Ya no tardas en llegar

Ya no tardas en llegar

Alexsandra Conese

08/11/2019

A veces me pongo a pensar en lo difícil que puede ser para muchas personas conciliar el sueño y lo fácil que ha sido para mí echarme a dormir y roncar… Pero apareciste últimamente, y cada día se hace más difícil… Me lleno de insomnios que vacían mis ojos, se me llenan las ojeras de tanto pensarte. Han pasado varios días y he querido borrarte para siempre de mi mente, aunque nunca imaginé todo lo que me iba a costar sacarte de mí. Tus besos, tu olor, tus caricias, tus brazos, tú.

Ha sido poco el tiempo, pero para mí se ha sentido como una eternidad, porque me quedé amando sola.

A veces salgo a la calle y veo a las personas pasar, y pienso. Y vaya que pienso. Y me confundo. Por eso después no quiero volver a salir a la calle y ver a la gente pasar, porque te veo a ti y primero me siento segura de lo que he decidido, pero dos minutos después no se lo que siento con claridad, no se si amo los recuerdos o a ti como pareja, y siento que me podría volver loca. Y ellos opinan, y ellas se burlan, y todos se meten pero hacen de cuenta que no, y yo sigo sola, tratando de que mi día transcurra con normalidad, sonriendo a cada paso habitual… Y anhelo que no llegues, que no se apague la luz del sol, que no vuelva a caer la noche con tu recuerdo. La maldita noche. Esa que cada 15 minutos me grita tu nombre, esa que apachurra mi pecho y hace llorar mi alma y me hace añorar tus abrazos y tus besos. Aparece tu recuerdo y se pasea bailando y cantando de un lado a otro por mi cabeza.

No se cómo dejarte, y vaya que lo he intentado, pero creo que así tiene que ser, supongo. Guardar los recuerdos, cerrar la maleta y seguir adelante. Ojalá hubieras sido un poco más egoísta de lo que eres, como para pedirme que me quedara. Lo hubiera hecho. Quizá hubiera sido todo más fácil. O quizá no. No lo sé.

Todos me aconsejan que le de vuelta a la página, y lo he hecho; como ocho veces, o tal vez diez. Como ocho veces le he escrito el final a este cuento, pero las otras dos las he dejado en puntos suspensivos. Porque a tantas sonrisas, tanta felicidad y tanto amor, no es fácil decirles adiós.

Pero ha llegado el momento de despedirme, porque ya no tardas en llegar, junto con la noche, junto con mi insomnio, junto con mis lagrimas intermitentes y sus ganas de no dejarme dormir… Tú, ya no tardas en llegar.

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