Me encontré en aquel inmenso bazar rodeada de alfombras y lámparas. Junto a cinco adolescentes en su primer viaje sin adultos, caminábamos sin rumbo por aquel mundo de las mil y una noches. La atmósfera allí dentro se concentraba en el olfato: olores entremezclados a menta, cuero, café y lana. Un hombrecito con bigote nos atrajo hasta una pequeña tienda, envuelta en alfombras y todo tipo de artículos dorados y lacados. Sin mediar palabra, el pequeño hombre nos ofreció unos vasitos de un aromático té a la menta sobre una bandejita de plata. Cada uno cogió su vaso labrado y dio un sorbo a la sabrosa y evocadora infusión. De pronto, de detrás de una alfombra colgada salió un joven casi de nuestra edad. Con unos poderosos ojos oscuros me miró fijamente y alargó su mano sin decir nada. Sin saber por qué, le di la mía. Me colocó entre los dedos un anillo de oro del sultán. Era una alianza de tres aros que encajaban a la perfección como un puzle. Después de comprobar cómo se deslizaba sin problema sobre mi dedo anular, el joven de ojos oscuros lo volvió a sacar. Deshizo el anillo con manos hábiles y me lo puso de nuevo en la palma de la mano. 
—Si eres capaz de volver a encajarlo, te iré a buscar —me dijo serio sin pestañear.
Mis amigos se rieron y yo enrojecí. El chico insistió y me dio el anillo en una bolsita de plástico. Yo lo guardé en el bolsillo de mi cazadora vaquera. Seguimos husmeando en la tienda y me decidí finalmente por un precioso cofre nacarado forrado en terciopelo rojo con un cierre labrado.
Salimos de la tienda, con la menta aún resonando en nuestro paladar, y yo fui palpando todo el camino hasta el hotel el anillo deshecho que llevaba en el bolsillo.
Al llegar a la habitación que compartía con mi amiga, saqué la bolsita de la cazadora y la puse sobre la cama. Cuando la abrí, el anillo cayó perfectamente encajado sobre el colchón.
Esa tarde, mientras estaba con mis cinco amigos en la elegante cafetería de un hotel cercano, levanté la vista del fondo de la taza y vi entre los posos de aquel café turco los intensos ojos negros del chico de la tienda de alfombras.

Tu puntuación:

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS