Las cartas que nunca leerás

Las cartas que nunca leerás

Maldita tu voz, tu olor y tu piel. Maldita tu ancha espalda (donde ahora sé que te gusta recibir besos) malditos los días que estuvimos juntos, malditos en los que no. Malditos todos los te amo que me dijiste, más los que callaste. Maldita tu madre y tú padre machista. Maldita la forma en la que me mirabas. Malditas las llamadas en la madrugada cuando estabas ebrio, maldita tu música, tu ropa, tus cafés. Maldito tu arte por ser bueno. Maldita tu novia que alguna vez fue mi amiga. Malditos los días fríos que pasábamos en tu cama abrazados. Maldito el miedo que te tenía. Maldito el día que te pedí que te fueras y que lo hiciste (cariño, cuando una mujer dice vete es lo último que debes hacer” maldita tu violencia y tú forma de hacerme sentir menos. Te fuiste y nada volverá a ser lo que era, tardará en pasar el dolor, pero en algún momento lo hará y bendito el tiempo que se encargará de eso

Ojalá pudiera decirte que eres solo una persona que paso en mi vida nada más, que después de ti siguieron muchos, que después de que te fuiste no llore un solo día, que ya no me duele al escuchar nuestra canción, que puedo verte con alguien más y no sentir nada, que me da gusto que estés bien, pero la verdad amor mío es que odio que seas feliz, odio que te engañes a ti mismo sonriendo para fotos de redes sociales y siendo lo que juraste nunca ser. Cariño, quiero que seas feliz, quiero que encuentres esa paz y gozo que yo no puedo, juro que te deseo que seas feliz, pero no así, no siendo algo que tú no eres, si vas a ser feliz quiero que lo seas con una persona a tu altura, capaz de ser hermosa interiormente y no solo en fotografías quiero que seas feliz con alguien tan loca para poder atreverse a amarte (y vaya que necesita estar loca para estar contigo) quiero que seas feliz con tu arte, quiero que hagas lo que te gusta y no lo que esperan de ti, aunque no sea conmigo quiero que seas feliz.

Hoy he decidido escribirte aun que se que no lo leerás y está bien, no quiero que sepas que estoy sufriendo, quiero que sigas teniéndome en tu mente como la mujer fuerte, independiente y fría que siempre aparente ser contigo, por eso que te escribo, siempre lo guarde en mi cabeza y en mi corazón, nunca dije nada hasta hoy que no puedo más. Hoy soy la persona que jure nunca ser, la chica histérica que te encuentra en una canción, una película, un olor o incluso a mitad de una risa.

Fuimos mucho o no fuimos nada, eso no lo sé, pero lo que, si se es que no volveré a sentirme así otra vez, está bien, la verdad es que no quiero.

“Lo malo de morir de amor es que no te mueres” dice Sabina, creo que hoy yo no muero de amor, muero de realidad.

Agradezco que intentaras quererme, sé que no soy fácil; Fuiste la persona incorrecta en el momento correcto. También me equivoque, también dije cosas de las que me arrepiento, lamento las peleas, las mentiras, las veces en las que te abrace cuando lo único que querías era espacio, lamento dedicarte canciones que no te gustaban, perdón por ver un futuro juntos y hacer planes, perdón por todas las veces que sentí que te amaba y no lo dije. Perdón por mi mala elección de películas que te hice ver, perdón por alcoholizarme (se lo mucho que te molesta) perdón por amarte tanto y no medir las consecuencias.

Te escribo, aunque probablemente no lo leerás, pero tenía que decirte que te extraño, te necesito los sábados por la noche cuando voy al bar donde te conocí y no te veo, te necesito los domingos cuando duele más la vida, te necesito cuando quiero hacer el amor y no el sexo, te necesito cuando me preguntan cómo estoy y la verdad es que estoy sin ti.

Aún sigo esperando tu llamada a las 2 am (tal vez algo ebrio) diciendo que me amas y me extrañas, que no puedes vivir sin mi… esa llamada jamás llega.

Algo me falta, algo busco y no encuentro.

Ya me enamore del mismísimo satanás en un bar, “El bar”, me enamore de un maestro que me enseño de la vida, a coger y un poco de historia universal, me enamore de un asesino, no en sentido figurado, en verdad lo era, me enamore de alguien muy bueno y aburrido, me enamore de un escritor (José de la Serna obviamente), me enamore de la vida y también quise deshacerme de ella, me enamore de Dios y también lo odie, me enamore del tabaco y lo deje, me enamore del alcohol y permanezco en él.

Ya me casé y me divorcie, ya tuve hijos y también no los tuve, ya me enamoré varias veces y también me rompieron el corazón, ya consumí drogas, ya hice el amor y el sexo, ya estudie y trabaje, ya fui hija de mi madre y de mi padre, ya dije te amo y luego me arrepentí, ya de odie y te maldije mil veces, ya me escape de madrugada, ya fui a misa, disfrute un buen café, un buen libro, ya llore y me decepcione. Quiero encontrar al amor de mi vida, quiero amarlo mucho y llorarle aún más.

Llegue a la conclusión de que solo nos sentiremos completos cuando encontremos a “esa persona” porque a nosotros no nos hace falta algo, nos hace falta alguien.

Nuestra alma es un rompecabezas y cada pieza es una persona que llega a enseñarte algo, cuando aprendiste lo suficiente se van y dejan su pieza y de eso estamos conformados.

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