Si me fuera mañana.

Si me fuera mañana.

Piel de lobo

27/03/2020

Si supiera que mañana fuera mi último día no dormiría en toda la noche. Pondría mi canción favorita a todo volumen una y otra vez como si fuera la primera vez que la escuchara. Con una copa en la mano bailaría como si en ello se me fuese la vida. Me pondría mi vestido favorito a juego con mis mejores tacones. Y me pintaría los labios con ese rojo vivo que tanto me gusta. El de las ocasiones especiales. Saldría de mi casa a la vez que sale el sol. Con el pelo mojado al viento para que me peine a su antojo. Directa al coche que el tiempo vuela y voy a contrarreloj. No dudaría en marcar el rumbo en el gps ni en dejar de pisar el acelerador. Me saltaría todas las normas por llegar cuanto antes a mi destino. Y para que mentir, si me voy a ir, necesito sentir adrenalina. Necesito sentir todas las emociones del mundo. Y nadie mejor que él, éxtasis para mi último aliento. Me lo comería a besos desde el primer segundo en el que sube al coche. Después le vendaría los ojos para darle mi última sorpresa. Le diría millones de veces te quiero por el camino. Hasta bajar del coche y coger un avión. Rumbo a Lanzarote que ya nos estaba esperando. De la mano caminaría con él por esas calles que bajan a la playa, que nunca antes hemos visto. Hasta encontrar ese restaurante en el que comer en su terraza, con el sol de frente y el mar a nuestras espaldas, sin dejar de ser nosotros las mejores vistas. Pediría una sangría de cava, o dos o tres, que importa si hoy se pierde la compostura. Lo que no puedo perder es ni un segundo en el que disfrute con la persona a la que amo. Le contaría todas esas cosas de mi que no me dieron tiempo. No sin antes escucharlo a él. Le recordaría tantas veces cual fue nuestro recorrido, la suerte que tuve y tengo cuando está a mi lado. Le mentiría diciéndole que mañana jamás volverá a verme. Que me perdone pero no puedo hacer nada que interrumpa su bella sonrisa. Solo quiero seguir mirándolo eternamente, aunque sea por un día. Correría hasta la orilla del mar. Lentamente para que acabe alcanzándome. Y justo cuando lo tenga detrás, tropezaría intencionadamente para que intente cogerme. Lo que intento yo es caernos juntos para rebozarnos con las olas. Como niños, que es lo que nunca podemos dejar de ser cada vez que estamos cerca. Y entre risa y risa, con ropa y acabar sin ella, llega esa tormenta de verano. La que tiempo atrás él me nombró. Solo faltaría nuestra canción aunque en nuestro ojos podemos escucharla. Así cada vez más cerca volveríamos a hacer el amor, una vez tras otra hasta que llegue la noche y la madrugada. Hasta que no me quede ni un pedazo de su piel por recorrer con mi boca. Y llore lágrimas de placer. Sentirme más libre y salvaje que nunca. Pues así es como siempre me sentí con él. Sin jaulas ni ataduras en esta y en mil vidas seguiría siendo presa de su alma. Elegiría siempre sus brazos en el final de mis dias. Elegiría su calma en mitad de cualquier tormenta. Él es ese rayo de luz cuando la oscuridad se acerca.

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