Me gusta bailar en noches oscuras, en noches donde se bañan de sueño con lluvias ligeras; con regazos de miel y eterna dulzura… Mis ojos no desean apagarse con el velo del candelero y la música se vuelve ligera y admirablemente fantástica; Como mi propio cuento de magia, como el cuento esperado de cada noche; El suave soñar con ojos abiertos; diseño viajes esperados, diseño mi ultimo beso, mi ultimo brindis, y mis últimos deseos; Y resulta que somos diseñadores de nuestros propios destinos… Quien diría que fue un sueño en eterno ensueño de nuestras manos robadoras en tibios pómulos blancos; ¡Quién lo diría!

 

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