Siembra guerras en nombre de la paz,

silencio eterno.

Crea zona para pacificar temores,

contornos, puntos extremos.

Pobre hombre, con carga de otros hombres

a los que no reconoce propios.

Pobre hombre, hambriento de prisiones,

por temor al vuelo.

Libertad.

Canta honores aviles intereses

y destila pasiones materiales,

busca vano y necio,

y nuevamente pobre,

un hito creador que lo ilumine,

mas no ve.

Solo recorre lugares que, tangibles,

son materia y sombra de sí mismo.

Ficción.

Pobre hombre,

solitario y temeroso de castigos propios,

elegíaco y procaz.

Pobre hombre, inconsciente,

neutra vida humana que no logra transitar.

Escupe balas llenas de delirios

y de cierta indignidad.

Hombre pobre.

Que pisa tierra, y semillas,

y come frutos y seres,

y busca cielos, celestes.

Identidad.

Que toca manos inertes,

y mata muertes y vidas,

y sueña sueños conscientes,

en soledad.

Pobre hombre que habita,

pisa, destruye, construye, grita,

todo sin morar.

Pobre hombre, enriquecido de bajeza,

enmohecido de maldad.

Sin heredar.

Maltrata suelos,

destila pesticidas con edad.

Pequeña vida de hombre mortal.

Redobla esfuerzos sin reconocer un futuro,

o un ideal.

Impaciente, vulgo nomás.

Pobre el hombre que no comprende la creación con la edad.

Ni la trasciende.

Pobre hombre sin paz.

Que no vibra en el otro,

reflejo propio de su andar.

Indolente. Insolente.

Marca la herencia con fuego rojo frugal.

Con silencios, muertos.

¿Dónde buscar?

En los hijos de nuestra tierra,

en nuestros hijos,

en la paz creadora,

ahí hay verdad.

Pobre hombre que no despierta,

sólo destruye, punto final.

Humanidad.

Velocidad.

No importa si es fatuo lo que sientes,

debe ser fugaz.

No importa qué te lleva al sentimiento,

no importa más.

Si es una sensación efímera, mejor,

así pasa como el viento,

y roza,

sin quedarse a conocer tu piel.

Si es un suspiro que te mira intermitente

y nunca alcanzas a ver,

con la ceguera justa que impone un mundo líquido,

eso está bien.

Siempre sometido al apenas.

Un apenas que no te deje penando,

que no comprometa tu liviandad.

Velocidad.

Porque si alguna vez te detienes,

y miras, y ves, y fluyes, y encuentras…

yflota una mariposa en tu cuerpo,

adentrándose en zonaspropias,

dejará de protegerte el cancerbero,

celosoe inaccesible,

y entonces la sorpresa coloreada de sol podrá tocarte.

Para que vueles,

eterno y potenciado, reconociendo al otro.

Para aquietar el latido pernicioso y constante que aturde,

y oirás,

entre sueños por primera vez soñados,

tu propia voz.

Natura como madre,

cuidará tu suerte,

y el silencio hará paso a la paz.

Serás el hombre, entonces,

que rescate,

a cada hombre nacido por amor

y flotará el tiempo,

y podrás parar.

Aeternitas cuidando tu espalda milagrosa,

tras azules cielos,

planeando un solo nombre que nombra.

Humanidad.

La cabeza está girando en espiral,

trompo esquivo y displicente,

el pensar no duele pero piensa,

mientras gira también.

Porque en el seso propio y en la propia sien,

que rota turbia,

madura y desespera la conciencia.

La mirada vuelve sin cesar,

al aprendizaje formal de la memoria,

mientras, el sentir desprende aromas en cairel,

y desborda.

Un silencio quiere pronunciar,

por vez primera una voz suya,

y es muy difícil despertar,

duerme la historia propia en esa identidad ajena.

Una verdad suena universal,

pero conozco su veracidad,

la verdad tiene condena.

Porque está el yo que piensa,

y gira, y se estremece,

como hoguera,

es el mismo yo auténtico pero volátil,

simbólico.

Y que es una voz, en un silencio,

un trompo colorido y demencial que no perdona;

Y es conciencia,

y palabra, y memoria histórica

Y en el sol es un inca arrepentido y su gloria,

otra vez silencio.

Hombre y Dios.

Humanas reflexiones que no cesan

y en el toscano viento que nos mece,

la ola promotora de una historia

se hace tsunami de momentos,

de romanos sentimientos

y de sutiles perfiles greco mundanos

Porque el sitio no es solo una tríada pasada,

El sitio es un planeta que devasta la avaricia,

brutal inconsciencia,

y la propia e individualista vida.

Una tierra que es proceso y es pasado,

que propone y nos grita que ya es mucho,

que ya basta de guerras y de ritos

que suspiremos fuego y soplemos agua,

que basta ya, que basta.

Humanidad.

Displicente y crédulos,

sintiendo eternidad

cuando cada vez menos eternos somos.

Porque el tiempo no es uno,

Porque somos tiempo, en el mismo instante

nosotros y los otros, uno.

Atila, y Hitler, uno.

Churchill y Reagan, uno.

Mao Tsé y Gandhi, uno.

Mandela, y Francisco, uno.

Y el otro es uno.

Humanidad.

Herencia.

Verdad.

En espejo las ruinas, laberintos de mar,

en espejo las obras, cotidianas sin paz.

Círculos y sueños,

el otro somos,

y otra vez giramos, tic tac.

Tiempo en compases de tangos y pasiones,

en el rock de Jagger, que es uno más.

Jesús y Simón Peres , uno.

Hume y Perez Esquivel, uno.

Borges y Joyce, uno.

Tiempo anecdótico y procaz, posible al fin.

Vulgarmente marcado en horas,

minutos, segundos, que no miden nada.

Porque la suerte es tiempo que gira,

sin pasar.

En la estática épica de la historia que raya con la paz.

Raya y no la logra.

Humanidad.

El ojo de Said, civilizando barbarie.

India de Dickens y de otros.

La tortura de sueños coloniza.

Y la paz se hace racimo en sangre,

Ensangrentados.

Un inglés, un ruso y un eslavo,

es otro portugués, otro español, otro peruano.

El maya es un mongol arremangado.

Y la cortina de la catarata es sangre de todos,

Corriendo acaudalada,

en un tiempo que gira

Y nos abruma,

por la suerte de ser, colonizado.

Porque se produce el mestizaje,

que nos hace hombres hermanados,

mitad indios, mitad árabes o coyas,

Hombres de piel mestiza, humanizados.

Y la palabra tiempo vuelve siempre,

a recorrer presentes y pasados.

Letras en idiomas intangibles,

sin querer seleccionados.

Inglés es español y es chino y es francés.

Ruso es hindú y es alemán y es italiano.

El abrazo es un idioma universal, hermano.

Y la voz es la misma cuando canta,

Cuando grita, cuando calla.

La voz no tiene tiempo,

es suspiro acompasado.

Y voz tiene el indio y el tehuelche

y el hombre moderno

y el chino mandarín acurrucado.

Y tiene música en su voz el brasilero,

el ciudadano de Angola y el paisano.

El gaucho argentino y el hebreo,

que milita por un dios humanizado.

Y el que a Alá llama, arrodillado.

Y las voces, si se igualan, hacen música.

Orquesta celestial,

armonizada,

voces del mundo

pacificando guerras,

sin líderes remotos,

con los sueños vivos, presentes y pasados.

La herencia a cuesta, y sin piedad,

asegurando identidad, los genes heredados.

Herencia.

Humanidad.

Velocidad.

Tiempo.

Materia.

Molinos de vientos,

que Quijote no ha volteado.

Y que en pausas constantes de violencia mortal

los seres invisibles que manejan la historia

con hilos de guerra sostienen en pie.

Bizancios modernos perlados de sombras

azhares deIzmir que aroman la sien.

Un dorado ejército de niños muriendo,

por el sueño avaro del fulano aquél,

y en laberinto que ciñe los siglos,

un niño nacido en Jerusalén,

purga lo pecado, y nos reconcilia,

con la misma idea de hacernos el bien.

Cimientos que estallan,

patriarcas que duermen,

y en la metafísica que crea un réquiem,

la conciencia vuelva para darnos vida,

antorcha que brilla cual amanecer.

Un silencio esquivo, que se hace bullicio

piando palomas de picos en flor,

el niño y su llanto de pureza extrema,

no alcanza a cubrir tanta decepción.

Hombres. Ciudadanos.

Herederos. Humanos.

Guerras. Voluntad.

Terrorismo. Cruzadas.

Patria. Humanidad.

No nos olvidemos que el tiempo no es tiempo,

Que somos el otro.

Circularidad.

Un rubí caliente,

de sangre azotada,

me toma la mano de tanto pecar.

Y la estrella asoma, impía, arriesgada.

Intenta de nuevo Belén alumbrar.

Vamos hombre hermano,

Vamos por la vida,

por la pertenencia

Por la pacha mama,

por la libertad.

Vamos por la historia,

sintiendo la sangre de la humanidad,

con estrechos tiempos, o instantes eternos,

pero siempre tiempo, tiempo circular.

Vamos por la vida, por la trascendencia.

Dejemos herencia, herencia de paz.

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