Encerrados nos encontramos, como ideas en una mente mediocre y monótona, a la espera de un hito que haga de nuestras quimeras realidades. Encerrados por nuestros errores y no girar nuestros ojos para observar nitidamente lo que en realidad es el mundo, no caigamos en lo básico y enfoquemos nuestros sentidos a las infinitudes.

Debemos reiniciar aquellos pensamientos que nos tuvieron por mucho tiempo cegados, mirando solo a las orillas cuando las verdades absolutas se encuentras en los horizontes mas remotos, darnos cuenta de lo inmenso que es este universo, darnos cuenta que la naturaleza esta ahí, y no nos es ajena pero tampoco considerémonos únicos dueños, nos demostró de una manera radical que cuando ella quiere nos la puede arrebatar. ¿No es ya suficiente el daño que le hacemos? que cada vez proliferamos mas en una herida que aun no cicatriza, devoramos sin piedad su hermosura y mutilamos cada una de sus partes para vanidades sociales, cada vez nos enriquecemos de ella pero ella solo recibe mas avaricia nuestra.

Que nos sirva esto pues para de una vez darnos cuenta de como va el mundo, que la fauna no esta solo para ser visitada los fines de semana y tratar de sacar las mejores fotos para aumentar de alguna manera nuestro ego, escuchemos la tenue voz de la naturaleza. Eso es una de las muchísimas lecciones que nos deja este terrible momento.

Ahora mismo todos somos una gran masa que va a resurgir y esperemos que esta vez con gran inclusión e ideas renovadas de quienes somos, tal vez este tiempo no alcance para encontrarnos a nosotros mismos pero por lo menos hallemos pistas para dar con quienes somos y llegar a ver oír y sentir dentro de nosotros. 

Esta pandemia que nos azota nos hace vulnerables a todos ya que nadie es una constelación por si misma que cuando una estrella falta la maravillosa imagen que formamos deja de ser misma que cautivo a las pupilas de las deidades ignotas.

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