A la chica del columpio
Estaba allí, pacientemente esperando,
como si hubiese sabido,
como si hubiese tenido
alguna garantía.
Pasaron días, meses, años;
pasaron personas, amores,
líos, enredos, días soleados, noches estrelladas.
Martes, era martes, lo recuerdo,
el día que dejó su espera,
el día que se manifestó
y dejó la indiferencia.
Apareció sentada, esperando a que pasaran
los días, los meses, los años,
los amores, las personas;
entonces los vientos nos llevaron,
tal vez por azar,
al mismo tiempo, al mismo lugar.
Dejamos de no existir en el vacío;
bastó una mirada, una tarde
y un columpio
para ser fenómenos del uno al otro
amantes y amados.
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