Lástima que no haya billetes para maniquíes! Me decía mi compañera de vidriera; la que hace poco comenzó a trabajar junto a un grupo de nuevas figuras esbeltas. No saben aún que este cuerpo viejo e inherte para los dueños, con mis miembros gastados y descoloridos, con mi gran experiencia de vender lo mejor, en años de fructuoso crecimiento, con la nobleza de la mejor madera de roble, terminará sus días en el ático.

Le respondí: lo mejor está en tu interior y no necesitas billetes para ser feliz. Descúbrelo!

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