Siempre intento en idealizar una bella obra, un único escrito, un pensamiento, una emoción que se disfraza y se delata en la materialización de un acto u de una palabra.

Y en cada escrito una parte de mi ser se queda inmortalizado en un verso, en una estrofa que congenia y conquista a un par de ojos claros y oscuros; a una y varias sonrisas, a dos y docenas de corazones.

A veces me refugio en la soledad para adrentarme, descubrirme y diseñar una nueva aventura… ¿Y si no encuentro está aventura? Lo descubro en otros libros, en otras vidas, en otros versos.

Pueden pasar semanas, hasta meses sin que logre desarrollar una historia y a través de la historia un mensaje predecible y relevante…

Pero me he dado cuenta que no puedo forzar la palabra; Sino dejar que la palabra fluya por si sola; Como el agua que emerge en las profundidades de la tierra y que al finalizar busca y crea senderos para poder reposar.

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