Y le deseaba, muda, despierta…

…no llegaría jamás.

Pero aquel agujero aguardaba con afán, y cuál sería su oración pasajera en reminiscencias angostas.

Era un charco barrial, y con gusanos, como temblor en mis manos.

Y su voz tan aclaradora como el bullicio de estos años.

El olor putrefacto de sus entrañas me pervertía el alma.

Era necesario…pero ausente, como aquella noche tempestuosa que arrulla con garras abrumadoras.

Me falta, cuan aliento pestilente en las mañanas.

Es tan bella… como la deliciosa materia fecal.

Fascinante como llorar.

Y el acompañamiento venidero, inaguantable cuando le pretendí amar.

¡Pero amor! ¿Acaso le amaba, o era un deseo de afán?

Era tan hermosa, pero no más que la fealdad…y los extremos casi rítmicos…le buscaba entre la orina caliente que examina mi vientre.

Y la sudoración de mis axilas me traía su saliva.

Tan perfumada como mi desnutrición al mirarla.

Observe aquellas pupilas naranja, en la creación subterránea que diluía al abrazarla.

Le busque con tranquilidad fatigada, caminé acostada en ésta cama blanda de cinceles y metrallas.

Al voltear éste cuerpo, me acariciaban sus alfileres, y me besaban los vidrios rotos de su boca ausente.

Pero…permanecí con los ojos abiertos observando que soñaban.

Y el ácido de aquellas lágrimas refrescaba mi duelo.

¡Qué bello invierno que vierte su hielo en éstas cienes perturbadas!

Celebraba mis gritos fantasiosos, y le odiaba con esa pasión infinita de matarle con puñales labiados.

Ojeando ésta carne descompuesta recordaba caricias prestadas.

Chirriaba su voz melodiosa en éstos oídos rotos.

Rozaba sus pieles en éste aire atiborrado sin deseos carnales.

…Pero cuál adoración pretende…

Y esa misma tumba cubierta en tierra seca me impregno su silueta, reposaban claveles difuntos de olor ciego, igual que este cuerpo sin cuerpo…después de probar vomito en su cuello.

Su mirada no era fácil de hallar, y sin buscar pude verla, dos cerezas cubiertas en moho decoraban el semblante.

Tan bella…pero no más que aquel grisáceo y abandonado basurero que tiene aroma propio, y hasta flores aladas que comen la carroña en suspiros.

…Cómo podía comparar la belleza de una lagaña con su risa extraña.

No…no, no, mil negaciones a considerar que es más bello el sol, que aquel ardor en sus rincones.

Cómo olvidar sus agradables púas rasgando mis mejillas.

…o su fiel rechazo que me atraía, o su dulzura más amarga que el azúcar.

Jamás cambiaría su ausencia por un abrazo, o las horas echada recitando poesías.

Y fueron sus niñas inhumanas que a patadas me estrellaron contra la tierra.

Y que ignorante fuera, si no me amarrara a ella.

!Pero que bella…lo es tanto que la soledad le queda pequeña¡

Su cuerpo la caldera en que posaré mis restos.

Me infiltre en la fosa de su corazón aciago, y cantando le mente mi ensoñación.

Pero es tan bella…como el mismo dolor, el de quemar tus palmas con cuero fértil.

Y si pudiese, le pariría mil hijos en el vientre.

Serian acaso como ella, o como ésta luna incomprendida.

Y me atrajo su voz carnicera, y esos besos de alcanfor.

…el especifico derramado en su regazo fascinante, por el cual contraigo mis antojos frescos.

Y es más bella que la muerte, pero no más que el mismo cementerio, ni incomparable al morado ataúd.

…Y en la feliz desesperación aguardaré… mientras masturbo mis ansias de encontrarle en aquel día soleado que cegará la belleza que me repetía.

No cambiaría el afán de poseerla por su torpe silueta envejecida.

Y jamás dejaría de tenerla aun cuando exista un jardín, o esa música que estropea mis sentidos incultos.

Es tan fácil de hallar…

Está en mi alegre oscuridad, en la satisfecha soledad, en los besos extraviados, en las caricias vacías, en el cuerpo promiscuo, en la sal de sus labios, en el olor nauseabundo, en la misma alcantarilla…

…en un insecto esparramado de una bota, en el cólico que no me agota, en la exquisita carroña, en la frescura de una gota…en el insomnio, el desasosiego, en un insulto…

Le puedo ver…de mil formas, porque es bella y eso me transporta…

Es tan hermosa…pero no se le aproxima a la tortura.

Ni siquiera a la magia de una arruga, ni al sabor de un cigarro amargo que me agobia.

Es tan bella como la tristeza que me busca.

Lo es…y le quiero siempre, y es fácil de encontrar, solita viene…

Es fácil de ver…en la sangre derramada, en el dolor ajeno, en el temor de la inmensidad.

Me hace falta…y le puedo encontrar en las suaves tripas desperdiciadas al mareo del alcohol.

En la juventud que calladamente me abandona.

Está siempre…en todo lugar…por eso no me falta…

Esta aquí…en el poema que olvide, o la caricia que no escribí, en el beso que no pude negar, en las mismas ganas de amar.

Y es amor…y es fealdad, es frio a la vez, es remordimiento tal vez.

Esta aquí…y le puedo ver…pero más aún, la puedo palpar.

En esta ansiedad sin freno, en la hora que le espere y no llego, en mi conducta inútil, en mi fe.

Está presente en esta herida.

Y no sé…sería una delicia que entierre las uñas y terminé de doler…

Pero me gusta…

Y no la cambiaría por amanecer, mucho menos por reír.

Es bella…y me gusta…

Es perversa y me disfruta.

Y le puedo ver, en la descomposición de mi alma que muestra su delicadeza al buscarla…

Pero no hay por qué…siempre llega…

¡O jamás se va!

Se concentra, me absorbe completa, es ella…tan tierna como los clavos de Jesús.

Y le puedo sentir cuando tengo sed.

Y lo es…es más tersa que la guajira cuarteada.

Pero no se le compara con la muerte temprana.

Y no le cambiaría…ni por el mismo mañana.

Y está aquí… en la borrachera completa, en la ojera de una huerta, en el oído, más en la cera.

En el mugre que me percude, es más en el mugre que no me deja, que me fastidia y me alimenta.

Está en aquellos pasos que perdí, en los caminos que no busque.

Está aquí, y eso me encanta, está en los mocos, en la boca, en mi trasero sucio, en mi sexo en maraña, en el clítoris, en los labios…

Está siempre…está aquí, en mis tetas, en mi espalda revuelta.

Está en mi frustración perfecta, en el orgasmo vacío, en un pedo volátil.

Está…está en todas partes.

Y no le cambiará por nadie.

Ni por una rosa.

Es tan bella y gloriosa, como agonizar sola, como no tener horas.

Y su hedor…incomparable al de cadáver descuartizado en tortura, y tirado al lado del rio que le canta inocente.

No le cambiaría…ni por nacer de nuevo.

Me excita…me excita su frigidez, el desgarbado estuche que posee.

Y es grande…pero no más que vivir para terminar en el túnel.

Daría mi saludo al ángel infernal para que no me aleje de ella…

Y es bella…

Pero no más que la destrucción, no tiene comparación…es bella pero no se compara a una relajante pesadilla.

Y lo es…y es ella…y no cambia…por eso quiero tenerla.

Y lo hago…la poseo en su ausencia, y la humillo con abrazos, y la alejo con caricias…y busco que me odie en mi flaqueza.

Y la tengo, aunque no venga, le declaro mi amor malsano, y lo hago para que se aleje.

Por eso siempre la tengo…porque no viene…

Y le veo en la perturbación, y la comparo con una pena, y es bella…lo es.

Es tan dulce como el raticida, y no le cambiaría por la luz de un día.

Me gusta cuando me cobija su barro…y su risa postiza…

Y trato caer en su pecho ingrato cuan parafina calcinada, y aterrizo sin comprender nada.

Me gusta…y eso me ata.

Me hace que sienta y no le cambiaría porque soñara.

Todo me la recuerda… hasta la ceguera, y su lengua bendita que me taja cuan cuchilla…

Pero no la cambio por una caricia.

La sueño en la morgue acostadita…

Tan bella, tan tibia, y le acompaño, y me agrada su daño…

Me mata y me gusta… es bella.

Es una delicia…no la cambiaría por una cerilla.

La busco…

No vibra…habla, habla, habla…grita, gime, investiga, es cerril, pretenciosa.

Más que impresionante, es una mujer perdida que no se vende, se regala por sentirse amada.

Se regala…y es linda, es bella…más que la luna insomnica.

Y me gusta…y la busco en colchones húmedos, en el flujo derramado, en el semen desperdiciado…y le encuentro sonriente.

Me gusta, y es ella…

Pero no se le compara a la devastación de la marea.

Está aquí presente…

En el desecho de mis dientes, en los huesos dolientes, en la depresión, en la obsesión maldita.

Y es bella…tanto como enfermedad venérea, así es ella…

Se apodera con pasión, te pudre, te enferma, te duele, te infecta…

Pero te gusta…es linda…y no la cambias aunque tu sexo caiga.

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