¿Alguna vez has sentido que tu mundo se apaga y se enciende otro?

Estás solo/a, no hay nadie cerca. Sabes que es el momento. Y el lugar.

Y vas preparando todo para viajar a otra dimensión y dejar este mundo.

Tomas la primera dosis y comienza el viaje lentamente…

Empiezas cerrando los ojos,  mientras se agudizan las primeras ondas sonoras.

No sientes efecto al inicio, así que aumentas la dosis poco a poco.

Hasta que te sumerges y sientes que ya no estás en el mundo que vives.

Vas sintiendo que tu cuerpo está listo para moverse bajo esa droga.

Se te enchina la piel cuando sabes que el ritmo empieza apoderarse de ti completamente.

Escuchas las voces que entran en tus oídos y te llegan al corazón.

Entiendes el significado de lo que es sentir.

De repente ves luces traslúcidas, y te ves llegando al escenario.

Eres el centro de atención de todo el mundo entero, y no paran de admirarte. 

Transmites emoción.

Mueves la cabeza, los pies, las manos, sacudes tu cuerpo, agitas tu pelo…pues es la sustancia que ha llegado a todos tus sentidos.

Te das cuenta que eres el/la protagonista de la fiesta, del video, de tu vida y robas la atención de todos a tu alrededor.

Sientes poder y haces lo tuyo, disfrutar y divertirte. 

Sin parar lo sigues consumiendo por más de 1 minuto. 

Es más, quizás continuas con otra dosis más, antes de perder el ritmo y el estado de éxtasis.

Brincas de emoción porque la nueva dosis es mejor que la pasada.

Entonces aumentas la porción de felicidad al punto de no reconocerte. 

Y a este nivel te encuentras en la versión más pura de ti.

Continuas, 

Continuas 

Y continuas.

Hasta que empiezas a sudar todo el cuerpo por tanto movimiento corporal e imaginativo en el que has estado.

Por fin te cansas. Y paras.

Abres los ojos, y te das cuenta que estuviste drogado/a durante una hora o un poco más. Pero sonríes de igual manera. Porque lo disfrutaste todo.  

Te sientes como nuevo/a, feliz, sin miedo, con ganas de enfrentarlo todo. 

Vuelves a nacer con más entusiasmo. Con ideas nuevas que crear. No hay más estrés…

Concluyes que sientes un profundo amor y placer por esta droga de la música. Y que volverás a consumirla.