El día veintitrés

El día veintitrés

Federico Berón

17/11/2017

Uno lo ve en documentales, en la tele, lo escucha decir. “Tipos que naufragan y sobreviven lamiendo plancton de las paredes de la balsa salvavidas” y siempre buscándole la vuelta a las cosas para superarlas, hasta el último aliento de vida.

Observa esas cosas desde esa comodidad de la vida automática y pasteurizada en la que uno vive. Pero quizás oculto en un rincón de su corazón, incluso se atreve a pensar que “por ahí lo tiene”. Que quizás en una situación realmente límite uno sacaría de adentro su «espíritu animal», eso a lo que le dicen: “Natural Fuerza de la Supervivencia”.

Pero no, che. Lo vengo pensando desde cada uno de los veintidós días que llevamos flotando en esta balsa. Y creo que ya pasó tiempo suficiente para poder darme cuenta de que efectivamente yo no soy de esos.

Yo soy de los que se rinden.

Lo pensé mucho. Mucho.

Hasta incluso caer en la cuenta de que si hubiera usado todo ese tiempo en pensar alternativas, soluciones, pensar de manera positiva, ya a esta altura quizás tendría varias hipótesis de salvataje. Eso fue lo que terminó por impulsarme.

Ahora por fin ya se pone el sol. por fin deja de chamuscarnos la piel.
Además, esta noche no va a haber luna. Cuando se duerma voy a ahorcarlo. Y tirarlo al mar. No

voy a tolerar que alguien sea testigo de la enorme cobardía que va a gobernarme de aquí en adelante.

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