No tengo en mente saber de ti.
Perdón.

Tampoco me interesa saber como te fue el día de hoy.

Perdón.

Ya no hago mención de ti; tampoco cuando pienso a largo plazo en todos mis planes.

Perdón.

Quizás mañana entiendas que todo esto es dicho con delicadeza, (como aquella vez): “Nada es para siempre”-Me decías.
Y lo hacías con tanta firmeza…

Creo que tu y yo sabemos que las palabras hieren, te lo dice alguien a quien han herido. Y alguien quien a herido.

Pero eso ya lo sabes.

En fin…

No hay justificación para tu huida. No, no la hay…

¿Y hoy vuelves arrepentida?.

Ahora… ¿que mas piensas?

¿Que tengo un semblante frío?.

(Me causas simpatía.)

Debo reconocer que, lo bueno de tu ausencia…

Y de tus palabras…
Tan frias.

Tan directas.

Es que, en el camino al agobio me tropecé con una persona herida, tanto como yo. Tanto como tu hoy en día.

Y ahora tu estas sola.

Y ahora yo estoy curado…

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