Mi secuela por la forma en que me dejaste, es una sensación permanente de injusticia. Tiene ese sabor, el de aquello que no es justo, pero es verdad.

Es el sabor de un domingo malintencionado, el de una realidad inapelable, el de todo aquello que no se puede alcanzar por más que uno estire los brazos y haga así con las manos.

En la derrota existe un instante, ese instante en el que pensamos que podría haber una oportunidad más.

Es pensar que el casino podría hacer una excepción conmigo, yo pierdo tras haber apostado todo lo que tenía y ellos ya ganaron demasiado. Pero esa segunda oportunidad nunca la da, debe seguir ganando.

Una sensación constante de injusticia, esa es mi secuela, una de las tantas.

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