Deambulando con paso
lento y parsimonioso, agotada por la vida y la muerte, al borde de la
inconsciencia, camina sin rumbo. En la banca al fondo la esperan:

_ Te ves agotada. Le
menciona la voz que sale de la figura sentada en el banco.

_ No había tenido
tanto trabajo desde hace mucho. Es difícil, ya estoy vieja, necesito
un reemplazo.

Las calles apagadas
por el silencio, inundan la tristeza de aquella pobre alma.

_  Esto no durará para siempre muerte. 

La muerte suspira
lentamente como queriendo regresar un poco de la vida que ha
absorbido. Toma su guadaña y se levanta poco a poco, prosigue su
camino. Desde lejos, en la oscuridad una pequeña luz la observa,
la estima, la aprecia.

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