Mi estrategia era mirarte. Mirarte hasta aprender cada facción de tu rostro, cada pliegue de tu alma y así en las tardes de ausencias, la poblada soledad se retirara al verte.
Mi estrategia era mirarte. Mirarte hasta aprender cada facción de tu rostro, cada pliegue de tu alma y así en las tardes de ausencias, la poblada soledad se retirara al verte.
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