Prisionero de la máquina y de mi espera,
salto en el sosiego de un momento,
y quiero grabar en ti las alegrías.
Nuestro iglú se desmorona vuelto invierno
y tu tez se ampolla inmensamente.
Prisionero de la máquina y de mí espera,
por tus canales se desplazan los mares,
y las olas revuelcan tus espacios.
En ti se asientan jardines con los inviernos nacientes,
y con ellos ves marchitar otros horizontes.
Papel:
Eres la piedra de mí gliptica,
yo, una isla de los vientos de la inmensidad.
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