Gene observó la soga colgada al centro de la sala. Sonrió, mientras pensaba, de manera irónica, que morir colgado era la manera menos tecnológica de hacerlo para alguien que durante más del 50% de su vida había vivido solamente en una computadora; dentro de una hora y media –tiempo decidido por él- su cuerpo flotaría alejado de todos los bits y bytes.

En esta hora y media que faltaba había decidido seguir con su vida normal, en la computadora que está a su izquierda platicaba normalmente con su novia virtual y amigos de Facebook, tenía alrededor de 1200 amigos, de los cuales solamente conocía a dos o tres de manera real; a mano derecha, platicaba en los canales #IRC de Linux con sus amigos hackers. En Facebook era conocido como GeneTheBig y en la comunidad hacker era legendario como LIX00MAX, ambos mundos eran virtuales y no se conectaban entre sí.

Mientras transcurría la hora y media, sus pensamientos volaron 12 años atrás cuando su padre le regaló su primera computadora, a la cual le cambió sistema operativo a Linux a los tres meses de tenerla; dos años después era un programador y hacker  autodidacta conocido por su ayuda en la formulación del protocolo RSS. Recordó, mientras ordenaba una pizza en línea, cuando descubrió la fundación del software libre- y a Richard Stallman- y su posterior ciberactivismo en cruzadas contra el cierre de sitios de descargas, propiedad intelectual y la defensa de Julian Assange. Todo eso era parte de lo que lo había llevado a la presión que sentía actualmente, las autoridades lo acusaban de haber publicado miles de documentos que tenían registro de propiedad intelectual y reclamaban una indemnización de más de dos millones de dólares o la posibilidad de una condena de 5 años de cárcel y no tocar ninguna computadora en los próximos diez,  hubiese preferido no pagar –además no tenía ese dinero, a pesar de sus buenos ingresos determinando fallas de seguridad- pero diez años sin computadoras sería imposible.

Hablaba con su novia virtual sobre la posibilidad de conocerse y además mencionaba las últimas fallas de seguridad encontradas en el kernel de Linux a sus amigos, mientras tanto miraba insistentemente el reloj esperando que la pizza llegara antes de su plazo fatal, pensando que es lo malo del mundo en donde te ofrecen algo, para media hora o para toda la vida, pudiendo no cumplirte.

A los cinco minutos llegó su pizza, la cual salió a recoger y la tomó sin dar las gracias al repartidor. Se comió tres pedazos mientras reía de las cosas que la gente postea en su muro, no se imagina como se puede perder el tiempo en esas banalidades. Leyó el último comunicado de Vendetta, la organización pro libertades en la red, y mandó un par de observaciones sobre lo que decía.

En ese instante recordó que, antes de morir, mandaría una carta a la institución que lo había demandado explicando el porqué publicó esos escritos y reiterando su firme creencia en el conocimiento científico libre y publicado en la Red; pensó, con un rictus de amargura, que esa fe lo tenía ahora con el firme propósito de morir.

Cuando faltaban 15 minutos para el plazo dudó un poco,  pero sacudió su cabeza y mejor pensó en todos los buenos momentos vividos; a sus 25 años era un hacker respetado,  con muchos amigos en las redes sociales y solamente dos en la vida real. En su vida solamente había asistido a dos fiestas y de nada sirvió, porque pasó toda la velada en su smartphone platicando; no se sentía bien con la gente hablando sobre ropa, artistas, deportes o cualquiera de esos temas… bueno, si era en Facebook si podía hablar de ello.

A falta de cinco minutos pensó en un detalle que no había pensado, qué pasaría con todos sus equipos: dos servidores Web, tres estaciones de trabajo, dos impresores, cuatro monitores LED, un GPS. Sabía que los datos serían borrados al correr una secuencia de comandos y todo su trabajo se lo enviaba periódicamente a un amigo hacker en Finlandia; pero ¿qué pasaría con el hardware?, ¿adónde iría a parar?, por primera vez no tuvo una respuesta y lloró, algo que no recordaba cuando había sido la última vez.

Luego de esto vio la hora en un monitor y dijo: “Llegó el momento”. Puso un script a correr con el cual borró todos los datos de sus equipos, la memoria de sus últimos 10 años y, mientras los datos eran borrados se levantó, caminó hacia la soga y con tristeza, de reojo, veía como los datos iban siendo borrados; su vida siendo borrada en el preciso instante de sentir la cuerda áspera en su cuello mientras subía a una silla, espero que el último dato fuera borrado y que los equipos se apagasen y saltó.

Un año después de su muerte era un hombre muy recordado, objeto de artículos en muchas revistas, se pregonaban todas sus contribuciones al mundo de la tecnología y se trataba de entender su muerte, las presiones sufridas desde los lobbies políticos y su suicidio. Gene dejo de ser el hacker solitario, encerrado en sus computadoras y paso  a ser la portada de muchas revistas, algo que quizá nunca habría querido. En los canales #IRC su nombre fue una leyenda, un nuevo miembro de la comunidad se los recordaba; por sus aportes, por su activismo… era un chico de dieciséis, cuyo lema era “LIX00MAX eres libre, eres código”.

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