Algarabía del asombro

Algarabía del asombro

Federica Rogeles

02/03/2018

Algarabía se escuchaba por todas partes, pensaba que cuando la gente está feliz tiene la costumbre de gritar y hacer mucho ruido. Se sentía segura caminando tomada de la mano de su abuela en una calle del pueblo teñida de gente en noche festiva, a cada lado de la calle una hilera casas de bahareque y esterilla, típicas casas de pueblo empañetadas con cagajón y pintadas con cal blanca o rosada. Olía a humo, y había humo por doquier, humo que desprendían los fogones ardientes vendiendo mazorca, alrededor de los que se escuchaban a coro con «mucha mantequilla y sal». Sus pequeños ojos saltones miraban con asombro tantas cosas que no entendía pero que no quería dejar de mirar, tiendas con mostradores en madera verde donde se reunían muchos hombres con botellas en la mano, risas y conversaciones indescifrables, recuerda estar observando algo fijamente, le llamó mucho la atención ver que en los postes había mucho pasto enredado en los cables de luz, cómo era posible que llegara tan alto.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS