Lástima que no haya billetes para maniquíes, tendré que dejar a Deborah en casa, ella ha sido mi compañia los últimos años , me gustaba llegar a casa y encontrarla sentada en el sofa, siempre tenía la misma expresión, con ella todo era sencillo, el sexo limpio, fácil y diario.

Cuando llegue a mi nuevo trabajo, me instale en la casa y me adapte a la ciudad, buscaré una nueva compañera, que no sea hinchable esta vez, todo se perfecciona y cada vez parecen más reales.

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