Cuando las lágrimas rueden por las mejillas, el hambre regurgite en los estómagos, la miseria toque las puertas con gruesos y oxidados candados que jamás se abrirán, y la maldad extienda su manto fúnebre sobre la fuente sacra del orbe. La mirada altiva dirigirá su horizonte al firmamento, el corazón, y los muertos.
Y de sus almas mustias caerá de soslayo la gota seca
Y de sus pies de barro, su corazón de piedra.
* Imagen: Créditos a su creador.
Luz Marina Méndez/08072020/ Derechos de autor reservados.
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