A luna, estrellas y nubes. Supo mi primer beso.

A luna, estrellas y nubes. Supo mi primer beso.

Tendría aproximadamente 14 años  y mi corazón hace algunos días latía de diferente manera, cada vez que la miraba unas maripositas se depositaban en mi estómago y mi boca ensalivaba como querer acercarse a ella, pero  para algo más que jugar, desde hace un tiempo intuía que el juego se diluía conviertiéndose en excusa.

Y es entonces cuando charlando y charlando, nos fuimos alejando del resto. Mis ojos se fusionaron con los suyos y mis piernas flotaban llevados por esa maravillosa luz azul que desprendia de sus pupilas. Y de repente en la parte mas inclinada de la cuesta , en donde la vista de mi pueblo es más completa.  Ocurrió.

Se detuvo y poco a poco sus ojos se acercaban más y más a mi, con la timidez que me caracterizaba bajé un pelín mi frente y me encontré con sus labios carnosos, dulces y tiernos. Mi corazón se aceleró y mis manos temblaban. Ella me las sujetó y me abrazó. Poco a poco empezé a mover mis labios de una forma torpe y con  los ojos cerrados pude apreciar todo tipo de colores maravillosos, pude ver y sentir esa virgen sensación. Y es entonces cuando una explosión de endorfinas  y diversas sustancias químicas relacionadas con el amor que incluso aún están por descubrir, inundaron ese instante, ese momento . Y en el fui consciente que quería quedarme toda la vida sintiendo esa maravilla.

Su aroma, se fundió con el mío y sentí una fusión entre ambos que me hizo estremecer. Poco a poco ese tierno roce se prolongó y conocimos nuestras lenguas curiosas de explorar como si fueran las manos del alma . Ya no había físico , ya no había cuerpos . Eramos la pura manifestación del amor  envuelto en inocencia y por primera vez sentí en ese instante que el «Universo», «Dios», «La fuente», se manifestaba ante mí con sus mejores galas. 

Cuando las lenguas y labios entendieron que habían de alejarse, poco a poco nuestros ojos se volvieron a observar, pero ya no éramos los mismos. Esas miradas se acababan de comprometer a lo que le da sentido a nuestra existencia , al amor , al más puro amor de todos. Ese que te engancha, que te protege, te busca. Es una luz maravillosa que aún la llevo conmigo y procuro que brille, aunque a veces se vuelva opaca, trato de limpiarla para seguir iliminándome e iluminando a los demás. 

Ese beso fue la chispa que encendió el fuego de mi amor incondicional a todos los seres y a darme cuenta de que no hace falta buscar milagros pues ya somos en sí uno fundidos en el todo.

La chica, mi primer amor, siguió su camino y yo el mío. No obstante con la perspectiva del tiempo, ambos nos quedamos impregnados de algo tan maravilloso que cada día que pasa somos mas conscientes de él y que en el fondo vamos buscando. Esa primera sensación, de pureza, amor e inocencia a la que regresaremos.

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