La caricia del teatro

La caricia del teatro

Ernesto Clemenza

08/01/2018

Amo la quietud antes del acto, cuando comienzas a bajar la luz y tus telas comienzan a alzarse, ese momento de clímax cuando al parecer toda tu magia esta frente a mí, cuando abres tus puertas, cuando el aroma de serenidad y de incertidumbre llena mis cuencas nasales, siento mi corazón con una quietud expectante y listo para ser intrigado con una historia mas… amo posarme y disfrutar, dejando todo atrás, todo fuera de tus murallas en las que me refugio para olvidarme de todo, olvidarme de mi y de mis demonios. Es esa oscuridad tan introspectiva que al acariciar mi espíritu no tiene más que estallar en un terremoto de serenidad la cual invade cada poro hasta dejarme satisfecho, tu sobriedad, tu solemnidad, las músicas que conoces y que me enseñas. Melodías todas ricas, comunicantes, llenas de matices que me invitan a volar, a imaginar que todo se centra en ti y en el espectáculo que nos presentas. Ahora lo entiendo, y como dijo El aragonés errante: «todo lo que en el mundo he amado es una canción, un teatro y a ti.»

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