Durante años hombre fornido te he visto envejecer construyendo tu hogar, batir el cemento y colocar en cada peldaño los ladrillos sobre los cimientos, en tu rostro las gotas de sudor parecen advertirte entre el cansancio y una que otras lágrimas, que no has de culminar la obra que con esfuerzo entre los días más ávidos de sol te trazaste. Igual que tú me hubiera imaginado mirar la luna abrazando mis rodillas desde la ventana, esperando un último suspiro. En tus pasos cansados te confundes con los transeúntes que sin dirigirte la mirada y corroborar tu presencia te hacen correr el riesgo de algún tropiezo. Con tu morral a cuestas polvoriento, los Jean arremangados y en mocasines, te sacudes la camisa de líneas horizontales ya manchada y desgastada por gran labor que ejecutas. Hogar que ha mitad de ejecución no le has dado buen término. ¿Dime el motivo? Tus compañeros de labor dicen que es debido al material que intentando adquirir no te alcanza y la edad con las facturas que trae, te impide valerte de otro empleo para adquirir dichos materiales. La desesperación por culminar es comprensible, nada es mejor que aquello que construiste por tus esfuerzos, razones para elogiarte más cuando buscando los conocimientos ayudaste a otros a construir la suya sin importar cuanto te retribuyeran… Ayer en la tarde me comentaron de ti, y te busqué, me conseguí con que una infección en los pulmones por silicosis te permitió acelerar el atardecer de tu vida. Es natural que los valientes padezcan en soledad muchas calamidades y ni si quiera muestren alguna queja o debilidad… Así eras para ganarte el sustento viejo albañil. No todos tienen la misma suerte. Mayor prueba de ello es el mundo de las dificultades a la que como vos otros se enfrentan, con la dignidad y entereza aceptan el reto de sus vidas. Importancia de luchar, aunque no se llegue a ningún lugar. ¿Cuántos viven nadando para morir en la orilla? ¿Cuántos viven buscando el éxito, convirtiéndolo en una meta inalcanzable? El éxito se vive en lo que se ama hacer, y como el albañil algún motivo de sonrisa fue culminar otras viviendas y concebir la propia. Así también los buenos escritores se aprecian más después de muchos años. Muchos no llegan a saber la dicha de quienes lo leen, por haber partido. No es una carrera solo es un paseo. Sin dudas nos queda de reflexión que el esfuerzo es la única razón de nuestro paso por el mundo, que sin estar inerte obliga a todos a una lucha acérrima por permanecer, y eso lo es todo, para quienes cuentan con sus propias fuerzas. Muchas veces se padece la miseria en el ser (la naturaleza hecha sujeto), por la necesidad que es el único imperativo que arrincona nuestros ideales postergando en la cima las aspiraciones. Son tantos los que han heredado la fortuna, de sus antepasados, que acondicionados por la intriga lograron conservar bienes materiales a su estirpe. Más ninguno de ellos logrará entender el verdadero significado del vivir, del luchar por el bocado que amerita su espíritu para dar parte de la creación. El trabajador si lo conoce, cual albañil construye sin casa, padece la ironía de ser sometido por el beneficio de su propia mano. El trabajo no es solo adquirir voluntades para el provecho de quien nos emplea, es ganarse una parte de nosotros mismos, del cuanto valemos para alzarnos en las alturas. La nada no puede arrebatar a la consciencia de la experiencia de nuestro valor en la sociedad, sin la aplicación de hombres y mujeres no existiría civilización humana posible. La historia solo sería vagancia a tal punto, que de la edad de piedra no se hubiese avanzado, ninguna de las grandes empresas de nuestra especie se habrían logrado. No existirían eruditos ni grandes obras, no habría ciencia ni técnica, algunos conocimientos empíricos tendrían parte en el arte de la inmediatez ante los problemas que suponen la naturaleza para asegurar los víveres. La realidad no puede degradar el trabajo, así como era visto en la edad media, como algo oneroso y repulsivo, mejor dicho repugnante para quienes solo han administrado ese bien. Se es libre con el trabajo y el estudio, cuando ambas cosas nos llevan a mejorar nuestra vida y nuestros conocimientos. Es bien sabido por todas las sociedades. No imagináis el gusto y el placer de alimentarte y vestirte diariamente producto de un esfuerzo que nace de ti. En el que la experiencia y la relación con los demás han permitido perfeccionar los métodos. Por eso la muerte, el fin de forma tajante jamás podrá arrebatar la satisfacción del deber. Intentamos tener muchas opciones para emplearnos, buscando en ellas, la que mejor se inclina a nuestra vocación, pues en caso contrario, sentiremos el tedio y disminuiremos nuestra salud y buen humor. El albañil es un ejemplo concreto, quizás no era lo que amaba, aun siendo su sueño construir una vivienda, porque de tal manera, intentamos permanecer alegres, por conservar eso que contenta el corazón. El mundo actual no acepta ninguna opinión, no escatima en preguntar que trabajo gusta o cual puedes elegir. Cada día las opciones disminuyen para los trabajadores no calificados o sin experiencia, por tanto todas las opciones deben ser aprovechadas. Subsistir y contemplar nuestras vidas es lo mas importante, siempre se puede ser valioso, sin esperar nada de condescendencia de los demás. Laborar implica esa madurez, el encaminar nuestras acciones, en la consecución de nuestras prioridades mas importantes, adaptarse a los cambios permaneciendo principalmente fuertes y erguidos, porque constantemente hay oportunidades, además de esperanza para mejorar, siempre podemos aligerar las cargas y comenzar de nuevo, sin perder el horizonte que nos trazamos alguna vez, ya que, en el mundo laboral estamos solos, contamos nada mas con la salud y nuestros talentos, hay otros iguales a nosotros y aprendemos de ellos, posiblemente adivinando que no hay ningún fracaso para quien hace el intento, y es aquí que sabemos: ¡ Que realmente estamos vivos!

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