorita, que no presto atención ya que estaba leyendo su propio manual, estaba trazando una ruta también en su cuaderno de apuntes.

Eduardo, tomando su manual, vio cómo se abrió solo y le mostro una ruta para conseguir su objetivo. Eduardo pensó – Esto parece como el mapa de un tesoro. Bueno, en este caso sería el mapa a cumplir nuestra misión –. Estando por decirle a la señorita lo que encontró cuando ella dijo – muy bien. Ven, ya sé dónde podemos encontrar lo que buscamos. Pero no creo que sea tan fácil – Eduardo, alzando su manual en el bolsillo – ¿por qué? – La señorita – debido a que tendríamos que adentrarnos en otras secciones de este lugar y, para serte sincera, yo no poseo ningún permiso para adentrarme ahí – Eduardo – quiero ver de dónde se trata – la señorita le mostro a Eduardo quien, al ver que poseía esos permisos, dijo con mucha confianza – si podemos entrar, así que no te preocupes –.

Luego de trazar un plan, decidieron apurarse antes de que les llegase a terminar su tiempo. Además, ya sólo contaban con unas dos horas para que entrasen las seis de la tarde y todo finalizaría a las seis y media con un triunfo o derrota. Apresurándose para cumplir con el poco tiempo con el que contaban, corrieron pasando por varios pasillos hasta lograr llegar a la oficina F.E.C.S.J.

Al estar frente a esta, vieron que contaba con un reconocedor de identificación. Pero, al ver que otros intentaron ingresar con sus carnets pero fueron rechazados, Eduardo comenzó a pensar – no puede ser. Y si no reconoce mi carnet o la de ella. ¿Qué haremos? – la señorita se acercó y coloco su carnet para ser identificado pero, con una marca naranja, no le permitió quitar su carnet de ahí, más bien, pedía reconocimiento incompleto y se encontraba a mitad de proceso.

Eduardo, sin querer, saco el de él y lo ingreso con la esperanza de poder recuperar la de ella sin provocar más problemas. Pero siendo un inútil esfuerzo, no lograron conseguir ningún resultado. Quedando los dos carnets ahora atrapados, no podían salir de este problema. Ninguno de ellos podía irse sin su carnet ni regresar sin resultados de esta búsqueda.

Siendo el todo o nada, al ver que se acercaba alguien, sólo les quedaba esperar que este lograra ser aceptado su carnet en aquel lugar y así recuperar la de ellos. Sin embargo, al ser que no se dirigía al mismo lugar que ellos. Entre varias personas que comenzaron a transitar por aquel lugar, todas se mantenían alejadas de aquella entrada. El simple hecho de haber encontrado algunos que intentaron ingresar era un milagro.

El tiempo seguía corriendo y las posibilidades de regresar a tiempo empezaban a esfumarse entre el aire que se dejaba oír. Eduardo y la señorita, como último recurso después de tratar diferentes formas de recuperarlos, se atrevieron a tratar de ver si funcionaba de algo sacarlo a la fuerza. Este método era arriesgado, debido a que se podían quebrar los carnets y así terminarían sin nada. Pero, al ser que estaban atascados y que ahora nadie les hacía caso, no les quedo otra opción que tratar con la fuerza bruta.

Los carnets estaban juntos, en cuestión de unos segundos, se encontraban siendo jalados a la fuerza por los dos estudiantes. Estos, que parecían estar por salir, se detuvieron a la mitad. Con una alarma que comenzó a sonar de la nada, los dos soltaron rápidamente sus carnets con la intención de salir corriendo. Sin embargo fueron detenidos por unas cadenas atadas a sus muñecas. Eduardo y la señorita, al darse cuenta de ello, pensaron al mismo tiempo – ¿en qué momento paso esto? –. Luego, dejando de sonar la alarma, a su alrededor ya no se encontraba ni una sola persona. Sin darse cuenta, sus carnets cambiaron de a color verde y fueron tragados por la puerta bruscamente.

Al caer en una especie de piso elástico, se pararon con un poco de dificultad. Las cadenas que llevaban en las muñecas, al verlas, los tenían atados a los dos. Por tal razón, no se podían ir por lados separados. Esto dificultaba un poco las cosas, si se le sumaba el pido que los hacia rebotar un poco al moverse. Juntando sus manos, trataron de apoyarse entre sí para lograr moverse y así avanzar hasta donde sea que les llevase aquel camino que tenían por delante. De todas maneras no tenían otro lugar a donde ir, ya que detrás de ellos no se ´podía ver nada más que la pared.

Caminando entre el pasillo, lograron llegar a encontrar una puerta que debería de ser la salida. Los dos, tragando saliva, se prepararon para lo que les podría estar esperando detrás de aquella puerta. Se miraron entre sí y, con un «hm” como afirmación, Eduardo abrió la puerta y salieron de aquel lugar.

Detrás de la puerta lo que les esperaba era una sala tranquila sin ninguna persona en él. Al sentirse un poco seguros, comenzaron a buscar una forma de quitarse las cadenas y recuperar sus carnets para poder regresar. Buscaron en todo el lugar sin hallar nada. Pero, al abrir una caja que estaba detrás de un sillón, encontraron un cuaderno que tenía las siguientes siglas “SJ-TEC”.

La señorita lo toma con su mano izquierda, que era la que tenía libre. Luego de hojearla un poco, dijo con gran alegría – mira esto. Esta debe de ser lo que buscamos. Pero – le dio vuelta como tratando de ver si escondía algo en él, ya que no encontró nada escrito dentro más que unas instrucciones de uso para el artefacto – será que estuvimos muy cerca de conseguir el artefacto – Eduardo – bueno – notando que sus carnets estaban hasta el fondo de la misma caja – por lo menos encontramos el manual y con esto nos deberían de permitir buscar otro día. Por ahora – la señorita – debemos de irnos antes de que nos metamos en verdaderos problemas – Eduardo – Así es –. Salieron de aquel lugar con lo que habían conseguido y se dirigieron con sus supervisores para hacerles entrega de lo que hallaron y así conseguir su aprobación. A pesar de que las cadenas no la habían logrado quitárselas, estas se hicieron invisibles. Por ello fue que no tuvieron problemas al salir de aquel lugar y correr de regreso hasta encontrar pistas de como regresar con los supervisores. La explicación del por qué andaban juntos no era algo importante como para buscar alguna excusa ante ellos, así que debían de entregar el cuaderno y su misión podrían considerarlas como un éxito o por lo menos eso era lo que pensaban.

Al llegar con sus supervisores, estos no aceptaron lo que consiguieron y terminaron votándolos de su ingreso a las oficinas. Al parecer no contaba como un triunfo el conseguir únicamente aquel cuaderno si no encontraban también el artefacto. Pero, a pesar de que los sacaron y dejaron fuera de las oficinas, se quedaron con el cuaderno y no permitieron que ellos se lo llevaran de regreso a donde lo habían encontrado, aunque tampoco se podía decir que quisieran regresar a aquel lugar para empezar.

Ya faltando unos treinta minutos antes de que regresaran a sus dormitorios, ellos se presentaron ya formalmente diciendo sus nombres. Al estar a punto de regresar a sus dormitorios, sus carnets lanzaron una luz azul y salió una especie de directorio. Los dos, al ver que les dejaba seleccionar si querían o no agregar al otro como contacto, estilo teléfono, seleccionaron que sí. Con un “bueno, ahora podremos hablar en otra ocasión” se retiraron a sus habitaciones.

Al día siguiente, siendo que no había clases, Eduardo fue llamado a la oficina del director. Aunque no quisiera ir, no se podía salir de este lio. Su único pensamiento era que debía de ser por lo que sucedió el día de ayer. Pero, a pesar de que parecía al principio algo simple, debió de ser un grave error ingresar en aquel lugar.

Al llegar ante el director, se encontraba ahí también la señorita. Eduardo tomo asiento después de decir un – buenos días – a la señorita y que esta le respondiera de la misma manera. Esperando a qué el director entrara y, siendo custodiados por una maestra, permanecían a la espera de lo que les pudiera pasar. Sin embargo, aunque los dos ya contaban con la misma idea del por qué los llamaron, querían creer en que se tratase de algo más.

El director entro a la dirección. En ese momento vestía un traje negro con rayas y una corbata roja de seda. Al tomar asiento, junto sus dos manos hasta hacer un puño con ellas, cerró un instante sus ojos, como si estuviera pensando en algo. Luego, con una mirada seria e intimidante, pidió a la maestra que saliera de la dirección y esperara afuera hasta que se le llamase. La maestra, sin perder tiempo, salió y sólo se pudo sentir una pequeña presencia de querer ayudarlos pero que a la vez se disculpaba con ellos por lo que pudiera suceder.

Quedando solamente los tres, un silencio se apodero de la atmosfera pesada que se dejaba sentir. El director, que notaba como ellos trataban de mantener la calma y no mostrar su preocupación y la angustia de encontrarse en aquel lugar, dijo – De acuerdo, es hora de que tengamos una charla con ustedes dos. Saben, – se levantó de su asiento y golpeo con fuerza la mesa – nunca creí que llegarían a ingresar estudiantes en este tiempo que se aventurarían sin ningún cuidado hasta nuestras oficinas de la F.E.C.S.J. Incluso no consideraba la posibilidad de que se llevaran el SJ-TEC sin que nadie los llegasen a detectar y evitar que lo hicieran –.

Eduardo y la señorita, con un “gulp”, miraban como el director comenzó a dar unas vueltas hasta encontrarse detrás de ellos y tocar el respaldo de sus asientos, el cual les causo un escalofrío a los dos. El panorama al que se enfrentaban era como si se tratasen de un juicio.

El director, dejando salir una carcajada, salto los respaldos. Eduardo y la señorita, que ahora no entendían para nada la situación, sólo se quedaron en silencio. Después de un rato, el director recobro la compostura y siguió diciendo – saquen sus carnets – los dos sacaron de sus bolsillos los carnets y lo colocaron en la mesa del director. El director los tomo y, examinándolos, sólo refunfuño como si la situación se tratase de algo más. Al regresarles sus carnets, el director les dijo unas últimas palabras antes de poder retirarse.

Al salir de la dirección, el director hizo una llamada. Al contestar una voz de un hombre que decía – aló. ¿en qué le puedo ayudar director? – el director – es tiempo de que comience la serie… has bien tu trabajo hasta que podamos dejar todo en claro – la voz – Así lo haré. No se preocupe, nuestro escuadrón no lo decepcionara –. Desde ese día comenzaría a encontrarse con cambios en toda la institución y el centro SJ.

Siendo ya casi las dos de la tarde, Eduardo y la señorita se dirigieron al F.E.C.S.J. En esta ocasión era muy diferente a la vez pasada en que se habían presentados. Al estar frente a ellos y ver abrirse las puertas luego de ingresar los dos al mismo tiempo sus carnets, entraron decididos a pasar al siguiente nivel que no se esperaban ver siquiera.

Dentro de esta oficina había algunas personas caminando como si nada estuviera pasando. Se sentía una atmosfera relajada y sin ninguna preocupación. Para cualquiera que entrara aquí se sentiría a gusto al instante sin prestar atención a lo demás. Entre ver algunas sonrisas y algunos que se encontraban platicando mientras tomaban una taza de café, té o chocolate, no se lograba dar a ver que fuese una clase de oficina ni mucho menos que hicieran algo en ella más bien se podría decir que era un área de descanso.

Los dos entraron y tomaron asiento, el cual una mujer les indico. Al pasar ya media hora, el número de individuos iban retirándose y quedando vacío el lugar poco a poco. Nadie podía decir nada como un “adiós” o un “nos vemos” por alguna razón. Cada vez que alguien se iba, el rostro en él cambiaba al cruzar la puerta. Esta imagen que tenían Eduardo y la señorita era que quizás no deseaban dejar de descansar, aunque ellos no los culparían que ese fuese su deseo, sobre todo después de estar en un ambiente demasiado agradable. Al quedar ya sólo una persona, ellos pensaban en irse y dirigirse a otro lugar. Pero, al estar a punto de levantarse, la persona sólo los miro como si dijera “no se levanten de ahí por ningún motivo”. Los dos, sin dejar su asiento, esperaron otro rato, por lo menos hasta que se fuese la última persona que se encontraba ahí.

Al quedar todo completamente vacío, la señorita le dijo a Eduardo, presintiendo que algo no andaba bien, con una voz seria – creo que será mejor que nos vallamos de aquí – Eduardo – concuerdo – comenzó a sentir que alguien los estaba vigilando – no puedo resistir continuar aquí – La señorita – a la cuenta de tres corremos al mismo tiempo hacia la salida – Eduardo – sí – la señorita – uno – colocaron sus manos en posición para levantarse – dos – sus pies se encontraban firmes y listos para comenzar a correr – y tres… – se dirigieron a toda velocidad hacia la puerta, que se desvaneció frente a sus ojos al estar a punto de tocar la perilla.

Todo a su alrededor desapareció y quedo únicamente una monótona habitación. Detrás de ellos se escucharon unos pasos que se acercaban poco a poco. Una voz sombría se dejó escuchar, que les hizo voltear a ver hacia atrás, y decía – conque al fin es tiempo. No creí que llegaría el día en que nos conoceríamos –. De pronto se dejó ver a un hombre con el pelo muy corto y un traje azul marino. Este, que caminaba elegantemente, dejaba notar una sonrisa escalofriante y una mirada decidida. Al pararse frente a los dos, dijo – bienvenidos a las fuerzas especiales del Centro SJ espero que puedan apoyar con todo lo que, a partir de ahora, aran. Por cierto, no pueden decir a nadie lo que vean o escuchan de aquí, si es que desean continuar sin ningún problema ante la sociedad – se rió siniestramente – mi nombre es Jorge y estaré a cargo de ustedes a partir de ahora. Así que síganme – se dio media vuelta y empezó a caminar sin dejarlos decir algo, como si pudieran articulara alguna palabra después de tal declaración.

Jorge los guio hasta llegar a un cuarto donde podían ver a diferentes personas que estaban ocupados con papeleos y otras cosas. Parándose cerca una mujer que estaba tecleando en una máquina de escribir, del cual pensaron Eduardo y la señorita – Que antiguo. De seguro debe de ser una reliquia –, le susurro algo en el oído. La mujer, levantándose de su asiento, se acercó a ellos y les dijo – conque son ustedes – asintió la cabeza – de acuerdo, vamos a comenzar – los miro fijamente – a partir de ahora deberán de obtener misiones especiales del centro SJ. Por ello, NADA DEBERA DE SALIR DE AQUÍ, si es que valoran todo lo que tienen. Entendido – los dos, un poco temerosos, – ¡sí¡ – la mujer – mi nombre es Clara. Yo, en conjunto con Jorge, seremos sus guías. Les mostraremos sus misiones y como los han de cumplir. Por supuesto, también deberán de llevar clases especiales – Eduardo – disculpe. Pero yo debo de recibir clases especiales ya que aún no cuento con un compañero – La señorita – Yo también – Clara – eso no es ningún problema. Si no se han dado cuenta, no deberán de seguir asistiendo a estas clases – los dos – ¡¿Qué?! – Clara – así como lo han escuchado – La señorita – pero, pero es que se necesita de un compañero para poder seguir avanzando de nivel y así poder tener acceso a toda el Centro – Clara, colocando su mano en la frente en seña de decepción, respondió – no puedo creer que aún no lo entiendas – bajo su mano – ustedes dos son compañeros – Eduardo – pero, ¿Desde cuándo? – Clara –saquen su carnets – los dos sacaron sus carnets – ahora júntenlos – a la hora de juntar los carnets, estos cambiaron y dejaron salir de ellos una luz verde – como pueden ver, al juntar el carnet con tu compañero, este dejara de mostrar su información y sólo verán esta luz verde que sale de ella. También, cuando ustedes dos estuvieron aquí el otro día, sus carnets fueron admitidos como positivo para ser parte de estas fuerzas especiales. Por ello es que se encuentran aquí el día de hoy. Si hubieran dado negativo, tan sólo se les rechazaría la entrada y, si fuera que tratasen de ingresar por la fuerza, nosotros nos daríamos cuenta. En este caso los dejaríamos fuera de este centro con una dolorosa entrada a la enfermería. Aunque no estarían ahí más de dos días – Los dos pensaron – dos días. Eso lo dices como si no fuera nada –.

Luego de lo sucedido, los dos salieron de aquel lugar sin fuerzas y esperando regresar a sus habitaciones para poder descansar. Pero, antes de despedirse, Eduardo le dijo a la señorita – Sabes, ha sido un día muy largo para los dos – La señorita – así es – Eduardo – quisieras ir a algún lugar mañana para relajarnos un poco – la señorita – ¿mañana? – Eduardo – Sí. Después de todo, ahora somos compañeros y me gustaría conocer cómo eres – la señorita – lo siento, no creo que pueda ser posible. Es que – se rasco la cabeza – la verdad sólo me encontraba de visita – Eduardo – ¿visita? – La señorita – Así es. Ya que, para serte sincera, pertenezco al centro TEC – Eduardo – ¡¿Qué?! – La señorita – esa es la verdad. Mi verdadero nombre es Raquel, tal vez has escuchado algo de mí – Eduardo, serenamente, respondió – la verdad no – Raquel – si, si, si. No te voy a criticar por si estas un poco emocionada de conocerme en persona – Eduardo – yo no siento nada. Pero eso no importa ahora. Si no eres de aquí, entonces no podríamos ser compañeros ¿verdad? – Raquel – eso no tiene nada que ver. Recuerda que el Centro TEC tiene una gran amistad con el centro SJ – Eduardo – eso no lo sabía. En ese caso, nos veremos otro día y podremos conocernos mejor – Raquel – está bien –. Después de ese día, los dos no se vieron por un tiempo, recibiendo las clases y simulaciones de misiones por separados.

Juntos en nuestra primera misión

Ya era el comienzo de la tercera unidad, después de que se aproximó un fuerte desconcierto en una de las oficinas del centro TEC, Eduardo comenzaría su primera misión oficial. A pesar del tiempo que había transcurrido desde que fue notificado y aceptado en las F.E.C.S.J., él aún no contaba con el rango “2”. La mecánica que tenía el SJ para dejarlo subir de rango no era tan fácil de comprender. Pero, sobre todo, No podía dejar pasar que muchos de sus compañeros fueran elevados hasta el rango “3” por hacer algunas cosas que hasta él hizo y no le afecto en lo más mínimo.

Con un poco de decepción y sin saber que decirle a Raquel sobre que su situación es la misma que cuando se conocieron. El sólo pensar que ella creyera que su compañero es un perdedor, le hacía sentir mal. Pero, como debía de priorizar la misión y luego lo demás, dejo por un lado todo y termino de guardar todo lo que necesitaría. Al ser una misión importante, sus maletas estaban contenidas en un espacio especial que las hacía más fácil de llevar a cualquier lugar, sin mencionar que el peso se reducía con grandes resultados.

Al salir del centro SJ, Eduardo sólo portaba su mochila y uniforme, que consistía en una camisa blanca, un suéter gris con el logotipo en el lado derecho, y un pantalón azul marino. Al ser llevado en autobús, con muchos otros que iban a diferentes lugares, se encontraba viendo el camino por donde pasaba hasta quedar dormido, lo que era mejor para él debido a que se mareaba fácilmente durante los viajes. Pero, a pesar de quedar profundamente dormido, no tomo en cuenta que iba solo y nadie lo despertaría al llegar a su parada.

Eduardo, despertando, se encontraba dentro del autobús ya vacío. Miró hacia ambos lados y no se podía ver a nadie ni al chofer. Levantándose, se dirigió hasta la puerta de enfrente, esto después de haber intentado abrir la de atrás sin éxito alguno. Trato de abrir la puerta sin llegar a ningún resultado. Se acercó al asiento del chofer con la esperanza de encontrar algún botón o forma de salir. Las ventanas, que sería la opción más obvia, no eran más que una simple ilusión. Luego de un buen rato, regreso a su lugar decepcionado y con un “ah~” dejo escapar su estado de ánimo.

Recostándose en su asiento, abrió su mochila en busca de unas galletas que traía consigo. Comiendo las galletas, pensó – No sé porque me pasa esto. Creo que no podré llegar a tiempo ahora – se volteó en dirección del respaldo del asiento – como desearía que alguien me ayudara en este momento – sarcásticamente dijo – como si alguien se diera cuenta de que no estoy y me encontrara en este momento. Abriría la puerta y diría… – Raquel – Ah, aquí estas – Eduardo, levantándose precipitadamente, miró en dirección de la puerta delantera y dijo – ¿Cómo es esto posible? – Raquel inclino un poco la cabeza al lado derecho y respondió calmadamente – ¿de qué hablas?, si he venido a buscarte – Eduardo – Pero si todavía no es hora de que nos veamos y has aparecido de repente – Raquel – si te gusta este lugar, es mejor que me vaya y te deje encerrado nuevamente – se dio la vuelta y comenzaba a salir. Eduardo, alzando la mano izquierda, mientras que con la derecha tomaba su mochila, grito – ¡espera!, no es lo que quise decir. Es que no me esperaba que alguien llegara tan pronto por mí – Raquel, deteniéndose a mitad de las grada, dijo – no me conoces. Además, somos compañeros y debemos de cuidarnos – en voz baja – además no puedo esperar a conocer cómo será nuestra primera misión – Eduardo – ¿qué fue lo último que dijiste? – Raquel, dirigiendo su mirada a Eduardo – si no te apuras vamos a llegar tarde – Eduardo – está bien. Ya voy – se apresuró en salir.

Siendo ya las siete de la noche, se presentaron ante la oficina donde recibirían los detalles de la misión que llevarían a cabo. Al entrar, se les fue entregada la en un documento los detalles de la misión y el lugar donde lo harían. Los maestros que se encontraban en aquel lugar, les resolvieron algunas de sus dudas y también de los recursos con los que contarán para terminar la misión. Lo interesante es que, a pesar de ser de primer año, eran los primeros en conseguir una misión en sus niveles actuales.

Retirándose de ahí, se dirigieron hasta la habitación donde se quedaría Eduardo. Raquel lo acompaño debido a qué Eduardo se podría perder fácilmente al ver tantos caminos, por lo menos en lo que conocía el camino o terminara la misión, lo que pasara de primero.

Dejando a Eduardo en su habitación, Raquel estaba a punto de irse cuando él le ofreció darle algo como agradecimiento por su ayuda. A pesar de que Raquel se negó, la insistencia de Eduardo terminó convenciéndola. Raquel, entrando a la habitación, tomo asiento en la sala de recepción. La cual aún se preguntaba Eduardo como era posible contar con tal sala siendo tan sólo un estudiante. Pero, en esta ocasión, era muy conveniente.

Sirviéndole un poco de leche y unas galletas, Eduardo comenzó a hablar con Raquel de lo que harían para resolver el dilema de esta misión. Raquel, sacando los documentos que les entregaron, dijo – Miras esto – Eduardo – mh – Raquel – esta es la empresa que iremos a ver. Al parecer se ha llegado a notar una leve baja en sus ingresos. Pero, como no ha sido investigado a fondo, no se puede encontrar el error con mucha precisión. Por tal razón nos han pedido investigarlo antes de que este deje de ser algo inofensivo a algo irreversible – Eduardo – Yo no puedo creer que nos dejaran una misión como esta para que lo resolvamos nosotros – Raquel – no sé cómo eres. Pero, en mi caso, he aprovechado las clases que he recibido para completar con éxito lo que se nos ha entregado – Eduardo – Bueno, por cómo te ves, puedo decir que eres de las personas que toman todo con mucho control – Raquel – gracias – Eduardo pensó – No era por querer hacerte un alago – Raquel – mañana iniciaremos nuestra operación. Así que duerme bien y nos veremos enfrente del comedor de la sede del TEC – Eduardo – claro –. Los dos, sonriendo, pensaron en las posibilidades de ganar con esta misión su nuevo rango.

Al iniciar la investigación desde el punto acordado, fueron en busca de pistas que les ayudara a entender la situación en que se encontraban. La verdad, no era tan fácil controlar a una empresa que siempre mantiene su movimiento fuera que dentro de ella. Al ver como salían cada uno de los envíos todo iba como estaba programado por la empresa.

Nadie sabía lo que ellos hacían, más que el dueño y algunos con un algo cargo dentro de la empresa. Eduardo y Raquel, utilizando sus carnets, podían contar con fácil acceso a todo el lugar. Entre buscar dato en el área de contabilidad y recolectar información del personal, podían comenzar a pensar que con esto lograrían tener una idea del movimiento de la empresa y de esta manera ver cuál era el problema que les estaba generando un faltante.

Se pasaron todo el día comparando y recolectando datos. Además, aunque se encontraban en una misión de la F.E.C.S.J. no debían de ignorar sus trabajos que recibieron como estudiantes normales. Ellos, con la papelería que recibían, sumando su gran desempeño, lograron pasar de estar en el área de práctica a tener acceso con el área de la OFME. Por tal razón, recibían desde algunos trámites dentro de esta asesoría de lo que se debe hacer para no tener ningún problema. Los casos especiales, dentro de este mismo nivel, aún no lo podían obtener.

Llegando a la oficina que se les fue asignada, empezaron a analizar toda la información que tenían hasta que la noche los tomo sin previo aviso. Los dos, estirándose un poco, recordaron que todavía debían de terminar además sus tareas. Raquel, sacando su teléfono para llamar, vio que tenía varios mensajes y llamadas perdidas. Esto la preocupo bastante. Eduardo, notando esto, pregunto – ¿estás bien? – Raquel, guardando su teléfono – sí, tan sólo que ya es muy tarde. Será mejor que me vaya antes de que sea más tarde – Eduardo – Muy bien – Raquel pensó – sí se me hace más tarde, de seguro esto se volverá en un grave problema y no quiero tratar con ello – se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta.

Al abrir la puerta, se encontraba un hombre con el dedo cerca del timbre a punto de tocar. Este al verla, dijo – con que aquí estabas – Raquel, sin decir nada, iba a salir. Eduardo, que dirigió su mirada hacia la puerta, volteo inmediatamente sin decir nada. El hombre dijo – con que vine a interrumpir algo que estaba pasando aquí, perdóname. Pero, para la próxima, sólo envíame un mensaje – Raquel se detuvo y lo miro con furia. Luego, regresando, dijo – no es lo que parece, ¿verdad Eduardo? – Eduardo no respondió debido a la presión que sentía detrás de él. Raquel, dirigiéndose hacia Eduardo, volvió a decir, mientras le ponía las manos con fuerza en sus hombros – he dicho ¿verdad que no es lo que parece?, ¿Eduardo? – Eduardo, dirigiendo su mirada lenta y rígidamente hacia ella, respondió – Claro. Es lo que has dicho – mientras pensaba – no entiendo que es lo que está pasando aquí, pero no creo que me convenga dar alguna opinión o preguntar –.

El hombre, entrando en la oficina, vio que tenían algunos documentos en la mesa y se acercó para poder revisarlos. Tomo uno de todos y, pensando en algo, dijo – veo que tienen algo grande aquí, lo único que falta es arreglarlo bien. Si no lo hacen adecuadamente – les dirigió una mirada que los paralizo – terminaran cayendo en un grave error. Así que, más les vale seguir mis instrucciones si desean pasar a la siguiente fase. Aunque aún falta unos tres días para completar la primera. Pero, si continúan como se encuentran en este momento, no lo lograran a tiempo y deberá de ser enviado a otro grupo el trabajo – tomo asiento y, con gran determinación continuo diciendo – no es tiempo de holgazanear – los dos se pararon firmemente y dijeron – Sí –.

Durante el resto de la noche el hombre, que al parecer era es el hermano de Raquel y se les fue asignado como ayuda para completar la primera fase, les señalo sus errores y como arreglarlo. La noche se extendió más de lo habitual. Pero, con el sueño que se apoderaba lentamente de los dos, en una de esas que estaban trayendo algunos datos y, Eduardo que trajo un poco de café para poder continuar, se le tropezó y termino encima de Raquel.

Raquel, con una gran furia, vio su uniforme mojado con el café y Eduardo encima de ella. Luego, con una gran fuerza, levanto a Eduardo y lo lanzo hacia el sofá. Sin decir nada más que un “tsk”, se fue a su casa. El hermano, diciendo – guarda todo y continuaremos mañana – salió detrás de su hermana para que llegara bien. Eduardo, adolorido, se levantó y guardo todo. Con aquel golpe, le había hecho despertarse y quito el sueño, decidió mejor hacer un poco de su tarea y, una vez recupero el sueño, se durmió.

Al día siguiente, Eduardo – debo de volver a pasar con Raquel. Ayer estuvo duro, no creí que me pondrían hacer cosas así. Igual, ni me imagine que viviera en un apartamento que parece a una casa de playa, por su estilo. Pero quien sí me dio miedo fue su hermano Héctor, es grande, fuerte y con una gran apariencia. Pero sí que se pasó Raquel ayer, no tenía por qué enviarme a volar – llegó a los apartamentos – a ver si me recuerdo cuál era. Veamos, anoche vi que era por este lado – se dirigió por el lado derecho y se asomó a una ventana, habiendo pasado unas cuatro habitaciones.

Vio a alguien parecido al hermano de Raquel, por lo que pensó que ese era. No sabía si tocar, en eso, se dio cuenta de que era diferente al departamento de Raquel así que siguió al siguiente departamento. Justamente abrieron la puerta de ese apartamento y salió aquel señor. Con una voz, algo aguda, dijo – hola, ¿necesitas algo?-. Eduardo se atemorizo al verlo y, sin poder decir nada, aparece Raquel por detrás de él. Raquel, al ver como estaba Eduardo, dijo – hola, Eduardo. Hola Pedro. Disculpa, pero él viene buscándome, es su primera vez que viene aquí. Por eso, es que estaba buscándome. Así que, – tomó a Eduardo del brazo – nos tenemos que ir -. Eduardo, sintiendo un gran alivio, dice – s si. B bueno, a adiós -.

Raquel lo llevo a su apartamento, que estaba a unos dos departamentos del otro lado. Cuando lo vio su hermano, lo agarro y dijo – vamos a continuar -, Eduardo sintió que era su fin. No sabía cómo salir de aquella situación. Pero fue salvado por una llamada. Eduardo tomó rápidamente su teléfono y contestó – hola – le contestaron – hola Eduardo, viera que necesito que me haga unas cuantas inscripciones -, Eduardo, – claro, Francisco -, Francisco, – pero ya conoces sus códigos -, Eduardo, – Sí, puedes confiar en mí. Lo haré lo más antes posible -, Francisco, – en ese caso, aquí le preparo la papelería. Adiós -, Eduardo, – Adiós – colgó.

Eduardo se sintió mejor y dijo feliz – muy bien, me tengo que ir. Así que adiós -. Se fue corriendo a la escuela. Una vez que llegó, apenas logró entrar a clases. El profesor lo miró y dijo – Eduardo, has llegado tarde. Pero, como siempre vienes a tiempo y vas bien, te dejaré pasar esto -, Eduardo se sentó y pensó – no puede ser, por poco y llego tarde -, el profesor dijo – Eduardo no trajo copia de su carta. Aunque, siempre lo hace, por ello menos un punto -, Eduardo pensó, al escuchar lo que decía el profesor – eso me pasa por pasar con Raquel – lamentó los puntos perdidos…

Luego de esas clases, uno de sus amigos le dijo – Eduardo, ya compraste el libro que nos pidieron -, Eduardo, – ¡no! Se me había olvidado. Dime Pedro, ¿Dónde lo compro? -, Pedro, – en la librería, junto al edificio de Juan -, Eduardo, – gracias. Iré corriendo y los alcanzaré – y así salió corriendo. Ya estando casi por llegar, le hablaron – Eduardo -, Eduardo se paró y vio de quién se trataba. Al ver que era Yoselin, dijo – hola Yoselin, ¿de dónde viene? -, Yoselin, – de una actividad que tuvimos -, así Eduardo se dio cuenta que otras compañeras de Yoselin iban vestidas con sus traje típico, al pasar cerca de ellos.

Eduardo dijo – te ves bien en traje -, Yoselin, – gracias, ven conmigo un rato -, Eduardo, – este, Yoselin debo de… -, en eso pensó, – si la rechazo, se va a enojar. De todas maneras, sólo debo de encontrar una forma de regresar -, continuó diciendo – muy bien -. Se dirigieron a ver la feria. Entraron y pasaron un buen rato, aunque Eduardo, ya se había asustado y necesitaba regresar a comprar el libro. La miró y le dijo – te estás divirtiendo mucho -, Yoselin, – Sí, esto es muy divertí… -, Eduardo, -con una sonrisa, añadió – te ves muy bonita, cuando sonríes así -. Yoselin se puso roja y nerviosa, sin saber qué hacer, le dio una cachetada a Eduardo y salió corriendo. Eduardo se levantó, mientras colocaba su mano donde le había dado Yoselin. Eduardo se recordó – cierto. No es tiempo para estar así. Esta es mi oportunidad, además – vio su reloj – ya no tengo mucho tiempo. Corrió directo a la librería y compró el libro. Después de eso se dirigió, no a la escuela, sino al barco. Ya que se dirigen a una excursión.

Mientras tanto, Yoselin se encontraba con sus amigas. Una de ellas le dijo – ¿Qué te pasa Yoselin? Estás actuando raro -, otra de sus amigas dijo – ¿Qué pasó con él muchacho, con él que andabas? -. Yoselin se puso más nerviosa, en eso justo llegó Educado. Al ver Eduardo que Yoselin estaba cerca a la puerta para entrar al barco, dijo – hola Yoselin -, Yoselin lo miró y dijo – ¿Qué haces aquí? -, Eduardo, – Vamos a una excursión en mi escuela. Cierto, también su escuela va a esta excursión. Bueno, nos vemos luego -, corrió para entrar. Para su suerte, todavía hacían falta tres para terminar de entrar de su clase. Llegó y dijo – hola Selvin -, Selvin, – hola Eduardo. Sí que te atrasaste, por poco y no llegas -, Eduardo sonrió. Les pidieron sus carnets y entraron.

Al estar dentro del barco, Eduardo se dirigió a su habitación. Siendo que estarían en el barco por dos días, no tendría oportunidad de hablar con Raquel. Pero, ella, le había pedido que investigara un poco más sobre las diferentes fuentes de salida que habían tenido en sus flujos de efectivo. La información con la que contaban no era suficiente para determinar con exactitud lo que le pedían pero, como no podía hacer nada más en lo que durara la excursión, dependería de todos los datos que ella le enviase desde la sede.

Con varios documentos en su mesa, comenzó a analizar todo con lo que contaba. Estuvo revisando desde las salidas hasta las entradas que se obtuvieron en diferentes tiempos. Con nuevos datos que se iban agregando cada cierto tiempo, pudo tener una mejor visión de lo que sucedía en la empresa. La ayuda de Clara, Jorge y el hermano de Raquel, todo iba bien.

La fecha de entrega se acercaría más pronto de lo que esperaban, por lo que Eduardo y Raquel deberían de lograr pasar a la fase dos. Al ser todavía novatos, no se les permitiría continuar con toda esta fase. Pero, el simple hecho de conocer un poco de qué se trataba era suficiente para su inicio.

La resolución y algunos problemas en la excursión

Durante la excursión en el crucero, era más bien una manera de ayudarlos a relajarse un poco y convivir con otros Centros. Se podía ver varios tipos de uniformes regados en todo el lugar.

Eduardo, que estaba platicando un rato con uno de sus amigos, no podía esperar a que llegase el momento de regresar a su habitación y continuar con lo su trabajo. Debido a que no tenía que llamar mucha la atención, necesitaba participar en las diferentes actividades que se celebraban en este viaje. Sin embargo, que este fuese justo en un demasiado importante, lo ponía demasiado tenso. Esto era sin mencionar que ahora sólo Raquel estaba trabajando y buscando más pistas. Aunque contaran con la ayuda de sus maestros, ellos no estarían ayudándolos más allá de la orientación.

Entre diferentes actividades que se llevaban a cabo, en una de esas se realizó un espacio para que todos los estudiantes compartieran entre sí. Este consistía en que hicieran grupos con dos integrantes de cada Centro y debían de ganar una competencia que habría más tarde. Sin embargo, debido a que siempre permanecía la individualidad entre cada Centro, sin mencionar la interna, sería un poco difícil crear los grupos a no ser que fueran electos al azar.

Al realizar los grupos, cada uno contaba con aproximadamente diez integrantes. La excursión era únicamente de los de primer año, por lo que se suponía que se encontraban todos al mismo nivel. Los Centros que participaban eran: El SJ, EWOL, SO, FEBO y SL. La relación que tenía cada uno, al ser uno de los primeros, era un poco desastrosa. Pero, como ejemplo hacia los nuevos que integraban y comenzaban a ser parte de esta Red, debían de demostrar un ambiente de respeto y compañerismo. Claro está que cada uno contaba con sus propias alianzas con los nuevos o, en algunos casos, eran solitarios.

La tensión que se producía en el ambiente iba creciendo poco a poco. Todos estaban atentos a escuchar de lo que se trataría este año la competencia. Teniendo en cuenta que el del año pasado fue una cruzada investigativa, no podían esperar que fuera fácil la que les tocaría este año. Además, a pesar de no haber heridos, si se tuvo que ir en busca de algunos que abandonaron a medio camino y, como no encontraban el camino de regreso, estuvieron esperando hasta que fueron a recogerlos.

Eduardo, a pesar de intentar simpatizar con sus compañeros y compañeras del grupo, lo único que recibió fue ser ignorado con un poco de desprecio. Con una risa un poco irónica combinada con vergüenza volteo a ver si ya iban a dar el anuncio. Todos los estudiantes, que sólo hablaban con los de su mismo Centro, por lo general trataban de insultar a los demás Centros de una forma indirecta y, en algunos casos, con un poco de desprecio añadido. El ver tal panorama que estaba frente a los maestros, no los exoneraba a ellos de ser partícipes del mismo.

Al llegar por fin la hora de que se dieran los anuncios, los representantes de cada Centro se pararon al frente. Tomando el micrófono la representante del EWOL, comenzó con estas palabras – Espero que tengan una buena tarde y estén disfrutando de nuestra excursión. Para poder continuar con lo programado y darles a conocer lo que se hará este año, les pedimos que cada grupo se forme correctamente – algunos estudiantes no estaban de acuerdo con que hablara del EWOL, por lo que iban a reclamar y hacer caso omiso de esta orden. En eso tomo el micrófono el representante del SL y dijo – alumnos de los diferentes Centros. Sí alguno de ustedes está en contra de las indicaciones que se les estará dando, podrán ir a la puerta y salir de este salón sin hacer ningún escándalo. De lo contrario, se tomaran las medidas necesarias. Así que se les pide su colaboración –. La representante del EWOL sólo miro con una afila mirada al del SL y regresó su atención a los estudiantes. Sin escuchar ninguna queja y, con tan sólo ver que varios se estaban retirando de aquel lugar, podía dejar en claro que todos tomaron bien las instrucciones que se les dio. Antes de continuar, esperaron un poco mientras dejaban los estudiantes de salir y quedaran únicamente los interesados.

Al estar todos, los que quedaron, formando sus grupos como si fuesen casi un cuadrado cada uno, con la excepción del último que quedaba al pasar a la parte de atrás y al centro, algo parecido a esto “
«, y ya una vez que todos estaban parados firmemente y en su grupo, comenzaron a dar las instrucciones de la actividad que se llevaría a cabo.

Al parecer, viendo como era una ruleta puesta a girar para elegir lo que se haría, no se trataba de algo que estuviera ya electo como para estar preparado con antelación. Se supone que esta medida era usada para que todo fuera hecho de forma equitativa para todos los presentes.

Al ver salir la respuesta de la ruleta, todos mantuvieron una mirada penetrante ante la representante del FEBO. Ella, dando dos pasos al frente y tomando el micrófono, dijo – nuestra actividad de este año será… – la tensión en el aire regreso – encontrar una forma de volver un producto, al azar, la forma de que se venda al precio que les genere ganancias. Aparte de ello, también el producto no será algo conocido por ustedes. Este es uno perteneciente al lugar que estaremos llegando el día de mañana. Para todos los presentes, si pensaban que el viaje duraría sólo dos días, están muy equivocados. Esta excursión es una muy rara debido a que pasaremos por cuatro a una semana en esta –.

Eduardo, al oír tales palabras, fue como si le cayera un relámpago. Al salir de aquella sala y, a la espera que se le fuese entregada al líder de cada grupo la información adicional. Eduardo, una vez se encontraba de regreso en su habitación, pensó – ¿ahora qué voy a hacer? Si no fuera tan largo, podría terminar el trabajo con Raquel. Además, qué le puedo decir. No le puedo dejar todo el trabajo para ella sola. Pero tampoco me puedo escapar de este lugar. Y, como no conozco adónde vamos, no puedo decir que tendré una forma de regresar – suspiró.

Mientras seguía pensando en una forma de cómo arreglar todo. Se escuchó un “brrr, brrr, brr” desde su mochila. Abrió la mochila y busco de que se trataba, ya que su teléfono no podría ser al ser que lo llevaba en su bolsillo del pantalón. Al ver su carnet, que lo había dejado sin darse cuenta, lo saco. Al tan sólo sacarlo de ese lugar, el sonido dejo de escucharse y un holograma salió de él.

Al materializarse por completo, el cual tardo alrededor de unos treinta segundos, la imagen de Raquel apareció enfrente de él. Eduardo, sin decir palabra alguna, sólo miro como ella sostenía un vaso con jugo de naranja. Raquel, al verlo, dijo – Hola Eduardo – Eduardo – Buena tarde – Raquel – Bueno, la formalidad no debería de ser tanta ya que somos compañeros – Eduardo pensó – pero si apenas hemos hablado un poco – mientras decía – dime cual es el motivo de tu llamada – Raquel – no es por querer poner las cosas en apuros pero, para serte sincera, nos han reducido el tiempo. He estado investigando todo lo que he podido pero aún no logro comprender lo que esta pasado – Eduardo – Entiendo lo que dices. También he estado arreglando y analizando la información que me has enviado y no logro descubrir alguna pista que nos lleve a descubrir lo que pasa. Por más que le de vuelta a toda la información no logro ver donde se encuentra el error – Raquel – Bueno, sólo nos queda un día para la entrega del informe. Y, para como van las cosas, no creo lograr ver alguna luz. A menos qué… – Eduardo, mientras movía la mano diciendo que continuara hablando – que… – Raquel – que estemos dispuestos a arriesgar todo lo que llevamos con nueva información o sea, ir más allá de lo que hemos ido – Eduardo – no te referirás al curso tres del bloque “muerto pero vivo” – Raquel – A ese mismo me refiero – Eduardo – Pero, ¿estas segura?, aún no hemos terminado de recibir ese curso y, lo que sabemos, es apenas el inicio de lo básico – Raquel – no importa eso. Si eres como yo, me imagino que has estado al pendiente de todo lo que no hemos visto. A pesar de que no lo podemos interpretar por completo sin ayuda de los maestros, creo que seremos capaces de realizar una pequeña parte y así salir de este problema – lo miró fijamente y con seriedad – dime ¿estás dispuesto a dejarlo todo por el todo? – Eduardo – Sí estoy dispuesto – mientras pensaba – creo que por eso es mi compañera. A pesar de que no hemos tenido tiempo de conocernos bien, pensamos en las mismas locuras. Espero que todo salga bien – luego, tomando una de las hojas que tenía en su escritorio, dijo – veras, este es el informe que he realizado de nuestra situación actual. No es que sea un gran informe tomando en cuenta el tiempo que hemos tenido pero creo que puede ayudar. También, con respecto a todo lo que está sucediendo, debo de pedirte disculpas por no poder ser de ayuda en estos momentos e informar que la excursión se extenderá por casi una semana –, Raquel no respondió y la llamada se cortó a continuación.

Habiendo pasado ya unos diez minutos desde que hablo con Raquel y descubrir que se podían comunicar a través de sus carnets, llego Yoselin a llamarlo para ver lo que les toco. Eduardo, apresurándose, la siguió hasta el punto de encuentro con sus compañeros. A pesar de que se quisiera conocer el barco por completo, Eduardo debía de reconocer que era bastante grande como para no querer tratar de darle una vuelta por completo.

Antes de llegar al destino, Yoselin se detuvo y dijo – Debemos de tener cuidado al entrar. No es que desconfié de todos los integran nuestro grupo pero, no es bueno bajar la guardia, sobre todo si somos considerados sus enemigos – Eduardo – Claro – y pensó – me gustaría que esto fuera diferente. Por lo menos, espero que nos podamos llevar bien y terminar esta actividad sin ningún problema –.

Al entrar al cuarto, todos los demás estaban reunidos y, la compañera de Yoselin la jalo con ella para que no se juntase mucho con los otros Centros. Eduardo, quedando sólo porque con su compañero tampoco se llevaban bien, busco un lugar al fondo para no molestar ni interferir con la reunión. Todos, que miraban atentamente al líder, que pertenece a los del EWOL, comenzó a decir – ya estamos todos. Así que daré a conocer lo que vamos a hacer. Nuestra actividad, que ya nos explicaron de que se trata, deberá de ser vista con buenos resultados para ganar. Nosotros, como integrantes del grupo once, se nos asignó la tela de algodón. Como podemos ver, no es algo fuera de nuestro conocimiento pero lograr venderlo es otra historia aparte. Al lugar donde nos encontraremos mañana es San Juan. Además de que nos hemos encontrado navegando sin avanzar por un tiempo, terminaremos ahí. Según los datos que recopilemos de este lugar, es lo que nos dará la ventaja sobre los demás o hará que fracasemos por completo. Así que esto es lo que haremos… – y de esta manera fue repartido el trabajo que cada uno debía hacer.

Al llegar la mañana del siguiente día, ya todos los grupos se encontraban dispersos en lugar sin tomar en cuenta nada más que cumplir y ganar esta competencia. Al finalizar y ser ganador de esta actividad les podría hacer que todos los participantes del grupo subieran de rango, por tal razón, no podían ignorar el no dar su mejor esfuerzo. El hecho de considerarse enemigos ya no era una excusa como el de subir de rango. Sólo por este momento todos dejarían a un lado sus rencores, los cuales eran en sí sin causa justificada, y compartirían sus habilidades para ganar.

Cada Centro era especialista en diferentes ramas y, aunque por lo general no eran las mismas, siempre prevalecía su ego de ser mejor en todo que el otro. En el caso del grupo de Eduardo, a pesar de que la mayoría contaba ya con un rango “2” y “3”, el cual era muy difícil de ver hasta por lo menos llegar al segundo año, no se podía ver que les fuera fácil conseguir alguna delantera sobre los demás. Habiendo pasado apenas unas tres horas, ya varios grupos, que contenían a miembros de buen rango y nivel, ya se encontraban encabezando a todos.

En el caso del grupo de Eduardo, se encontraban en un gran aprieto. Esto se debía a que, según las instrucciones dadas, no había negocios que se dedicaran a vender el producto que les toco. Si en esta competencia se tratara de vender un producto que ellos mismos fabricaran o pidieran, lo haría mucho más fácil. Pero, como debía de ser vendido y/o fabricado por un negocio de la localidad, se les había ido todo por la borda.

Todos los productos que se les fueron repartidos a los demás eran vendidos por varios comerciantes y artesanos del lugar pero, en su caso, no tenían registro alguno de encontrar alguno. Esto complico todos los planes que tenían en mente y, a pesar de contar con algunos administradores, no les servía de nada si no tenían donde vender. Según las órdenes que se les fue dada ellos no debían de intervenir con el flujo de la actividad comercial que se desarrollaba en el lugar. Por lo tanto, si ellos vendían un producto por su cuente y este fuese exitoso, podría generar grandes pérdidas a la hora de irse y, sobre todo, si se trataba de disminuir las ventas de los artesanos y comerciantes locales. En otras palabras, ellos debían de ayudar a los lugareños a crecer sus negocios o, en algunos casos, hacer que iniciaran con el pie derecho.

Siendo la una de tarde, todo el grupo se reunió frente al barco para dar sus reportes en busca de alguien que negociara con el producto que se les fue encomendado. El resultado de la búsqueda fue nulo. Al parecer, nadie de la comunidad quería vender un producto que era desconocido en el lugar. Además, siendo que los demás productos eran muy demandados tanto dentro como fuera del lugar, no veían la necesidad de ir en la búsqueda de otro producto que lo reemplazase. Esta forma de pensar en los lugareños ponía en aprieto a todo el grupo. Varios grupos, que pasaban frente a ellos, se reían de la tragedia que estaban pasando. Esto, a pesar de ser molesto, no podía ponerse una gran importancia hasta lograr encontrar de primero una forma de encontrar una salida de este.

Al entrar la noche, regresaron a sus habitaciones. Todos se encontraban fuera del barco, menos ellos, hablando y mostrando las diferentes estrategias y errores que habían cometido las personas con quienes pretendían poner en marcha su plan para ganar la competencia.

Eduardo, una vez regresó a su cuarto, empezó a ver la nueva información que había recibido de Raquel y lo comenzó a comparar. Entre toda la que consiguieron, se logró notar poco a poco las fluctuaciones extrañas que habían. Al parecer, la empresa hizo una inversión que les estaba generando costos. Pero el averiguar el nacimiento de esta inversión era un poco difícil, según informo Raquel. Para poder entender en cuando se volvió un costo y dejo de generar ganancias era la meta que se trazaron los dos.

Mientras revisaba las gráficas y los flujos de efectivo, iba recibiendo nueva información a cada minuto. Esto se debía a que Raquel decidió seguir investigando a pesar de todo. Además, con tan sólo un día para la entrega e iniciando desde cero, no podían tomarse el lujo de descansar sin haber obtenidos resultados positivos. Eduardo, que pensaba que había algo raro con las dos informaciones que tenían, empezó a rascarse la cabeza rápidamente con las dos manos en lo que decía – ¡no entiendo nada! ¡Rayos!, me gustaría que nos dieran más tiempo o que pudiera salir de este lugar para averiguar más –, se recostó sobre las hojas que tenía ahora regado en el escritorio.

Al día siguiente, con tan poco tiempo para lograr hacer algo, Eduardo se encontraba exhausto por haber desvelado pensando en que hacer y comprender mejor la situación en que se encontraba. Pero, una vez se juntó con todos los del grupo, se discutió de un plan que habían creado las del SO para contrarrestar la desventaja que poseían. Todos, escuchando con atención, lograron ver la efectividad del plan propuesto y decidieron ponerlo en marcha sin objeción alguna.

Pero, como los demás ya contaban con un día de adelanto sobre ellos, tuvieron que actuar deprisa. Debido que era completamente improductivo la participación de todos para la primera etapa, se les concedió un prevé descanso a los demás que no estarían en esta fase hasta que fuese su turno. Eduardo, que tuvo el privilegio de ser uno de los que descansarían, regreso a su habitación para poder descansar un poco.

Siendo ya las once de la mañana, Raquel lo llamo. Eduardo, somnoliento, respondió sólo para escuchar las noticias que tenía por parte de ella. Al parecer sus deducciones habían sido acertadas y ahora sólo debían de agregar el motivo por el cual se figuró tal cambio. La cuestión era que sólo podían hacer algunas hipótesis de ello, debido a que necesitarían mucho más tiempo para poder dar una respuesta clara. Tomando la decisión de entregarlo de esa manera y que, además, estarían añadiendo más información hasta llegar al tiempo límite que se les había otorgado.

Con mucho esfuerzo, los cálculos que se iban haciendo, hasta llegar las dos de la tarde, fue mejorando su reporte. Este, que ahora contaba con una mayor fiabilidad, les estaba llevando a un camino que podría terminar en un callejón sin salida si no tomaban la decisión correcta cuando fuese el momento. Raquel, que se encontraba recibiendo los últimos datos, hablo por última vez con Eduardo para decirle – La mala administración y el abandono de la inversión causo este mal y si no es corregido a tiempo se volverá en un estrago. Sabes, si se realiza una apuesta como esta, se debe de vigilar a cada instante y mantener un constante control para que no llegue a caer y dejar todo en la ruina – y así se despidió de Eduardo. Lo único que faltaba era la aceptación de dicho informe para poder pasar a la siguiente fase. Esto, a pesar de ya no tener que seguir buscando y armando, era un poco estresante esperar a escuchar el veredicto. Eduardo, que pensaba que todavía había una gran posibilidad de terminar perdiendo todo aunque tuvieron la ayuda de los maestros, sólo cerro sus ojos para tratar de relajarse y poder ahora ordenar sus pensamientos.

Al llegar las tres de la tarde, Eduardo fue despertado de repente. Cayendo de la cama, vio a Yoselin que se reía de él por la forma en que fue sorprendido. Eduardo, levantándose, dijo – oye, no vuelvas a hacer eso – Yoselin – pero es fue divertido – Eduardo – dime qué haces en mi cuarto – Yoselin – Eso es simple. Sabes, deberías de cerrar bien la puerta. Pero, la verdad, – con seriedad – te vine a avisar que la fase uno ha sido un éxito y a partir de hoy por la noche se iniciara la fase dos. Así que espero que estés atento – Eduardo – Claro, estaré listo para lo que pueda venir – enseguida vio a Yoselin seriamente – ah. Dime algo más – Yoselin – Claro – Eduardo – Que hay de los peligros que contrae lo que hemos de hacer – Yoselin – A pesar de la insistencia que tuviste al pedirme algo como eso, he determinado que no hay ningún peligro por recurrir a este plan. Además, contamos con compañeros superiores que han hecho el análisis de nuestra situación hasta el momento en que se completó la primera fase – Eduardo – Bueno, no puedo negar que todos son superiores a mí en Rango y nivel. Pero, sabes, aún siento que hay algo mal y debemos de tratar de enderezarlo antes de que se vuelva en un obstáculo para nosotros – Yoselin – no te preocupes por cosas innecesarias y sólo confía en nosotros – Eduardo, forzando una sonrisa lo más natural posible – tienes razón no voy a preguntar más. Y, de verdad, disculpa por hacer te perder tu tiempo – Yoselin – Está bien, bueno, debo de retirarme –.

Al llegar la hora indicada, todos se juntaron para poder discutir la siguiente fase. La cual dejo a cada uno su propio trabajo para hacer que todo funcionara. Pero, por ser una idea de las del SO ellas eran las que dirigían todo lo que se hacía. Los demás compañeros, aunque no estaban de acuerdo con esta posición que se les fue dada, no dijeron nada en contra y aceptaron con la única visión de llegar a obtener el primer lugar y conseguir su aumento de rango.

Eduardo, que le toco hacer los flujos de efectivo con el movimiento que comenzaban a tener y registrar todos los costos e ingresos que se reportaban, pensó que no estaría de más llegar a revisar toda la información que se le daba y conseguir una forma de tener un cierto control de la fuente de información que se le entregaba. Pero, la dificultad de conseguir algo así sin llamar la atención era un poco más complicada de la esperada.

Lo que debía de ver en primer lugar era que no podía ser visto por los demás. Además de eso, al ser que su compañero le guardaba secretos y no le informaba nada de lo que sucedía más que Yoselin durante todo el proceso de la fase uno, no se podía fiar en que le ayudase con la obtención de tal información. Por otro lado, durante el tiempo en que estuvo hablando con Yoselin, había algo raro en el actuar de ella durante la reunión. No sabía si era correcto poder hablar con ella en este momento o sería más prudente esperar a que volviera a actuar normalmente.

Pensando entre estas y muchas otras cosas más, recordó que había algo en su manual para este tipo de casos. Sacando el manual, que había reaparecido durante su encuentro con Raquel, vio que se encontraba en verde y le permitió hojear algunos de los métodos para situaciones como esta. Mientras buscaba un poco de información, el manual comenzó a titilar y apareció nuevamente un holograma como la vez pasada.

El holograma, al presentarse ante Eduardo, dijo – Hola. Ha pasado un tiempo desde que se realizó su registro y hasta el día de hoy acaba de ser aprobado el contrato que firmo y, con ello, se acaban de habilitar algunas funciones del manual. Sólo indique lo que desea hacer y se le informará inmediatamente si la herramienta está disponible para poner en marcha – Eduardo, sin vacilar, respondió – quiero poder conseguir una recopilación real de los datos que acabamos de empezar. No deseo que esta oportunidad se vuelva en nuestra contra, por lo que desea poder cambiar este panorama que no logró ver con claridad y evitar la posibilidad de llegar a quedarme en cero – El holograma – herramienta seleccionada correctamente. A partir de este momento se le será asignado un control de datos en tiempo real. Por tal razón hemos de despegar micro cámaras para una mejor obtención de información. Para evitar cualquier fallo del sistema, ¿desea que se le apoye con un aliado disponible en el acto – Eduardo – eh, ¿aliado? ¿es posible tener a un aliado para llevar a cabo esta misión? – El manual – así es. Por seguridad y, como aún no cuenta con todos los permisos desbloqueados, no se le dará a conocer la identidad del aliado ni el sabrá de usted – Eduardo – está bien. Pero, quisiera que este aliado no formase parte del grupo con el cuento y de ningún participante de esta competencia – El manual – especificaciones aceptadas. En breve se le será notificado si se ha hecho cargo y conseguido un aliado para completar con la petición que se ha dado – y con esto desapareció el holograma y el manual regreso a su forma original.

Eduardo, habiendo logrado conseguir lo que necesitaba, ya sólo le quedaba conseguir una forma de poder guiar a todos si se llegara a presentar algún inconveniente sin que se llegasen a dar cuenta. Esto era más fácil pensarlo que hacerlo, por lo que tendría que aprovechar todo lo que ahora estaba a su disposición sin perder de vista su meta.

Al siguiente día, siendo apenas las seis de la mañana, Eduardo fue despertado al escuchar que tocaban la puerta. Levantándose, se dirigió a ver de quien se trataba. La verdad, él deseaba descansar un poco más, ya que el día anterior estuvo despierto por mucho tiempo mientras hacia la recopilación de los datos que le habían entregado para iniciar su labor en el grupo. Pero, como era de esperarse, no podría descansar hasta que todo terminara y regresara al Centro SJ o al TEC con Raquel, lo que pasara primero.

Al abrir la puerta, se encontraba frente a él Alfonso, uno de los del FL. Él estaba viendo si Eduardo ya tenía listo lo que se le pidió que tuviera para la mañana. Eduardo, regresando a su mesa y tomando un folder que se encontraba sobre ella, se lo entrego diciéndole que estaba todo listo como se lo habían pedido. Alfonso, tomando y revisando todo el documento, confirmo que todo era correcto y no hacía falta nada de lo hablado durante la entrega de la papelería.

Eduardo, queriendo regresar a dormir, fue sorprendido por Selvin, quien le pidió que le acompañase por un momento. Eduardo, decepcionado, acepto la invitación y sólo le dijo que esperara un momento mientras se cambiaba para salir. Selvin, aceptando, espero sentado en una de las bancas que se encontraban cerca de la habitación de Eduardo.

Luego de un momento, los dos se encontraban caminando por el barco en dirección al comedor. Eduardo, que sentía un poco de sueño pero trataba de disimular no tener, iba viendo como todos se apresuraban en salir del barco para poder continuar con sus actividades. Eduardo, que entendía lo normal que era esto al ser que cada vez más cerca se encontraba el tiempo de entregar cuentas y poder ver quién era el ganador, comenzó a pensar que debía de ser un poco más activo y ayudar lo más que pueda a sus compañeros de grupo para lograr alcanzar sus objetivo.

Al llegar al comedor, los dos tomaron asiento. Selvin, pidiendo únicamente unas empanadas, dijo de forma casual – Eduardo, dime ¿cómo han estado en el grupo? – Eduardo, riéndose un poco, respondió – ¿cómo puedes preguntar algo como eso? – Selvin – sabes, todos están interesados en conocer el estado de los demás. Así que pensé “no estaría mal si también le preguntaba a mi amigo como se encuentra” ¿verdad? Además, no es como si te estuviera preguntando algo del otro mundo – Eduardo, mientras les pasaban sus órdenes, respondió – no está mal que preguntes. Pero, para serte sincero, no creí que te interesaría hacer esas clases de preguntas – Selvin, con una sonrisa irónica – sí que eres gracioso, sabias. Bien me has visto que yo soy así y me intereso por poder conocer el estado de los demás y ayudarlos si está en mi posibilidad, ¿no es así? – Eduardo – no diré nada en contra de lo que has dicho. Pero, – miro a Selvin cortantemente – nunca has estado interesado en cómo me encuentro. Sobre todo, siendo una persona que está yendo a clases especiales para lograr conseguir avanzar de rango y nivel. Incluso, aún mantengo los mismos datos desde que inicie a estudiar en el centro. Por ello me parece un poco aburrido que le preguntes eso a alguien como yo – Selvin – tienes razón en eso. Pero, Por eso es que me preocupa que estés en un aprieto y quisiera ayudarte – Eduardo – No te preocupes, si llegase a necesitar algo te estaré llamando – Selvin – Claro, lo esperaré – los dos se rieron mientras tomaban sus vasos de café y leche. Para Eduardo, le parecía bien iniciar el día tomando café pero, por alguna razón, no creía que fuera oportuno hacerlo, por lo que la leche era de él al igual que unos huevos con tomate y cebolla acompañados con un poco de frijol volteado y unos plátanos fritos. Al iniciar a comer, los dos quedaron en un silencio completo sin intercambiar ni una sola palabra más que sus afiladas miradas que dejaban notar que tenían algo en mente y que lo que dijesen podría ir en su contra como a favor de ellos. Pero el riesgo era demasiado y aún no era momento de tomarlo, por lo que esperarían a que les llegase el tiempo de hacer sus jugadas.

Eduardo, después de aquella mala situación que tuvo con Selvin, aún podía sentir la tensión que tuvo que pasar. Por ello, mientras se masajeaba un poco los hombros para bajar la tensión, pensó – no puedo creer que Selvin llegaría a utilizar un método como este para conseguir información de primera mano. Bueno, después de haber estado cerca de él durante este tiempo he comprendido que usa este método cuando se siente amenazado. Por lo que puedo concluir que todo va bien para nosotros – dio una sonrisa de satisfacción ante su propio análisis.

Al llegar hasta el lugar donde se supone que estarían pasando a la siguiente fase, vio que los demás grupos se encontraban en guardia y esperando a reaccionar ante cualquier amenaza que llegase a surgir, se podía decir que eran como los leones que esperan con paciencia para atacar a su presa. Eduardo, tratando de ignorarlos y no dirigir la mirada hacía ellos, apresuro el paso para llegar.

Luego de un largo camino, según lo que sintió Eduardo, al fin llego a una casa algo alejada del centro. En esta casa vive una familia con la que se le hizo la propuesta de realizar la venta de tele de algodón. Pero, al ser una apuesta un poco arriesgada, se tardó un poco para lograr convencerlos. La próxima fase consistía en lograr conseguir el mercado para realizar la venta y los proveedores que le estarían repartiendo cada uno de estos.

Al ser que aún no contaban con algún local donde poder ofrecer su producto, se decidió ir en busca de clientes a través del ofrecimiento ambulante. Pero el problema en este caso era si lograrían convencer a los sastres de comprar este material. En cierta manera se podía decir que ellos contaban con una cierta demanda de prendas de vestir pero, como mantenían siempre los mismos materiales y nunca cambiaban, era un poco difícil el convencer que ingresaran algo nuevo a la venta.

Para realizar el convencimiento de los posibles clientes, las del FEBO se ofrecieron a realizar esta tarea. Esto no parecía un desafío demasiado grande para ellas. La materia en que se dedicaban era en el poder realizar propuestas y promoverlas. A las diferentes destrezas que cada uno de los estudiantes tomaba, era decidido al subir de nivel mientras el rango es la habilidad en su desarrollo que han obtenido.

A pesar de no conocer este campo con gran precisión, se podían guiar de lo poco que habían aprendido y ponerlo en marcha. Al haber dejado a las del FEBO ir en busca de clientes, los del SL se encargaron de los proveedores; los del EWOL se encargarían de la preparación de quienes estarían al frente del negocio; Las del SO se encargaron de realizar los planos para poder almacenar el producto y como se debería de movilizar para la entrega de la misma, esto en conjunto con una del SJ. En el caso de Eduardo, le correspondió continuar con el registro de todo lo que sucedía y la formalización del negocio.

Una vez que todos fueran a realizar sus tareas asignadas, El negocio se podía ver que habría una pequeña luz. Pero, en el caso del tiempo en que ellos deberían de entregar respuestas era un poco difícil de cumplir con tal fecha. Esto se debía a que para que un negocio consiguiera llegarse a conocer, debía de contar con tiempo y dejar una buena impresión. Si llegase a darlo a conocer en lo que restaba de su tiempo, lo cual era un poco difícil, no significaba que el negocio sería prospero sin que se llegase a parar por sí sólo. Para tal acción, se debía de esperar un mínimo de cuatro meses para decir que ha empezado la travesía y años para decir que realmente es un éxito. Todo esto no era nada en comparación de mencionar los problemas que podría pasar y deberían de llegar a resolver en toda esta trayectoria

A pesar de ser una simple competencia, el orgullo que salía de cada uno era mayor que el de dejar todo a medias. La fase comenzó a correr inmediatamente. Pero, uno de los problemas era el capital para iniciar el negocio. Para evitar que este siguiera siendo un factor delicado, tuvieron que, comprando un poco de material, dar una demostración de cómo era la calidad del producto que ofrecían. Una de las cosas que tuvieron que ver era las alianzas con algún otro grupo. Pero, como iban las cosas, era un poco difícil encontrar alguien que se quisiera unir con ellos.

Al ver tal problema, sólo les quedaba convencer a los clientes y crearles nuevos planes para ofrecer sus productos y así venderlos. Esto era cada vez más difícil. Debido a que se trataba de un circulo que debían de mantener. El ver la estructura económica, debían de hacer un pequeño estudio para activar este bien en él sin dejar que afecte a lo demás.

Esto no era algo simple y, aunque podían ir a pedir ayuda a los maestros que se encontraban con ellos en este momento, no les darían respuestas hasta que terminasen la competencia. Su última opción era el poder contactar con los compañeros de año superior, ya que ellos manejaban con mayor precisión este tipo de situación. Pero, al encontrarse lejos de sus Centros, era un poco complicado contactarse con ellos sin tener alguna relación con alguno de primero.

Al iniciar la búsqueda de algún plan para arreglar tal problema, notaron que podían hacer funcionar sin hacer tal análisis a fondo. La cuestión de este método era el riesgo que llevaría el no planificar este paso tan importante que estarían quitando. Pero, al no tener otra salida, se organizaron por dar todo en esta salida que encontraron y dejar el análisis para después. Al juntar sus mentes y, con la información que habían logrado recopilar, iniciaron una estrategia para hacer la activación de tal plan y así vencer este margen de error que se les había creado. Al ser que olvidaron por un momento las diferencias entre cada uno y se hicieron un verdadero grupo, la activación de tal factor en un lugar que no se conocía les hizo emocionarse con tan sólo pensarlo. Pero, esto no quería decir que todo sería tan sencillo si no contaban con ver detenidamente la ley de la oferta y demanda. Este, que podría decirse ser un arma de dos filos. Ya que, dependiendo del precio en que comercialicen en el mercado, podría venderse como no. De igual forma, si ellos contaban con precios demasiado bajos, significaría la ruina del negocio.

Luego de analizar cada posible salida y, una vez consiguieron proveedores, el armonizar los precios que estarían ofreciendo al mercado fue un poco más fácil. Sin embargo, el simple hecho de haber tomado todas estas medidas les costó dos días enteros en los que no hicieron mayores avances con el ofrecimiento del producto. Al faltar dos días para que terminase la competencia, al fin pudieron dar inicio a su plan y, con ello, la fase tres.

Todos los demás grupos, aunque algunos ya había fracasados y otros se encontraban en una buena posición al hacer buen uso de sus elecciones, ya no los miraban como una posible amenaza para alcanzar la meta. Todas las decisiones y actuación que tuvieron el grupo de Eduardo fueron demasiado lento como para que alcanzase realizar todo en una semana. Durante el resto de este día, se reorganizaron para abarcar lo más que pudieran por el resto de los dos días y así llegar a conseguir activar el negocio.

Siendo las dos de la tarde, justamente en la hora de almuerzo, Eduardo recibió una llamada de Raquel con noticias de su reporte. Mientras el holograma de ella aparecía, pensó – creo que esto no hubiera sido posible sin la ayuda de todos y, si el manual no me diera estas herramientas ni contactado alguien de apoyo, no lograría tener en cuenta todo lo que hemos abarcado. Quien diría que… – Raquel – ¡Hola!, creo que debemos de sincronizar nuestra forma de vernos para que sea más rápida – Eduardo – hola – dejo salir una pequeña risa, como un “mh, mh, mh” y continuo diciendo – tienes razón. Pero, bueno, vamos a lo que es importante en este momento. Sí me has llamado debe de ser por alguna respuesta a nuestro trabajo – Raquel – Así es. Veras, hemos sido aceptado y pronto pasaremos a la fase dos. Pero, por lo que acabo de escuchar, nos deberemos de preparar para enfrentarnos a esta – Eduardo – Está bien – sonrió y calmadamente continuó diciendo – está bien –. Luego de hablar un poco más, corto y se dirigió con el resto del grupo.

A partir de que dieron inicio al plan, no durmieron y se mantuvieron despiertos viendo los pedidos y los encargos que iban ingresando. Este movimiento, gracias a todos, logró su cometido al obtener acceso a la exportación del producto fuera del lugar. Los sastres, que habían aceptado la propuesta y riesgo, en este momento se encontraban trabajando con mucho cuidado y esfuerzo. La familia, con los que iniciaron las negociaciones, estaban arreglado todo para abastecer a los artesanos.

Al finalizar el último día, todos regresaron al barco y dejaron lo que estaban haciendo. Dentro del mismo se esperaba una ceremonia para finalizar la excursión y dar a conocer a los ganadores de la competencia. Sin más en que pensar que descansar o soñar con que ya eran los ganadores, todos los estudiantes se dirigieron a sus habitaciones para cambiarse un momento de ropa. Durante la última actividad que tendrían a las seis de la tarde, se les permitiría ir a de forma casual hasta informal para recibir honores o sólo pasarla bien lo último que quedaba de tal experiencia. El barco, que al llegar a media laguna, comenzó a elevarse para recuperar el curso de regreso sin olvidar dar una última vista del majestuoso lugar en aquel atardecer.

Todos los estudiantes, juntándose en el salón, miraron como los que no participaron ya no se encontraban dentro del mismo. Al parecer, según ellos, se habían retirado a sus habitaciones o a otro lugar del barco. Al fin de cuentas, esta ceremonia no les parecía tan importante al no participar en la misma. Lo que se podía esperar de los demás era que ingresaran al salón a las siete, que es cuando habría una fiesta para despedirse entre sí y agradecer por el tiempo que pasaron juntos.

Estando todos formados con sus grupos, de la misma manera que la vez pasada, esperaron a que los maestros se acercaran para dar a conocer a los ganadores de esta ocasión. A pesar de que no se consideraban cercanos y, la mayor parte, todavía seguía la división entre los diferentes Centros, se podía decir que no se reportaron ningún inconveniente en esta travesía.

Al escuchar la voz del representante del SJ, la atención de todos se fijaron en escuchar los resultados. Al comenzar a hablar, dijo – Buena tarde a todos. Esta ha sido una semana demasiado agitada como muy divertida. Esperamos que guarden gratos recuerdos de esta como la experiencia que han ganado. Les diremos una cosa, a pesar de que han dado buenos resultados y sobrepasado nuestras expectativas, no podemos quedarnos más que un único ganador – una pantalla enorme descendió detrás de los representantes – aquí les mostraremos a los ganadores que deberán regresar a este lugar y continuar con su plan de trabajo – al tan sólo escuchar esto, se dejaron escuchar quejas como “no se suponía que esto era todo”, “¿Cómo? No dijeron nada sobre regresar”, “yo no tengo pensado regresar”, “es demasiado cansado estudiar y la práctica como para añadir viajar a mi agenda”, “si no me van a dar nada que valga la pena, no creo que sea algo bueno considerar esta propuesta” y “si no nos van a pagar, no vale la pena siquiera pensarlo”.

El representante de SJ, después de pedirles que hicieran silencio, continuó diciendo – Les recuerdo que no deben de pensar así y esto les ayudara a obtener una mejor experiencia. No es algo que deban tomar a la ligera. Pero, les diremos que el ganador es el grupo número once. Así que pasen al frente y se les será otorgado el premio. Las instrucciones de como irán a tener que reunirse para llevar a cabo el siguiente paso de la continuidad de su plan se les será explicada después –.

Todo el grupo paso al frente pero, cuando Eduardo estaba por pasar al frente, el representante del SJ le dijo – lo siento, pero sólo tú no puedes obtener este premio – Eduardo – ¿eh? – El representante – no estas al nivel como para ser parte del presente acto. Deberás de quedarte fuera de ello –. Todos los demás del grupo se rieron de él. Al final quedo como si nunca hubiera participado. Era algo triste el no poder contar con el premio pero era más la frustración de ser excluido de lo que pudo ser algo bueno para él. Las emociones que experimento en aquel momento era demasiado difícil de describir. Pero, a pesar de todo lo que sucedió, miró desde abajo del escenario a sus compañeros con quienes trabajo durante una semana completa y que estaría trabajando a partir de ahora para llevar a cabo lo que iniciaron.

Durante el resto de la noche se escucharon sólo risas y una que otra confrontación. En el caso de los demás que no se presentaron, Eduardo averiguo que todos los que no participaban fueron enviados fuera del lugar y regresaron antes a sus Centros. Con eso en mente, lo único que vio fue un último reporte que le llego. Al parecer, el manual le indico que se encontraron irregularidades durante esta semana y tendría que ser corregidas.

Eduardo, regresando solo a su habitación, dijo – no puedo creer que me sacara n así nada más. Y yo que pensé que sería alguno de ellos que me podrían hacer algo como esto pero nunca me imaginé que terminaría siendo el supervisar del SJ – entro a su habitación y encontró unos documentos encima del escritorio. Acercándose, leyó lo que en el contenía.

Luego de un rato en reflexionar, noto que debía de arreglar las cosas con Raquel cuando regresara y también analizar el informe que recibió en su habitación. Al seguir pasando el tiempo, Eduardo estaba apenas dando el primer paso en este mundo. Aún debía de llegar a conocer lo que es tratar con él y lo peligrosos que puede ser en ocasiones. Mientras se iba preparando para salir al mundo y ver todo lo que ofrecía, seguirá en busca de entender por qué todo estaba saliendo así. Será que hay detrás de todo esto al igual que el misterio que guarda cada Centro y, sobretodo, el SJ.

Hola a todos, el día de hoy hemos llegado a la historia número catorce de 26 que es la meta que se tiene. Ya estamos cada vez más cerca de poder arrancar con la continuación de cada una de las demás historias como de esta.

Gracias y hasta la próxima.

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