Él ya estaría tomándose un daiquiri en el malecón de la Habana, esperando encontrase con la chica. Se iba a cansar de esperar. Jorge Luis era un proxeneta, sí, pero los celos también existen en ese oficio. Yanet le había ocultado las relaciones con su mejor amigo. Para Jorge Luis la culpable era sólo ella; porque en lugar del amigo hubiera hecho lo mismo. Así que entró con naturalidad en su cuarto y antes de que contestara a su saludo le cortó la yugular con la navaja, allí mismo, tal como estaba, sentada ante el espejo y a medio maquillar.

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