PAPITAS MAGICAS

PAPITAS MAGICAS

Federica Rogeles

28/07/2020

Crecer…sinónimo de independencia, afán de libertad, idea de madurez… apetencia feroz por salir corriendo de la casa que me vio crecer.

Ganar distancia entre tu primera mujer amada para correr en la búsqueda de todas las demás

Eso es lo que siempre desee…libertad e intimidad para hacer con mi tiempo lo que quisiera, para utilizar mi espacio y desfogar mis entrañas con extrañas.

Ahora tenía todo aquello deseado, espacio, mujeres y libertad…pero sentía que algo me faltaba… me recostaba cada noche sobre la cama con su crujido, que era el sonido más excitante en mi habitación, la lengua se me hacía agua y cerraba los ojos.

Porque mi cabeza se encontraba evocando libidinosamente las papas en rodajas que parecían nadar (danzar) sensualmente en el sartén que sostenía mamá, en su mano brotaban hermosas y sutiles venas verdes al sostener (el cucharón) la pala de fritos con que batía el espeso líquido sobre las descoloridas y flácidas rodajas, que parecían sumergirse esperando una cálida caricia. Era magia observar cómo la palidez de las rodajas se iba tornando amarillenta tras cada movimiento, y el ardor de las llamas ahumadas que brotaban del fogón de petróleo, generaba en las papas una especie de endurecimiento al entrar en contacto con el sartén. El aroma del almidón con el aceite hirviendo lograba despertar cierta excitación desde mis vísceras hasta mis papilas gustativas… mis pupilas se dilataban al descubrir que sus manos de mago eran inmunes al fuego… yo solo me deleitaba mirando cómo sacaba del aceite esas rodajas tostadas, que iban a parar a un plato florido de porcelana en que arrojaba con sus tres dedos pizcas de polvo de hadas para darles ese sabor a mar que tienen los cuerpos. Yo era protagonista de este festín, de un brinco mis manos las engullían calientes, y mis labios babosos hambrientos no daban tiempo para saciar mi morbo alimenticio.

Ahora el gemido más profundo de mi cuerpo provenía de mis tripas que chirriaban entre antojos por poseer aquellas papitas fritas de mamá.

Podía ir a la tienda cuando quisiera, y comprar papas, plátanos, chicharrones y más…parecía demasiado, pero solo eran frías rodajas metidas en una bolsa con aire, que únicamente me generaban hastió como todo lo demás, no había en ellas ni una pizca de hogar… Cuando me fui tenía hambre, de explorar el mundo, hambre de independencia y libertad… la de hoy no era hambre sensual, era hambre mental de tantos momentos de fantasía que tenía con su presencia, y aquellas papitas que no podía sacar de mi cabeza lograron hacerme ver que lo único importante es lo mágica que es mi mamá.

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