LOS PELIGROS DE LA ESQUIZOFRENIA

Mel se levantó esa mañana de una cama mojada de transpiración. Una pesadilla, recurrente, que no la dejaba descansar.

Fue a la farmacia, apoyó la receta sobre el mostrador, el dependiente la miró y dijo:

–Ah, Alprazolan…¿ No es esto lo que recetan para la esquizofrenia ?

–No es para mi–dijo Mel temblorosa.

–¿ Ah, no? –Entonces debe ser para alguna de sus otras personalidades.

El fantasma del dependiente y todos sus otros fantasmas rieron.

Mel, alquilaba un piso sobre una disco, que , a pesar de estar acustizada y el sonido no escucharse, el piso y las paredes tenían una especie de estática, que le daba una sensación desagradable, dado que si bien era casi imperceptible, era absolutamente constante. Por eso el piso era muy barato.

Mel vivia con una amiga, en realidad se hizo amiga cuando, en un llamado a la solidaridad televisivo, pidió sangre para una pequeña operación que debía realizarse. Su amiga tenía su raro factor RH.

Una mañana Mel le pidió a su amiga que se fuera, que necesitaba espacio, y al contrario de lo que Mel pensaba, Rosa sonrió, le dió un beso en la mejilla, y en dos horas había preparado su equipaje, y se fue.

Una tarde, luego de volver de su consulta, que era principalmente para obtener una nueva receta, se encontró con la entrada de la disco perimetrada por la policía, con el habitual dibujo del cuerpo del asesinado dibujado por la policía científica. Un oficial que estaba en la puerta, al verla querer entrar al primer piso donde vivía, le dijo

–Ud vive el el piso de arriba, necesito hacerle algunas preguntas.

–Pero ¿Por que?, Yo casi no estoy nunca en el piso.

El oficial, al percibir un nerviosismo patológico, le indicó que descansara, que pasaría por la tarde, y que no se preocupara, que era solo rutina para el papeleo.

Por la tarde sonó el timbre, al mirar por la mirilla, Mel, vió un hombre de espesos bigotes, una campera de lona con las mangas recortadas, que le dijo que venía a reparar un circuito de luces de la disco. Mel le pidió que viniera en otro momento…Al segundo le dijo que esperara, y le preguntó si tenía alguna identificación, a lo que el hombre le mostró la credencial de la compañía de reparaciones. Mel lo dejó entrar pidiéndole disculpas.

–No hay problema–replicó el técnico

–Después de todos los asesinos que están en el barrio hay que tomar precauciones.

El hombre bajó a la disco. Mel llamó a su amiga.

–Hola Rosa, estoy verdaderamente apenada por haberte pedido que te vayas, siento que te eché de la casa…

–No te preocupes–Respondió Rosa. Necesitabas tu espacio, y asi lo entendí.

–Gracias Rosa…

–¿Como estas?

–Bien, ven a verme algún dia…Estoy tomando la medicación…Lo estoy sobrellevando…Gracias.

Mel se metió a la ducha, eso solía calmarla. Siempre se preguntó porque en las internaciones se daban duchas frias para calmar a los internos en crisis. No pudo encontrar respuesta.

La ducha la relajó, y la pastillas despertaro su deseo sexual, este era un efecto paradojal del medicamento…Bajó a la disco envuelta en ropa sexy, y le dijo al electricista:

–La vida está hecha de momentos…Aprovechemos el nuestro…

El hombre la abrazó, Mel se soltó, de un manotazo encendió las luces psicodélicas y gritó:

–Atrápame..Y seré tuya!!!! jajaja…Tuyaaaaaaa

No quiero cansarlos con los detalles de la persecución erótica, que no resultó tan glamorosa como creíamos que sería, ya que el técnico resultó apuñalado, y Mel con una crisis nerviosa. Asi la encontró la policía, y Mel fue internada nuevamente.

Un nuevo oficial fue destinado al papeleo burocrático, volvió a la escena del crimen, el piso, tocó la puerta y atendió Rosa. El nuevo oficial le dijo que debía hacerle unas preguntas, Rosa, relajada, lo invitó a beber un trago, y aunque estaba de servicio, aceptó un Martini seco.

El oficial le dijo que ella era también sospechosa, dado que en la clínica estaba registrado que ella tenía el mismo RH de sangre, pero que el cuerpo forense había encontrado dos ADN distintos con el mismo factor de sangre.

–¿Ah si?–Dijo Rosa asomando su cabeza al living donde estaba el oficial.

Tomó un cuchillo, y sonriente, le dio la bebida al oficial antes de apuñalarlo.

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