Cada vez que su imagen se apiada de mi pensamiento, empiezo a creer que estoy en una isla desierta, en que el principal protagonista soy yo.

En aquella isla predomina la soledad el lugar está cubierto de neblina y son grises las flores, el viento sopla en dirección contraria al norte y a la vez es tan frío como los deseos de aquella vez.

Camino por aquel lugar y el silencio abunda como el día en que todo se convirtió en tempestad, además en algunas ocasiones suelo sentir un “déjà vu” y empiezo a soñar con su perdón pero al momento de ver si todo es verdad, me encuentro en la misma escena que muestra la realidad.

La arena de la playa es tan similar, como el hecho de que aun no era el momento, a su vez las olas que recaen en ella siempre trata de arrastrarme al sufrimiento. A mí alrededor siempre están los suburbios recuerdos rondando de tal manera que me van atacando, poco a poco me van desgarrando hasta un punto en que ellos son los que van ganando.

Realmente no sé cuando es de noche ni mucho menos cuando es de día, lo cierto es que algún día espero que se termine esta agonía.

En cada árbol está escrita una frase que muestra todas aquellas palabras que mencionaste, pero el que me llama más la atención, es el que dice “espero seguir compartiendo tiempo, buenos y malos momentos”.

En la cima, aquella isla está cubierta de neblina y un ojo de huracán se mantiene girando. Solo una persona será capaz de desatarlo y nuevamente el protagonista, soy yo.

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