Antes, el murmullo de los familiares que hacía mucho no veía era el brillo de las noches de grillos y fiesta. Los primos y hermanos correteaban, se caían, lloraban y volvían a correr con una felicidad que no recordaba.

Pronto dejó de brillar en los ojos de mis padres y tíos la navidad, algo les faltaba, algo que quedó en esas noches eternas.

Ahora, igual que las ramas de un árbol se alejan del tronco, el tiempo nos lleva hacia un follaje diferente y más claro siento las estrellas.

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