Llegaba tarde y apurado para el taller de Comercio Exterior, entro y me siento al lado de una joven guapísima. El profesor nos daba la bienvenida al taller de escritura. —»Me equivoqué de aula»— pensé. Hice el primer ejercicio con mi nueva compañera, y me dijo su nombre: Gabriela. Escribimos juntos ensayos, poemas y la novela de amor más larga: formamos una feliz familia, tenemos dos hijos y seguimos escribiéndonos pequeños relatos. ¿Y el taller de Comercio Exterior? ¡Lo hice en otro horario!.

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